Por: José E. Oviedo Landestoy (El Gordo Oviedo)
Cuéntanos,
a todos los que aprendimos a quererte por tanto tiempo y que hoy te decimos
hasta luego, dónde encontraste la magia inspiradora de la belleza, de la
alegría y el compromiso de tus canciones.
Dinos,
dónde aprendiste a conjugar, en el trayecto siempre joven de tus siete décadas
de vida, la humildad, la coherencia y la honestidad que marcaron tu trato con
los demás.
Explícanos
el secreto de tu pasión inextinguible, por esa mujer del noveno cielo, que
compartió tus penas y tus glorias, te regaló dos hijos y un montón de detalles
llenos de cariño, dulces advertencias y cuidados, de esos que agradecemos hasta
en el último suspiro.
Revélanos de
tus recuerdos los preferidos, haznos cómplices silentes de tus andanzas por los
patios y las esquinas del mundo e invítanos a escuchar un son y una bachata
para seguir bailando contigo.
Recuérdate,
que no se te olvide, los almuerzos especiales de los martes donde el Gordo y
Soraya, no faltes a la cita gastronómica de los jueves donde Yumaila y Roberto,
posiblemente volvamos a desayunar, los domingos, en Buen Provecho o en
Cappuccino, y te aviso que Lucía 203, ya tiene casi listo la puesta en escena
de tu próximo concierto.
Prepárate
para seguir presente entre nosotros porque como nos dice Benedetti: *“Creemos
en la gente y somos militantes de la vida, y no podemos, y no queremos que la
canción se haga cenizas”.*
*¡Te
queremos mucho, Vitico!*
Santo Domingo, D. N.
19 de julio de 2020
19 de julio de 2020
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