Por Francis Santana*
No sólo son revolucionarios y deben ser parte de una gran unidad nacional progresista y patriótica, quienes están organizados en determinados grupos de izquierda, esos son (somos) los menos en la actualidad.
Hay cientos de miles de hombres y mujeres honestos/as en nuestro país, que luchan permanentemente junto a sus comunidades, que aman su patria y que siempre han estado prestos a dedicar sus mejores esfuerzos a favor de un cambio político verdadero, que tienen que ser parte de esa gran unidad nacional, para que la misma pueda alcanzar sus elevados objetivos.
Ellos/as también forman parte de las filas revolucionarias y deben ser integrados a una gran unidad para luchar por el poder y derrotar a la oligarquía criolla y la dominación extranjera.
Requerimos de una poderosa unidad que incorpore lo mejor de la clase obrera, del campesinado, de la pequeña burguesía, a los religiosos que caminan al lado de los humildes para despertarlos, a la juventud sedienta de oportunidades, a las mujeres que requieren igualdad, a los ambientalistas, a los sectores más avanzados de nuestra intelectualidad e icluso a soldados que respetan al pueblo y que no se han manchado con la corrupción, con el crímen, ni con el narcotráfico.
Si construimos una unidad de esa magnitud, seguro que será posible vencer.
Es decir, una unidad tan amplia y diversa, que sólo excluya a los enemigos del pueblo y de la patria, que en nuestra sociedad no es más que un puñado de politiqueros corruptos, grandes burgueses, terratenientes, generales y sotanudos anti-cristianos que siempre han vivido postrados ante el imperio y acumulando inmensas riquezas mediante la explotación y el engaño a nuestra gente honesta y trabajadora.
La unidad para avanzar sostenida y ascendentemente hacia el poder, tiene que ser una unidad no sólo de la izquierda y de las fuerzas progresistas actualmente organizadas; debe y tiene que ser una gran unidad de lo mejor y más cualificado de la sociedad dominicana, comprometido con un auténtico proyecto de liberación naciónal y social.
¿Qué es difícil esa empresa? Es cierto; pero no imposible.
Si dedicamos nuestras mejores energías a esta causa y nos disponemos a rectificar a fondo los graves errores que en materia de política unitaria hemos cometido históricamente, no tendríamos duda alguna, de que podemos vencer... y de que venceremos.
Fuente: Tomado del muro de Facebook de Francis Santana.
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