Por: Narciso Isa Conde
Si los contagiados/as con síntomas son muchos/as, los
asintomáticos hay que multiplicarlos por diez de acuerdo a la experiencia
mundial, y corresponde sobre todo a niños/as, adolescentes, jóvenes y adultos
no mayores y no enfermos; por lo que la cifra de portadores sanos sin detectar
es elevadísima.
“Convivir con la covid-19”, por tanto, es mucho más fácil y
menos riesgoso para un amplio segmento de nuestra sociedad integrado por niñez,
juventud y adultos/as mayores que no padecen de diabetes, hipertensión, cáncer,
obesidad, enfermedades cardiovasculares y hepáticas, baja defensa,
desnutrición…; lo que traduce en mayor vulnerabilidad y altísimo riesgo de
muerte y deterioro de la salud para la mayoría empobrecida, población enferma y
adultos/as mayores.
La “covid-normalidad”, pues, puede encajar bastante bien con una
parte de la sociedad que tiene condiciones para “contagiarse sin enfermarse” o
“sin enfermarse gravemente”; y, de paso, contagiar a la parte vulnerable para
la que esa convivencia es sumamente peligrosa.
Esto es más grave por varias razones: los/as que se saben no
vulnerables, o poco vulnerables, no tienen formación para proteger o cuidar a
los/as de altos riesgos.
Una gran parte comete grave irregularidades en cuanto al uso de las mascarillas o nasobucos y al distanciamiento físico, autoridades que saben reprimir pero no instruir, establecimientos empresariales y áreas de servicios públicos que violentan las normas sanitarias y un transporte en “conchos, voladoras y moto-conchos” que es un desastre sanitario.
Así mismo, el alto grado de hacinamiento y la medicina como
negocio, son peligros públicos permanentes. Las posibilidades de sanación de la
población vulnerable se reducen porque el énfasis se pone en el gran negocio de
las vacunas atadas a la OMS y los grandes consorcios capitalistas de la salud;
y porque la OMS -condicionada por esos intereses- pone poco énfasis en los
remedios e incluso bloquea tratamientos baratos eficaces en alguna medida.
Y para colmo, no existe un plan nacional que contemple
fortalecer el sistema inmunológico de cada ser humano; ni un programa
particular que le dé un tratamiento especial (mapeo de pruebas y atención
concentrada) a los principales focos de infección y le otorgue un sitial
especial -con normas apropiadas, asistencia social, económica y salud de
calidad- al sector de la sociedad impedido de “convivir” con este virus y de
acceder a la llamada “Covid-normalidad”.
Esto revela que la pandemia, inducida o no, pero evidentemente
manipulada, está siendo enfilada cada vez más contra lo que el capitalismo
neoliberal denomina “población sobrante”, con un espíritu clasista
criminalmente maltusiano.
Fuente: https://elnacional.com.do/covid-y-normalidad/
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