Por: Narciso Isa Conde
El primero: que las elecciones iban “sí o sí” garantizando las
medidas sanitarias que impedirían grandes riesgos para la salud colectiva. Eso
sería como ir en coche a comprar a los supermercados.
Sin embargo, hechos y resultados muestran una campaña, una concurrencia
a las urnas y unas celebraciones, más que contagiosas. Todos motivos
previsibles de un rebrote de la pandemia con ribetes trágicos.
El segundo: que estaban dadas las condiciones para una
re-apertura económica, la cual entrando a la segunda etapa se infectó y se
desplomó, y no ha vuelto a levantar cabeza; sumando otro ingrediente funesto a
este trágico repunte de la COVID 19.
El tercero: que el candidato presidencial triunfante, Luis
Abinader, co-responsable de este drama sanitario y esta profundización de
catástrofe económica, a causa del aporte del PRM a la reproducción del
electoralismo clientelista tradicional y su subordinación a los intereses
empresariales del CONEP, se considera y se proclama como “presidente de
todos/as los/as dominicanos/as”.
Los hechos: un Gobierno con un Poder Ejecutivo integrado por un
presidente empresario y una empresaria oligárquica, un Ministro de de la
Presidencia del Grupo Vicini, ex -presidente del CONEP; un Ministro
Administrativo empresario y político, un Canciller Made in Usa, un Ministro de
Defensa pactado con Hipólito Mejía, un Ministro de Hacienda al que no le duele
el pueblo empobrecido, y la ratificación del sempiterno Gobernador del Banco
Central al servicio de la macroeconomía fondomonetarista.
El CONEP, la PUCAMAIMA y el poder imperial están de recitas ¡Un
presidente de todos los de arriba!
El cuarto: el mito de una próxima gestión transparente. Nunca el
capitalismo ha sido transparente. La partidocracia tampoco. Menos en esta fase
de gansterización del gran capital y su “clase política”, ambos sustentados en
una Constitución y unas leyes, incluidas la electoral y de partidos, que sirven
de base a la impunidad de los de arriba; presente además la actual Suprema y
otras Cortes, que ni son altas ni son Cortes.
En contextos así languidecen los DEPRECO, PEPCA y Comisiones de
Éticas, aun encabezados por gente honestas; y se empantanan decisiones de
procuradores y fiscales serios e independientes, entrampadas entre una Policía
corrupta y jueces venales.
El quinto: el mito del Banco Mundial-FMI -avalado antes y
desmentido ahora por la CEPAL- anunciando junto al gobierno derrotado, que por
su “robustez” la economía dominicana no iba a decrecer, sino a quedarse solo en
0%. El reciente informe de la propia CEPAL anuncia un decrecimiento del -5%. Y
es probable que resulte peor, dada la fragilidad del sistema. (19-07-2020,
SANTO DOMINGO)