Por Manuel Salazar
Dolarizar es poner el dólar como moneda de circulación nacional en el país que
lo decida. Hacer que la moneda de los Estados Unidos de Norteamérica sea la de
"curso legal", con las propiedades de reserva de valor, unidad de
cuenta y medio de pago, que son las esenciales del dinero.
En República Dominicana sería quitar el peso y poner el dólar.
El presidente recién electo de Argentina hizo la promesa en campaña electoral
de dolarizar ese país.
Otros países lo han hecho. Ecuador, El Salvador, en América Latina.
Y no han resuelto los problemas de sus pueblos. A las oligarquías y dueños de
la economía si les ha convenido; pero a los pueblos, no. Es obvio. Por eso la
han asumido las clases dominantes y sus gobiernos.
La idea parece sencilla, y hasta simpática para mucha gente que no conoce el
trasfondo de esa medida.
El dólar es más fuerte que el peso, dicen algunos, que no ven siquiera el tema
de la soberanía nacional que comporta esta cuestión. Porque el peso hace parte
de la identidad nacional y si se le sustituye por el dólar hay una afección a
la soberanía del país. Es un tema político relevante.
La política monetaria del país quedaría a cargo de la Reserva Federal
Norteamericana. Las decisiones en el sentido que sean que pudiera adoptar esa
institución repercutiría en nosotros los dominicanos independientemente de que
las queramos, necesitemos, o no.
Los ajustes que necesite la economía dominicana en materia monetaria en busca
de estabilización, o controlar la inflación, no podría hacerlo como lo hace el
Banco Central ahora, porque es la Reserva Federal Norteamericana la que
manejaría todo lo referido a la moneda.
Pero además, para asumir el dólar como moneda de curso legal, el país que lo
decida tiene que disponer en la Reserva Federal Norteamericana de una cantidad
de dólares que sirvan de respaldo a la cantidad de dólares que circulará en la
economía nacional.
No se trata de poner la máquina a imprimir dólares. Sino que esa cantidad que
se quiere circular, tiene que tener un respaldo depositado en la Reserva
Federal Norteamericana.
Para dolarizar, hay que tener dólares en esa Reserva.
La cantidad de pesos que las personas tengan a manos o en cuentas
bancarias se convertirían en un monto nominal menor. Porque se cambiarían a la
tasa vigente al momento de la decisión. Si se produjera ahora mismo, la persona
que disponga de 54 millones de pesos, tendría un millón de dólares. A la tasa
de 54 pesos por cada dólar.
Pero, si se ha de tener dólares en la Reserva Federal que sirvan de respaldo a
los que circularán en la economía nacional, ¿surge la pregunta de cómo
conseguirá el país esos dólares?
¿Cómo consigue dólares el país?
-Exportando.
-trayendo turistas.
-Hipotecando o vendiendo sus recursos naturales.
Las exportaciones y el turismo dominicanos tienen en los salarios bajos a los
trabajadores uno de los elementos esenciales de la competitividad. Es decir,
que para seguir exportando u ofertando el país como destino turístico, tendría
que mantener la restricción salarial como componente fundamental, e incluso
restringirlos más.
La sobreexplotación a los trabajadores devendría como condición para sustentar
la dolarización.
La inversión extranjera para explotar recursos naturales, como la minería, por
ejemplo, sería también una fuente de captación de dólares, y se entiende fácil
que esto equivaldría a dañar el medio ambiente, y entregar el patrimonio
nacional al capital extranjero.
Argentina tiene mayores recursos que la República Dominicana. Pero en general,
la lógica para dolarizar su economía sería la misma: exportar a los precios más
bajo posibles para poder competir a escala internacional, y esto quiere decir,
restricción salarial y daño intensivo a sus recursos naturales.
Además, es desatinado asumir el dólar como moneda de curso legal en un momento histórico
en que esa moneda está en colapso y pierde hegemonía en las transacciones
económicas internacionales.
Los países como el nuestro, deben proponerse producir; diversificar su
producción nacional; desarrollar sus fuerzas productivas nacionales; desarrollar
su mercado nacional; ampliar y diversificar el intercambio económico y
comercial con otros países. Deben terminar las relaciones de dependencia, y
salir de la práctica económica regida por la ley de las ventajas comparativas
que han impuesto los países imperialistas desde hace décadas, según la cual
países dependientes deben especializarse en uno que otro renglón económico y exportarlo
para importar todo lo demás que no producen. Una lógica en la que los países
impedidos de desarrollo producen dólares para comprar de todo a los países
desarrollados.
Manuel Salazar
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