Por Narciso Isa Conde
Sí, pa que lo sepan: los dominicanos/as somos de varias cepas.
La población aborigen fue exterminada por sucesivos genocidios españoles. por una cruel esclavitud y varias enfermedades traídas desde Europa
¡Exterminada hasta que no quedó ni uno solo de los habitantes originarios de esta isla, como aconteció en todo el Caribe Insular!
Desde entonces comenzaron a primar un conjunto de cepas, mezcladas o cruzadas: españolas con aborígenes, negras con españolas y aborígenes, blancas puras, negras puras y mestizos o “mulatos”.
Más tarde llegaron árabes, italianos, judíos, japoneses, franceses, antillanos…y también se mezclaron.
Las cepas aborígenes, que fueron varias, solo registraron su ADN.
En fin, muchas cepas y muchos entrelazamientos de las mismas. Nada de una sola cepa caracterizada por su pureza. Más bien un arcoíris hermoso de seres humanos.
Una combinación de fenotipos diferentes arropada por una cultura colonialista que impuso la supremacía blanca de corte racista, en tanto negadora de la cepa negra y de toda la influencia cultural africana,
Somos africano/a-descendientes y la cultura racista se empeña en negarlo.
El blanqueado y auto-blanqueado artificial-imaginario de negros y mulatos se despliega sobre todo frente a la república negra de Haití.
Implica creerse blanco sin serlo…porque en la cultura racista, el blanco es superior al negro, al aborigen…
Un racismo español reforzado por el racismo gringo como una de las ideologías de la discriminación.
De ahí viene la profusa y costosa promoción oficial, sellada y financiada por la presidencia de la república, con eso de “dominicanos de pura cepa”; plasmado en el spot cinematográfico, técnicamente muy bien concebido y artísticamente elaborado, que nos presenta como procedente de una cepa pura, que realmente nada tiene que ver con el ser dominicano.
Ese spot niega lo que somos, oculta el componente negro en nuestra identidad, tiene un fondo racista y se despliega de cara al conflicto dominico-haitiano; fabricado desde un racismo anti haitiano, con ayuda de los seudo-nacionalismos de ambas partes.
En él los símbolos patrios, bandera, escudo Duarte, María Trinidad Sánchez, Sánchez y Mella…son manipulados en la lógica de esa falsa identidad dominicana de “pura cepa”; esto es, de una cepa despojada de la negritud, que es parte inseparable de lo que somos y fuente de un hermoso sincretismo cultural.
En esa promoción racista, Duarte parece recién salido de un salón de belleza.
Ese spot está inspirado en las mismas ideas de quienes condenan el gagá y toda expresión artística procedente de la cultura negra africana; no pocos de ellos blancos de mente y corazón, y negros y marrones de piel.
A ese crimen cultural se ha prestado el presidente de la república, en el marco de su empecinada competencia ultra conservadora con la mal llamada oposición, en la que cada quien quiere mostrarse como el campeón de los odios contra Haití, en tanto república negra, especie de un pedazo de África en Nuestra América. Odios, en fin, pro colonialistas y profundamente racistas.
Esa promo racista es un crimen cultural de alto costo y gran perversidad.
Hay que decir que si existe en el sub-continente latino-caribeño una sociedad que cuenta con una población mayoritaria negra de pura cepa y culturalmente muy africana, con idioma propio, es la haitiana; aunque también parcialmente y limitadamente mezclada.
En otros países predominan los blancos y no precisamente de pura cepa, y los hay con mayoría aborigen.
Ser negro, o de cualquier otro color, no quita la única “cepa” que nos unifica mundialmente: todos somos humanidad y como decía Martí: ¡Patria es humanidad!
Todo eso se quiere desconocer desde la ignorancia y la torpeza superflua que genera un racismo supremamente blanco inyectado a la clase gobernante-dominante dominicana por la cultura neocolonial de las potencias imperialistas blancas, que no cesan de despreciar a las poblaciones de sus dependencias neocoloniales con poblaciones de diversos colores y otras culturas.
Es una vergüenza para este país que las organizaciones que integran el sistema de partidos del régimen electoral (salvo pequeñas organizaciones progresistas o de izquierda) y muchas otras entidades, asuman la ideología racista anti-haitiana e impregna la competencia política de esas nocivas ideas; sin reparar en sus funestas consecuencias para la preservación de nuestra identidad como pueblo y la vital recuperación de la soberanía como nación.
Vale decirlo con fuerza: somos dominicanos/as de varias cepas y procede reivindicarlas todas, pa que lo sepan.