Por Narciso Isa Conde
Los tres, PLD-FP-PRM,
piensan igual y han hecho cosas parecidas: favorecer al gran capital, aceptar
la condición de capitalismo dependiente y el predominio abrumador de la gran
propiedad privada; asumir la estrategia neoliberal de las potencias occidentales,
alinearse con la política exterior de EEUU y, concretamente, apoyar sus
estrategias militares, prácticas colonialistas y guerras contra la humanidad.
Este es un posicionamiento común en los tres. Desde sus respectivas candidaturas presidenciales (Abel, Leonel y Abinader), se favorecen las políticas privatizadoras de la propiedad y los servicios públicos y sociales, la salud y educación como negocios, las ARS y AFP privadas, las Alianza Público-Privadas (APP) y Fideicomiso, la integración a áreas y tratados de “libre” comercio, el desmonte de aranceles proteccionistas, el endeudamiento dentro de los parámetros, amarres e intervenciones propias del FMI-BM-BID y bancos de negocios, y el respaldo a las masacres imperialistas.
Eso explica, además, la gustosa aceptación por los tres de la presencia intervencionista del Comando Sur del Pentágono, la USAID, la DEA, el MAAG, la CÍA y el FBI. Cero objeciones a las operaciones de esos instrumentos de la dominación estadounidense en la franja fronteriza y en todo el territorio nacional. Cero objeciones a prácticas similares de la asesoría militar israelí.
Los tres asumen la Constitución y las leyes vigentes cuando les interesa y la violan cuando quieren. Aprobaron la carta magna leonelista del 2010 y se sienten cómodos/as con ella y las leyes orgánicas aprobadas, especialmente con la ley de partidos y la ley electoral, que los convierten en dueños del sistema de partidos y del régimen político-electoral, y les permite reciclarlo en favorde uno y de otro, con ventajas para el que ejerce el control del estado y sus instituciones.
Ellos y sus aliados son expertos en asistencialismos clientelistas, empleo electoralista del poder y uso de recursos del estado, compra de votos, partidos y candidaturas. Los tres agrupamientos -y no pocos de sus respectivos candidatos- acumulan grandes culpas en estafar al estado y en asociarse y proteger mafias políticas, empresariales y militares. Tienen sus corruptos preferidos y sus propias articulaciones con la narco-política; y salvo casos insoslayables, o de conveniencia política, los tres están protegidos por un manto de impunidad sistémica y varias caretas, opositoras y oficialistas.
Los tres son pro
capitalistas, neoliberales y pro imperialistas. Son racistas-anti haitianos,
machistas, anti laicismo, ecocidas… A los tres les fascinan los mega
millonarios criollos y extranjeros. La identidad ideológica y ausencia de ética
los une en el sistema, y las ambiciones los separan.