Por Narciso Isa Conde
Las alianzas o
asociaciones público-privadas (APP) son tan viejas como la era neoliberal
del capitalismo imperialista. Se inscriben dentro de las recetas
transnacionales en materia de privatización del patrimonio público-estatal y
del patrimonio natural (suelo, subsuelo y sobresuelo) de las naciones;
especialmente de aquellas recolonizadas por los países centrales del sistema
imperialista occidental.
Las leyes sobre APP -siempre cortadas por el mismo patrón
hegemónico- no excluye intromisión aun se trate de aéreas que se entiendan
vitales en términos sociales, o estratégicas en materia de soberanía; tales
como agua, salud, educación, energía, puertos, comunicación, aeropuertos,
autovías, transporte, bosques, minas, costas, biodiversidad…
La concepción que las impulsa se ajusta a un esquema de corrupción
legalizada, de asalto a la propiedad social, a los bienes comunitarios, a
las obras y servicios públicos, a los recursos naturales…
Implica situar los intereses y las ganancias privadas como
determinantes de todo, incluido el propio Estado y sus instituciones.
No repara en privatizar los grandes colectivos humanos, sus
aportes, su trabajo, sus cualidades, su relación con la naturaleza no humana… y
lo hace para el disfrute de una minoría deshumanizada y dispendiosa.
Pero tampoco excluye servir de escenario a la corrupción no permitida en
el status legal vigente, sin consecuencias institucionales mayores.
A propósito de esto último vale traer a colación esta breve reflexión
sobre lo acontecido en Perú en los últimos 25 años respecto al rol de las APP
en el plano puramente delictivo:
“Todos
estamos indignados con la corrupción. Esta compromete a los tres últimos
gobiernos y si a estos se suma la ocurrida durante el gobierno de Fujimori
incluye a todos los regímenes neoliberales de los últimos 25 años. Su principal
medio han sido las asociaciones público- privadas (APP) con el objetivo de
lograr la asignación de la infraestructura y servicios públicos, permitir
sobrecostos y acotar beneficios”
“La corrupción no sólo compromete a las
máximas autoridades políticas y a la tecnocracia que los avaló por motivos pecuniarios,
sino además a los usuarios delictivos, intercambio futuro de favores, sumisión
u omisión; también ocurre por un marco regulatorio laxo que la hizo posible.”
(Germán Alarco.-Corrupción,
neoliberalismo y asociaciones público-privadas // 21/02/2017)
EL GRAN ASALTO DE LO QUE RESTA POR PRIVATIZAR.
Hasta la llegada de la COVID 19, que desnuda todas las vertientes de la
multi-crisis del capitalismo mundial y sus expresiones nacionales y locales en
el centro y en la periferia del sistema, la nefasta obra del neoliberalismo y
de las propias APP seguía inconclusa.
Cierto que la pandemia mostró
el nefasto producto de esta civilización burguesa decadente y su agravamiento a
la luz de las persistentes recetas neoliberales.
Cierto que sacó a flote el
deterioro de los sistemas de salud a consecuencia de las privatizaciones, y
aceleró y precipitó la crisis integral de mayor profundidad y extensión a lo
largo de su historia.
¡Cierto!
Pero además, la pandemia -dada
su velocidad de contagio y su manipulación desde los principales centros y
corporaciones del sistema imperialista occidental- ha paralizado y
semiparalizado gran parte de las actividades económicas; operando a la
vez como una especie ajuste global drástico, que empobrece Estados y pueblos
periféricos, y afecta amplios sectores de las economías centrales; creando así
condiciones para nuevos procesos de concentración de capital y apropiación de
riquezas a cargo de las corporaciones más fuertes y activas en el contexto de
la crisis sanitaria mundial y en medio del repunte y expansión de los déficit
estatales.
Estados y gobiernos
prácticamente quebrados, disponiendo de patrimonios públicos y riquezas
naturales, que por falta de liquidez no pueden activar por cuenta propia, pasan
a ser presas fáciles de las oligarquías capitalistas transnacionales y locales,
que poseen enormes reservas financieras y siguen (una parte de sus integrantes)
operando sus negocios y hasta obteniendo más ganancias que antes del desplome
parcial de las economías.
Los mandamases del
sistema dominante abren las llaves a un endeudamiento externo de gran
envergadura, condicionado a la vez por las imposiciones del Banco Mundial y del
FMI.
Activan y amplían el capítulo
de las APP para producir iniciativas que posibilitan utilizar recursos
estatales y sobre todo riquezas naturales todavía no privatizadas, mediantes
formatos engañosos de alianzas estatales-privadas que favorecen
fundamentalmente a los grandes socios capitalistas.
Nutren los presupuestos
estatales deprimidos al costo de “empeñar” el país.
Entre los nuevos préstamos, que
fluyen por ambas vías, y las disponibilidades crecientes de las facciones más
poderosas de los inversionistas privados, (radicados en el país
respectivo o en el exterior), se está constituyendo un poder de
financiamiento adicional dirigido a apropiarse completamente de los Estados,
sus presupuestos, las empresas quebradas, las diversas vertientes del
territorio y los potenciales negocios contemplados en las leyes y reglamentos
que le sirven de sustento a las APP.
Las disponibilidades que nutren
esa rapacidad se están concentrando en entidades financieras invulnerables al
nuevo coronavirus, en las farmo-corporaciones y otros empresas del sector salud
y seguridad social (incluidas las ARS y AFP privadas), en las compañías mineras
(que continúan operando y expandiéndose), en el complejo militar industrial
financiero (que sigue con su “guerra global infinita”), en los carteles de la
informática (que se están sirviendo de la crisis con un cucharón gigante), en
las cadenas alimenticias y en otros sujetos capitalistas actualmente activos y
en procesos de engorde.
¡NO
SE CAEN, HAY QUE TUMBARLOS!
El neoliberalismo, al tiempo de
exhibir sus lacras, no cesa en sus metas privatizadoras y desnacionalizadoras.
La crisis de por sí no lo
tumba, ni desplaza sus raíces capitalistas. Ese poder no cae por sí solo. Hay
que tumbarlo y eso es tarea de los pueblos oprimidos, sobre-explotados,
excluidos… y de sus fuerzas activas y de vanguardia.
En este instante está en
marcha un verdadero asalto del gran capital a lo que resta por privatizar en el
marco de un intento de vuelta a la economía real, a las bases materiales de la
producción.
Los gobernantes de los países
dependientes, como es el caso de nuestra República Dominicana, mentalmente
re-colonizados, han puesto en venta, a precio de vaca muerta, toda la riqueza
disponible; usando entre otros recursos una asociación subordinada que termina
en manos de un solo socio: el gran capital privado, que ahora celebra el
relanzamiento de las APP.
Por eso urge activar la
contrapartida de necesidades, luchas y demandas imperiosas.
De indignación, organización y
conciencia.
De rebeldías y propuestas
transformadoras.
De rupturas imprescindibles y
creación de lo nuevo
La contrapartida soberana, anti-neoliberal, anticapitalista…definidamente socialista.
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