Por: Fortune Modeste Valerio
"En los tiempos difíciles el número de vacilantes aumentan; en los tiempos difíciles - y eso es una ley de la historia- hay quienes se confunden, hay quienes se desalientan, hay quienes se acobardan, hay quienes se reblandecen, hay quienes traicionan, hay quienes desertan. Eso pasa en todas las epocas y en todas las revoluciones". Fidel Castro
De los tiempos difíciles nadie se escapa, de una u otra forma nos llega a la puerta. Estamos expuestos a ser estremecidos por estos acontecimientos involuntarios, en cualquier momento. En países como el nuestro, donde el día más claro llueve y al peso se le llama tolete, con reiterada ocasiones, nos exponemos a los avatares de la vida, se repiten con frecuencias.
Los momentos difíciles nos hacen más fuertes, si sabemos lidiar con ellos; utilizando los procedimientos adecuados, la condición mental ideal y las herramientas precisas. El nivel ideológico y político es importante, pero no imprescindible, ya que renombrados intelectuales, dirigentes revolucionarios, sindicales, populares, etcéteras, se han rendido, caídos como una guayaba podridas, a los pies del enemigo de clase.
¿Por qué señalo el nivel ideológico y político? Porque es la base teórica que fundamenta el accionar de los seres humanos. Esta proviene de la estructura económica en que se erige la sociedad. Puede ser burguesa o proletaria. La capa intermedia, la pequeña burguesía, se inclina a la burguesía por su condición de clase. Su variación depende de la conciencia revolucionaria, si la tiene. Muchas veces la camuflajean.
De ahí que los que han resbalado, en el movimiento revolucionario, se deslizaron en una pendiente enjabonada fríamente calculada; resultado de una despiadada lucha ideológica. Sin darse cuenta, actúan como si nada ha ocurrido; quizás, pensando que la historia solo registra sus momentos estelares. Ayer, caían cobardemente asesinados; hoy, se entregan pendejamente, sin escrúpulos, a los privilegios y beneficios del capitalismo.
De la década del 60' a nuestros tiempos, se han presentado momentos muy difíciles en el movimiento revolucionario. Desde la desaparición, eliminación física de la crema y nata, cúpula de dirección, de la revolución, divisiones al granel, hasta la aplicación de un chapeo bajito, sin tirar un tiro, para conquistar a dirigentes, militantes, simpatizantes; y organizaciones enteras. Una ofensiva brutal del imperialismo en complicidad con la clase dominante que le han dado muy buenos resultados.
En esa lucha frontal contra el capitalismo, hemos sacado la peor parte, al no digerir en forma saludable las enseñanzas de la ciencia revolucionaria. Y extraviar los objetivos, procedimientos y las herramientas que amerita un paciente, como la sociedad dominicana con muchas complicaciones. Si usted no identifica, a tiempo, la enfermedad, muy probable no pueda solucionar su dolencia.
No todo es negativo. La lucha y sangre derramada no ha sido en vano. La frágil democracia que disfrutamos, hoy, es fruto del trabajo político y sacrificios de nuestros héroes y mártires. La historia registran momentos difíciles ante un fuego cruzado y muy diversos, para contener el auge de la revolución.
La lucha política no tiene nada de emocional, superficial;
fundamenta su práctica en el análisis concreto de la realidad concreta, sin
inventos. No se debe cometer ni el más pequeño error, porque se puede pagar
caro. La política es como la guerra, vuelve con tu escudo, o sobre él.
Por eso, sostengo, entre otras cosas, que hemos sacado la peor parte y debemos
corregir los errores, a tiempo, para poder avanzar. Y no quedar, rezagado, esperando la
guagua.
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