Por Narciso Isa Conde
El capitalismo imperialista es cruel en su relación con la naturaleza humana y no humana.
El capitalismo neoliberalmente globalizado es todavía más cruel. Es peor que las pandemias y se torna más drástica su crueldad en estos tiempos de COVID 19.
Esto, sin detenernos en analizar cuántas culpas tiene en la gestación de estos virus que periódicamente, cada vez con intervalos más cortos, están azotando la humanidad e imponiendo ajustes empobrecedores peores que los auspiciados por el FMI y el BM.
El Dios Mercado impera. No se regula la competencia. No se controlan los precios.
El “libre mercado” se impone como falacia, solo libre para los monopolios, oligopolios, bancos globales y para todo aquel con capacidad de especular, o pertenece a la membrecía del Club del Capitalismo Parasitario.
La burguesía productora, cada vez menos preeminente, sube los precios en tiempo de crisis; y la intermediaria, especula en forma brutal.
Los combustibles suben, aunque la demanda de petróleo disminuya.
Cada eslabón de la cadena de comercialización le pone un plus, un más, a los precios de las mercancías que distribuye para vender.
La usura y la extorsión se despliegan a sus anchas.
Todo sube, menos los salarios. La carestía, las suspensiones y despidos, los bajan o suprimen.
Sube incluso lo que no debería subir. Suben el desempleo y el sub-empleo. Suben a millón la pobreza, la pobreza extrema, la indigencia, el hambre y las enfermedades.
En medio del agravamiento de la crisis sanitaria -presente el negocio de la salud, ampliado por las políticas privatizadoras- suben los precios de medicamentos y servicios médicos, paralelamente al alza de los alimentos y a la escasez de comida.
Las mega-mineras pretenden dejarnos sin agua.
Quienes controlan las vacunas anti-Covid, imponen precios altos, cobran por adelantado e incumplen los plazos de entrega.
Los mega-capitalistas disponen de fortunas que no pueden gastar en varios siglos y se resisten a saldar la deuda social con los pueblos empobrecidos. Son súper-ricos y se empeñan en aumentar sus capitales, empobreciendo más aun a los pueblos.
Convierten en un negociazo el ¡QUEDATE EN CASA!, instrumentando el trabajo y la educación a distancia, reduciendo de paso los gastos fijos. Venden cada vez más computadoras, tabletas, celulares…a precios cada vez más alto. Sus plataformas digitales y sus medios televisivos y radiales multiplican ganancias.
La salud como negocio se expande.
Los bancos lavan más dinero y obtienen más beneficios que antes.
Pasa igual con sus Administradoras de Riesgos de Salud (ARSs) y las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFPs).
De acuerdo a informes secretos filtrados, cinco Bancos Globales -el JP Morgan, HSBC, Standard Chartered Bank, Deutsche Bank y Bank of New York Mellon- lavaron recientemente dos trillones de dólares procedentes de redes criminales, carteles de las drogas, funcionarios corruptos y empresarios mafiosos.
Las elites burocráticas y tecnocráticas al servicio del capital, lejos de soltar sus escandalosos privilegios, los incrementan en medio de la crisis.
Todas las discriminaciones funcionales al afán de lucro de la gran burguesía se potencian en medio de tantas tensiones. El machismo, el racismo, la homofobia, la xenofobia… se reproducen muchas veces a escalas dramáticas, y son extremadamente útiles para sobre-explotar a sus víctimas y convertirlas en mercancías. Las retoricas que las condenan van siempre detrás de los hechos que evidencian que las raíces del mal perduran.
Las desigualdades se profundizan.
CAUSANTES DE LA DEUDA SOCIAL Y BENEFICIARIOS DEL DESPOJO
Los gobiernos al servicio del gran capital declaran que están imposibilitados de regular los precios y contener los abusos de poder porque son respetuosos del “libre mercado y los derechos consagrados”.
Los dirigentes empresariales, en tono prepotente, le dicen a los gobiernos “que la Constitución y las leyes no se le permiten intervenir”, porque impera la “libertad de empresa y el respeto a la sagrada propiedad privada” sobre los medios de producción, distribución y servicios.
Obvian los derechos de los que ha sido despojada casi toda la humanidad., para defender al 1% de los mega-capitalistas que controlan el 50% de las riquezas del Planeta, a 17 conglomerados financieros que controlan colectivamente los 41.1 billones de dólares en una red financiera global. Que su vez invierten en 2,047 empresas del mundo calificadas por la Revista Forbes como las mas importantes , entre ellas Medios de Comunicación, Mineras e Industrias diversas, destacándose las del Complejo Militar-Industrial, las de las áreas de la salud, energía, seguridad, micro-electrónica, robótica, informática y aéreo-espaciales. (1)
Defienden solo sus “derechos”, con muchos otros agregados, incluido el derecho exclusivo al ejercicio del poder político supranacional y a la forma de gobernar el mundo y decidir sobre los contenidos de políticas y estrategias globales, que hoy ejercen preeminentemente solo los ocho hombres más ricos del mundo, entre los que sobresalen estos seis:
-BILL GATES (EU), con una fortuna de 88,800 millones de dólares.
-AMANCIO ORTEGA (España), 84 mil millones de dólares.
-JEFF BEZOS (EU-Amazon), 82 mil millones de dólares.
-WARREN BUFFETT (EU), 76.2 00 millones de dólares.
-MARK ZUCHENBERD (EU-Facebook), 56 mil millones de dólares.
-CARLOS SLIM (México-EU-Claro, 4,500 millones de dólares. (2)
Y, claro, no se quedan atrás los SOROS, ELON MUSK y la FAMILIA ROCKEFELLER.
Esos magnates, y otros más, constituyen la cúpula de la Burguesía Transnacional, esto es, de la Clase Capitalista Transnacional, que desbordó las fronteras nacionales de los países de mayor acumulación de capital, para conformar una especie de Gobierno o Estado mundial, que usa como instrumentos multilaterales y supranacionales las siguientes entidades: FMI, BM, FORO ECONOMICO MUNDIAL, CONSEJO ATLANTICO-GRUPO BILDEBERT, COMISIÓN TRILATERAL, OTAN y PENTAGONO (sus brazos armados y policías globales) BANCO DE PAGOS INTERNACIONAL, G8, G20, OMS, OMC y sus enclaves dentro de los Estados de las grandes potencias.
Esa es la quinta esencia del “globalismo”, que ahora vuelve a ocupar la Casa Blanca y el Capitolio de los EEUU, vestido con el traje del Partido Demócrata; por lo que no hay que hacerse ilusiones con lo que pueda producir en los reajustes de la política exterior de un imperio sensiblemente afectado por la pérdida de hegemonía a nivel mundial, por la multi-crisis sistémica que padece la civilización capitalista occidental y por la profunda y radical división del poder y de la sociedad estadounidense.
La herencia que le dejan a la humanidad antes de retomar la Casa Blanca y el Capitolio puede resumirse así:
…“una crisis humana, en la que la pobreza, la guerra, el hambre, la alienación masiva, la propaganda mediática, la destrucción del medio ambiente, están alcanzando niveles que amenazan la supervivencia de la especie humana.” (3).
Pero al mismo tiempo quienes se consideran dueños del mundo cargan ahora con su propia crisis y sus miedos a las insurgencias de los pueblos oprimidos y de la humanidad mal tratada, con el agravante de que la Covid 19, manipulada a beneficio de esas elites capitalistas, potencia la tendencia a los estallidos sociales y la necesidad de transformaciones radicales en dirección al nuevo socialismo, porque agrava la crisis social a nivel global y acelera la declinación del gendarme EEUU.
Ahora es más evidente que en el curso de la actual pandemia, dos vertientes cruciales de la declinación de EEUU, la pérdida de poder mundial y la crisis interna acompañada de una grave división, se han profundizado y se retro-alimentan; lo que ha favorecido, en término relativo y por méritos propios (en cuanto al manejo de la crisis de salud y a su impacto económico depresivo), a China, a Rusia y a todo el bloque de países y movimientos liberadores que adversan al hoy maltrecho Coloso del Norte.
DECADENCIA, DIVISIÓN Y PERSPECTIVAS
Las decadencias dividen el poder de sustentación de los grandes imperios y le abren cancha a las rebeldías multitudinarias y a las liberaciones.
El rol de las corporaciones transnacionales estadounidenses en la conformación de la clase capitalista transnacional y del poder supranacional que ha construido, afectó a importantes sectores burgueses apegados a su Estado Nación y a una gran parte de de la fuerza de trabajo que históricamente ha sido favorecida y beneficiada en el contexto de la supremacía blanca impregnada de un racismo extensamente hegemónico.
La recolonización neoliberal, la exportación de capitales y empresas, los procesos migratorios de la periferia dependiente hacia la metrópolis, el impacto de un creciente ejército multi-racial de mano de obra barata de procedencia “tercermundista”, la financierización del capitalismo con los bancos globales a la cabeza, la degradación de la cultura productiva norteamericana y la súper-rentable sobre-explotación de la mano de obra social y culturalmente más vulnerable (fuera y dentro de su territorio) , han generado intensas tensiones sociales, han potenciado el racismo y la xenofobia, y provocado una profunda factura interna.
Al interior del capitalismo estadounidense, la contrapartida al globalismo y a los poderosos “globalistas” , ha sido el nacionalismo chauvinista, el intento de volver a privilegiar el Estado Nación sin dejar de ser imperio y un cierto aislacionismo fuera de época.
Esto -impregnado de una alta dosis de racismo, despotismo, xenofobia y conservadurismo de todo tipo- ha generado un pensamiento y prácticas neofascistas, muy bien acogidas por una gran parte del Partido Republicano y mas allá de sus filas; actualmente bajo el liderazgo extra-partido de Donald Trump y acompañado del denominado “movimiento trumpista” de inspiración nazi-fascista; todo esto se ha convertido en factor de poder dentro del “Estado profundo” y en una gran fuerza de masa, lo que fractura profundamente el poder y la sociedad estadounidense.
Son dos opciones diferentes al interior de un imperio decadente. No se trata simplemente de más de los mismos, sino de dos variantes del capitalismo altamente gansterizado, que conciben de manera distintas las recetas a aplicar para su supervivencia en medio de esta mega-crisis; que tienen preferencias, concepciones, aliados, bases sociales e intereses diferenciados.
Una con mucho mayor poder y mayores intereses a nivel global, pugnado por más control interno. La otra mucho más débil hacia el exterior (aunque creciendo como neofascismo), pero con bastante capacidad competitiva (institucional y extra-institucional) a nivel interno, esto es, dentro del Estado Federal, los Estados que lo componen y sus respectiva poblaciones; y también como fuerza corporativa, factor militar y paramilitar; con bastante cohesión y capacidad perturbadora.
Ninguna de las dos plausible.
Con la presidencia de Biden, la gestión del PD y el peso de los “globalistas” en esta nueva gestión presidencial y congresual, habrá cambios y nuevas iniciativas, aunque no para favorecer la autodeterminación de los pueblos, los intereses de la humanidad y de la Madre Tierra, sino modalidades diferentes de dominar, alianzas y retóricas distintas. No pocas de ellas con antecedentes en gestiones anteriores del PD.
Venezuela y toda nuestra América fueron particularmente impactadas por el veneno y las engañifas “demócrata-globalista”.
En lo interno la cuestión racial, migratoria y los programas sociales y anti-covid tendrás que ser tratados de otra manera, desde intereses diferenciados y visiones distintas.
Habrá variaciones y manejos más flexibles y tolerantes que podrían temporalmente aliviar tensiones. También continuidad y no de cosas buenas. Más bien de prácticas esenciales del capitalismo imperialista, que finalmente predominan con toda su crueldad.
La retórica será más hábil y engañosa, y en la práctica veremos desplegarse la combinación del “poder suave” y el “poder duro” sugerida por los ideólogos de esa corriente imperialista; que a la larga, en fase de declinación y desesperación imperial por el terreno perdido, será más “dura” y agresiva que “suave”. Pero con influencias, dependencias y alianzas en el Hemisferio Occidental que le permite hacer la guerra, con sus nuevas modalidades, y recibir galardones de paz.
Así las cosas, -conocido de quienes se trata y sus antecedentes imperialistas respecto a nuestra América- es válido recomendar guiarnos más por los hechos que por las palabras, a plena conciencia de que la crisis sistémica es de tal dimensión y profundidad que ninguna de esa formulas lograrán evitar la insurgencia global de la humanidad oprimida.
Es válido tener muy presente que el cuadro de declinación de EEUU y decadencia del sistema imperialista occidental favorece los procesos de soberanía y liberación social.
Porque, en verdad, tanto se aprieta de diferente manera la tuerca que se rompe el tornillo. Esta confrontación con la elite de la clase capitalista transnacional es cuestión de vida o muerte para nuestros pueblos en lucha contra el coloniaje y para la humanidad oprimida y amenazada de extinción, por lo que el torrente antiimperialista mundial y la coordinación internacional que lo pueda impulsar es un desafío crucial.
¡Por lo que la construcción de una INTERNACIONAL ANTI-IMPERIALISTA, de profundo contenido anti-sistémico, se torna cada vez más necesaria!
(1) Peter Phillips.-MEGA CAPITALISTAS. La elite que domina el dinero y el mundo, INTRODUCCIÓN de William Robinson, págs. 19 y 20 12, Edición 2019-Barcelona.
(2) Informe Internacional de OXFAM 2016, Obra Citada, pág. 23.
(3) Obra Citada. Peter Phillips, pág. 12
29-01-2021, Santo Domingo, RD.
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