Por Narciso Isa Conde
En el presente mundial resaltan cuatro grandes señales que marcan la pérdida de hegemonía del imperialismo estadounidense, que sumadas e interconectadas entre sí, y agregadas a las vertientes más relevantes de la multi-crisis que impacta la civilización capitalista occidental, determinan su actual proceso de decadencia. Veamos:
1. -CRISIS INTERNA
La COVID 19 ha desnudado, en
dimensiones superiores a todas las antes evidenciadas, la crisis degradante que
estremece la sociedad estadounidense.
Una crisis acumulada previamente y
profundizada a continuación por la COVIDE 19, que se traduce en:
-Deterioro de su sistema
sanitario expresado en cifras récords de muertes y contagios.
-Evidencias de altísimos niveles de
empobrecimiento, desigualdades y discriminaciones de todo tipo: racistas,
clasistas, religiosas, patriarcal, contra adultos y adultas mayores,
contra la juventud, e incluso un peligroso auge de las concepciones
malthusianas promovidas por una parte de sus elites gobernantes…
-Trato brutal a la población
afro-descendiente.
-Degradación ético-moral y
deslegitimación crecientes del sistema bi-partidista, manifiesta incluso en el
debate TRUMP-BIDEN y en la denuncia de fraude, la amenaza de desconocimiento de
los resultados y judicialización del proceso.
-Agotamiento de la financiarización
del sistema económico y del predominio de la especulación sobre la producción.
-Enorme déficit fiscal y altísimos
niveles de endeudamiento externo e interno.
-Incremento de las pugnas entre las
facciones chauvinista-neofascistas y las “globalistas” del gran capital, ambas
portadoras de una agresividad militar destructiva contra el resto de la
humanidad y en intensa competencia por la hegemonía interna y el predominio de
uno o de otro en un viraje hacia un modelo que resulte del llamado “receteo” de
la relación entre la masa monetaria y la economía real, y entre ésta y el
incremento del gasto social.
-Gansterización de gran parte del
sistema político-militar y de las cúpulas empresariales, lo que determina el
auge indetenible de la delincuencia en instancias institucionales-estatales y
en importantes franjas de la sociedad.
-El crecimiento de las rebeldías
sociales y político-sociales al interior de la sociedad estadounidense,
expresándose a través de múltiples movimientos sociales masivos con tendencias
transformadoras y/o impugnadoras de imposiciones sistémicas y políticas
públicas anti-populares, tipo “Tomar Wall Strett”, confluencias de
organizaciones anti-racistas, movimiento feministas radicales y espacios de
migrantes e inquilinos empobrecidos.
En fin, aun sin agotar en este texto la agenda de las expresiones de esta crisis, se puede captar el evidente desplome del llamado “sueño americano” y de su poder de atracción a nivel interno y externo; lo que debilita el poder de sus gobernantes y su impacto en ambos planos.
2.-DEBILITAMIENTO DE SU DOMINIO EN SU MAL LLAMADO “PATIO TRASERO”: NUESTRA AMÉRICA.
A lo largo de más de medio siglo,
la estrategia de dominación desplegada por EE.UU en la región latino-caribeña,
no ha podido revertir el CICLO de cambios hacia la Segunda Independencia
iniciado por la heroica Revolución Cubana, ni tampoco aplastar la cuarta oleada
de transformaciones político-sociales desplegadas a partir de la insurgencia
zapatista en México y del levantamiento político-militar chavista en Venezuela;
seguidos de múltiples rebeldías populares y victorias electorales en pro de
conquista de soberanía y reformas sociales, y de trascendentes combates
escenificados por movimientos transformadores de diversos calibres y de
variadas consistencias políticas.
A pesar del feroz contra-ataque imperialista,
respaldado por las oligarquías capitalistas y las ultraderechas a nivel
interno, la dinámica reforma / contra-reforma, y revolución /
contrarrevolución, perdura.
De ese contraataque ha resultado el llamado
Bloque de Lima, con 11 gobiernos subordinados a la política de Washington
y controlados políticamente por las derechas y ultraderechas conservadoras y
prp-imperialistas; pero al mismo tiempo no pocos de ellos asediados por las
protestas populares y afectados por diversos grados de inestabilidad política
en medio de elevadas tensiones sociales.
Las reversiones de los procesos de
autodeterminación y la imposición de retrocesos ultra-neoliberales no han
significado dominio estable de EE.UU y aliados, ni han conjurado persistentes
tendencias a nuevas crisis de gobernabilidad.
La contraofensiva imperialista no ha podido
con Cuba ni con Venezuela.
EE.UU y sus aliados volvieron a perder el
control que lograron en Argentina con el Gobierno de Macri.
Con el triunfo de MORENA y López Obrador,
México se zafó a nivel gubernamental de las garras de las mafias políticas
pro-estadounidenses.
Los pueblos empobrecidos y reprimidos de
Bolivia, Chile, Ecuador, Brasil Paraguay, Honduras, Haití, Colombia, Puerto
Rico… no han podido ser doblegados.
En esas naciones hermanas las movilizaciones
y protestas multitudinarias se han tornado recurrentes y se radicalizan cada
vez más.
En Costa Rica crecen las protestas contra la
intervención del FMI.
Los nuevos planes de agresión a Venezuela han
fortalecido la unidad cívico-militar a nivel nacional y la solidaridad
internacional con el proceso bolivariano; incluida la firme actitud de Rusia,
Irán y China de apoyo a la soberanía venezolana y rechazo al agresivo
intervencionismo estadounidense.
Venezuela no solo no está sola, sino que está
muy bien acompañada de las fuerzas revolucionarias del Continente y del mundo,
y de los Estados no alineados al eje imperialista occidental.
Venezuela bolivariana y chavista es un hueso
duro de roer, mientras en toda la región crece la oposición a la decadente
recolonización neoliberal y a los intentos de endurecerla bajo el mando de las
derechas y ultraderechas mafiosas.
La histeria anti-china y anti-rusa de EE.UU no ha logrado detener en esta región los avances de ambas súper-potencias emergentes en el terreno económico y en el plano político en un gran número de países latino-caribeños; fenómeno que en el caso de China, por su fuerza económica, tiene proyección mundial; aunque ciertamente en algunos casos Washington logra limitar esos vínculos ejerciendo enormes presiones y esgrimiendo asuntos de seguridad.
3.-EE.UU PIERDE TERRENO EN UNA EUROPA CADA VEZ MÁS DIVIDIDA.
En Europa, el hecho de que otro de
los sueños del imperialismo estadounidense, específicamente el de la
unipolaridad a su favor, se haya esfumado, ha traído como consecuencia la
pérdida de influencia y el debilitamiento de los controles desplegados
anteriormente por esa superpotencia.
La multipolaridad la ha forzado a perder
terreno en la vertiente militar, dadas la recuperación de la
independencia y el fortalecimiento militar de Rusia, y la expansión y
modernización de la economía China.
En Europa la Rusia de Putin es un poder más
allá de sus propias fronteras.
Pero no se trata de eso solamente.
El tema China y su expansión económica y
tecnológica hacia Europa le están causando serios problemas a EE.UU.
Esos problemas se relacionan con la cuestión
comercial, la pérdida de mercado, los niveles de inversión y las nuevas
tecnologías; que a su vez impactan las relaciones políticas y los niveles de
las alianzas, y generan nuevas contradicciones, nuevos agrupamientos y
significativas divisiones al interior de la Unión Europea (U.E.) y en toda la
región.
Al quebrarse la unipolaridad y fragmentarse
de nuevo la globalización, China ha podido expandir sus exportaciones, inundar
los mercados europeos con sus productos, entrar en competencia a nivel mundial
en materia de nuevas tecnologías, posicionarse mejor en la “guerra por la
conectividad en las redes” y específicamente en lo relacionado con el tema
crucial del 5G.
EE.UU sufre de no poder competir con China en materia de precios en esas vertientes, por lo que tiende a perder espacios y áreas en las que antes reinaba sola como súper-potencia. Las razones de esa realidad hay que remitirlas a las diferencias existentes entre los respectivos regímenes salariales y modelos económicos-sociales.
El poder de la nueva tecnología y la competencia por la supremacía en el 5G.
China se ha propuesto independizarse
tecnológicamente de Occidente y lo está logrando a buena velocidad y con mucho
éxito. Lo que está pasando alrededor de la nueva generación de tecnología
digital y particularmente del 5G es una expresión relevante de esa realidad.
En ese plano ciertamente se está librando una
guerra trascendente.
En esa competencia están en juego temas como:
-La lucha por la supremacía que
implica el monopolio para controlarla y el poder de decisión para imponer las
normas de propiedad intelectual.
-El posicionamiento, más o menos
ventajoso, en la cadena del suministro para el espionaje y el boicot de
estructuras críticas, o sea equipos y procedimientos sensibles en asuntos
militares y de seguridad.
-Las ventajas y desventajas de ambas
superpotencia o bloques de alianzas en cuanto a innovación militar, guerra y
control del espionaje global desde el ciberespacio; la superioridad en
inteligencia artificial, en la economía global, y el transporte terrestre,
marítimo y espacial.
5G equivale a ojos y oídos para un mayor
control planetario.
Equivale a industria y transporte robotizado.
La correlación de fuerzas empresariales y de
poder por países en ese campo se presenta hoy de la siguiente manera:
-EEUU tiene a su interior dos
corporaciones punteras en esa nueva tecnología: INTEL y ARIEL-CORP, pero con la
limitación de que para competir con China necesita a Europa y a sus
corporaciones.
-Europa tiene dos: NOKIA y ERICSSON.
-China tiene tres: TIK-TOK, TENCENT
y HUAWEI.
-En China y en el mundo HUAWEI lleva
la delantera: imagen más nítida, transmisión más veloz, más rápida y mejor
precio, y una mejor relación entre los seres humanos y las máquinas.
-Otra ventaja de China es que las
corporaciones privadas están obligadas a actuar conjuntamente con el Estado,
mientras que en EE.UU pueden zafarse y hacer lo que le dé la gana, debilitando
la cohesión en el accionar internacional.
Eso no determina que la hegemonía está definida, pero sí que en la actualidad de esa competencia China tenga algunas ventajas importantes, lo que plantea las cosas así: o EE.UU da un salto (nada fácil), o China desbanca a su contrario. Y los expertos vaticinan que eso posiblemente necesite 5 años más para el desenlace definitivo.
Las ventajas relativas de China en el 5G influyen sobre los aliados europeos de EE.UU y erosionan su hegemonía.
Un gran número de naciones europeas son
aliadas estratégicas y dependen militarmente de EEUU. Eso le impone a cada uno
ciertas ataduras que en la actualidad están siendo erosionadas por las ventajas
que representan los vínculos económicos y tecnológicos con China.
En la actualidad Europa se mueve entre esa
alianza estratégica -acompañada de la dependencia militar y del rol
determinante del Pentágono en la OTAN- y la conveniencia del fortalecimiento de
los vínculos económicos con el “Gigante Asiático”, que incluye las conexiones a
las redes más eficaces.
Inglaterra, pese a su alianza carnal con
EEUU, provee sus redes mediante acuerdos con Huawei.
Polonia sigue cooperando con China pese a la
amenaza estadounidense de no respaldar la instalación de una base militar de
cara a sus contradicciones con Rusia.
Alemania recibe presiones de Washington para
que desista de sus vínculos con China en la vertiente de la nueva tecnología.
Alemania y Francia son las más grandes
receptoras de inversiones China a nivel europeo.
España va siguiendo esa misma ruta.
En general, los países europeos no rompen con
EEUU, pero siguen sus amoríos con China por las ventajas comerciales, el
impacto de las inversiones y las conveniencias tecnológicas.
Esto determina que Washington aumente su
nivel de presión metiendo miedo con el tema seguridad y amenazando con
condicionar la alianza militar concertada.
La reciente visita de Pompeo estuvo acompañada de muchos misiles verbales en esas direcciones y de una marcada insistencia en forjar una gran coalición anti-china, que encuentra poco eco en la Europa de estos tiempos.
La estrategia China en Europa.
La estrategia China es de largo plazo, pero
sin desistir de sus metas y avanzando poco a poco en pro de ellas, empleando a
fondo sus ventajas comparativas.
En esa tesitura ha logrado, desplegado un
eficaz trabajo de hormiga, fortalecer sus relaciones políticas en una buena
parte de los países del Este y del Sur de Europa; mientras invierte en grande
en Francia y Alemania, con buen rebote hacia Inglaterra y España. Una operación
combinada hacia el centro y la periferia del Viejo Continente, con resultados positivos
tangibles para sus intereses.
Esa gravitación del poderío chino
económico-tecnológico y realidades propiamente europeas, han influido para que,
además del polo que se nuclea alrededor de Rusia, se conformen tres tendencias
en el mismo espacio de los aliados europeos de EEUU.
1) Alemania
y Francia al tiempo de subrayar que China representa otro sistema y que en
consecuencia no puede ser su aliado, defienden la validez de sus vínculos
económicos con la superpotencia asiática y subrayan que ellos no quieren ser
segundones o subordinados de EEUU, sino mas bien “parte de un triangulo”.
2) Inglaterra
y una parte de los Países Nórdicos reconocen la validez de los argumentos
franco-alemanes, pero subrayan que no les interesa la tutela de ninguna de esas
dos principales potencias de euro-occidentales.
3)
Mientras,
en los Estados del Oriente y el Sur de Europa, crece la tendencia pro-china; y
en los pueblos -sobre todo en los del Sur- proliferan los estallidos políticos
sociales contra los nuevos ajustes neoliberales y contra la manipulación de la
pandemia a favor de gran capital. Grecia está que arde.
A esto se agrega el debilitamiento de la UE a
consecuencia de fracturas de la unidad de sus cúpulas y de las corrientes
separatistas y centrifugas en cabezada por el Reino Unido.
Así se expresa por el momento el
debilitamiento del poder norteamericano sobre el Continente europeo y las
divisiones en marcha, a propósito de los fenómenos económicos y del poder de la
nueva tecnología, pendiente todavía su desenlace pleno.
4.-EL
DECLIVE ES GLOBAL.
Esto acontece en Europa y fuera de
Europa.
El declive de EEUU es a escala global, con
evidencias claras en lo acontecido durante la crisis político-militar
ucraniana, en el posicionamiento de Bielorrusia y de otras ex-repúblicas
soviéticas, en las confrontaciones respecto a Siria, en las relaciones y
posicionamientos respecto a Irán y Palestina, y en otros conflictos
escenificados en el Medio Oriente y más allá.
En el cercano y lejano Oriente, en Asia y
África se están produciendo fenómenos que confirman el declive.
EEUU no ha logrado derrotar a Corea del Sur,
ni cambiar la realidad de Viet Nam, ni vencer a Irán.
Aún en países y territorios invadidos, la
resistencia sigue.
Las guerras les resultan como negocio
lucrativo y como medios de destrucción, pero no logran ni ocupaciones ni
formulas estables. A lo sumo sus invasiones militares dan como producto
una especie de caos incontrolable.
El poder militar de Rusia y la fortaleza
económica de China, le sale a EE.UU en todos los continentes.
No pocos Estados pequeños se tornan
respondones.
Los modelos neoliberales son también
embestidos por diversas expresiones de rebeldía de los pueblos de Asia y
África, y por todas partes las luchas por la soberanía se debate entre
victorias y reveses.
Las avalanchas de inmigrantes de los pueblos
empobrecidos y re-colonizados derriban todos los controles.
Los maltratados, calificados despectivamente
como habitantes de “Cuarto y Tercer mundo”, se vuelcan hacia las entrañas de
las potencias opresoras procurando sobrevivir.
Tal realidad -acompañada de una
gansterización del sistema imperialista occidental, de un recrudecimiento de
las opresiones y violencias funcionales a la sobre-explotación capitalista
(clasista, racista, patriarcal, adulto-céntricas) y de una crisis ambiental que
amenaza la existencia humana y la vida en el planeta- son señales claras no
solo de pérdida de hegemonía de EE UU, sino de la decadencia de un sistema y
una civilización basada en el dominio de la burguesía y en la voraz dinámica
del capitalismo.
Las decadencias imperiales nunca
se producen al margen de la agresividad, la violencia y las guerras.
En su declive los dominadores se tornan más
feroces.
Es el caso del imperialismo estadounidense y
sus aliados en Occidente y más allá, impulsores de la guerras mundial infinita.
El parto de lo nuevo será doloroso, pero
será.
14-10-2020, Santo Domingo, RD.
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