Por: Rafael
Chaljub Mejìa
Según leí en las redes, el
presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, ha hecho un llamado de alerta. Muy
inusual, porque no lo hace frente a los planes de agresión de los
norteamericanos, sino acerca de la tendencia creciente en el Partido Comunista
de Cuba, cuyos cuadros y militantes abandonan cada vez más el lenguaje
convencional de los comunistas, para incorporar a su discurso los conceptos y
las categorías puestas de moda por los teóricos del neoliberalismo.
Me llamó la atención esa
denuncia, porque desde hace mucho estoy diciendo que eso mismo está ocurriendo
en parte importante de la izquierda dominicana.
Aquí son cada vez más los que se
alejan de los conceptos y términos del marxismo para “modernizarse” y asumir el
lenguaje amanerado de las ONGs, el neoliberalismo y el habla propia de los
voceros de la burguesía imperialista.
Sabemos que el lenguaje no es
estático, sino producto del desarrollo social y tiene que evolucionar conforme
avanza la sociedad.
Pero el marxismo/leninismo como
ciencia tiene sus categorías y conceptos clásicos, como los tienen la
ingeniería, la medicina, las demás ciencias, con la peculiaridad de que al
compás del avance social aparecen nuevos fenómenos y para forjarse el
conocimiento sobre ellos y establecerse la adecuada comunicación es
indispensable que nuevos conceptos enriquezcan el lenguaje. Eso ha hecho y debe
seguir haciendo el marxismo.
Conceptos que Marx nunca empleó
se encuentran en abundancia en las obras de Lenin, las de Stalin y sus
continuadores.
El llamado de Díaz-Canel es otra
cosa. Dejar de llamarle patronos a los que se enriquecen con la plusvalía
creada por los obreros, para llamarles benignamente empleadores y a los obreros
dizque colaboradores, oculta el sello de clase y el carácter injusto de la
relación entre esos dos polos.
Hacerlo implica una concesión en
el campo de la ideología, que se reflejará inevitablemente en el campo de la
política.
De cómo en una parte de la
militancia de izquierda dominicana se ha adoptado el lenguaje amanerado del
neoliberalismo y las ONGs, vale la pena tratarlo en otra entrega.
Pero la desviación que denuncia
Díaz-Canel en su país, ha calado muy hondo en nuestro movimiento, especialmente
en algunos nuevos militantes, que no fueron formados en la doctrina clásica del
marxismo ni hoy sienten atracción por su lectura.
Es algo digno de atención y ya
volveremos sobre el tema. Pero parece que tanto en Cuba como aquí, aquello de:
“Volver a los Clásicos”, es hoy más necesario que nunca.
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