Por Fidel Soto
Dicen que no hay nada más vergonzante que un "comunista" arrepentido. Por lo general su militancia comunista fue un disfraz. Una moda, motivada por circunstancia del momento, o por un auge de las ideas progresistas. Es una forma de situarse en un determinado nivel, haciendo panegírico falso a la derecha y se atrincheran en el ultraizquierdismo petulante y rimbombante.
Pero, como a todo puerco le llega su Nochebuena, estos altaneros van a la cena, no como carne a ser consumida; sino como comensales de las ideas redentoras que supuestamente, una vez abrazaron.
Es el caso de Roberto Fulquídio. Desde su Ministerio de Educacion se está dedicando a una cruzada anticomunista valiéndose del coro integrado por Carlos Sánchez Berzain, exministro del gobierno corrupto y criminal de Gonzalo Sánchez de Lozada, del cual Evo Morales rescató para Bolivia los recursos mineros entregados por este al "gigante con botas de siete leguas".
Este Sánchez Berzain dirige el Instituto Interamericano Por la Democracia, organismo creado y financiado por la CIA. Sus dirigentes son toda una camarilla de bandidos entre los que se destacan Guillermo Lousteau, Carlos Alberto Montaner, Beatríz Rangel (venezolana), el español César Vidal y el funesto Armando Valladares.
Así, entre el amor por las Orquídeas y el anticomunismo pírrico se cuelan los cuadernillos chamuscados, no vistos, ni siquiera en el régimen de Trujillo.
Un nuevo Club se ha instalado en el Ministerio de Educación. Muy pronto veremos a Jaimito Baily, a Jorge Ramos y a todo el escuadrón pompeyano, impartir docencia a nuestros niños de primaria.
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