Por Baraguá
En la hermana Cuba, el pasado 2 de noviembre celebraron el 61 aniversario de lo que hoy son las escuelas de cuadros del Partido. Aquí, en el Estado español, los y las revolucionarias aún no tenemos un Partido Comunista fuerte que aglutine y conduzca la lucha y el anhelo de construir una revolución socialista. Y es obvio que, si no tenemos Partido, tampoco tenemos escuela para formar a sus cuadros. Por pura lógica, todo esto propicia que, en definitiva, tampoco tengamos revolución ni se la vislumbre.
En esta cárcel de naciones que es este engendro que llamamos
España, aún andamos derrochando esfuerzos en saber qué “nombre” con “apellido”
comunista es el más auténtico. La palabra comunista aparece en demasiados
partidos, movimientos, grupos etc, pero nada se concreta con ellos, entre ellos
ni sin ellos.
El proletariado, en un porcentaje muy elevado, carece de cultura
política. Por eso, cuando se mueve, muy a menudo lo hace en dirección contraria
a sus propios intereses. El proletariado está huérfano de una dirección que le
motive y le convenza. Y esto, por supuesto, es aprovechado por el enemigo de
clase, que obtiene resultados altamente satisfactorios.
La unidad, imprescindible, hoy es una quimera. Mientras tanto,
la oligarquía con sus agentes al frente de las instituciones burguesas, con sus
brazos armados (que para mayor humillación los costeamos los y las
trabajadoras), así como con el enfermizo e insultante apoyo de la
socialdemocracia, vive en constante regocijo.
Esto también entra dentro de la lógica: con nuestra inoperancia,
los y las que pertenecemos a la clase obrera se lo ponemos en bandeja. ¿Hasta
cuándo? ¿Cuánto tiempo más tenemos que aguantar las humillaciones a las que
todos los días nos someten los enemigos de clase?
Sin un Partido Comunista (UNO SÓLO) que aglutine y
conduzca al proletariado, la revolución socialista siempre será una quimera.
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