Una parte del progresismo criollo sigue caminando, de aquí para allá y de acullá para acá. buscando donde pueden «guisar». Algunos confían en la unidad con la izquierda, sectores sociales y populares; pero hay otros que no ven posibilidades, en esa vuelta, y están conversando con la derecha, en el poder y fuera de él, para colocar sus huevos. ¡No son bobos!
Y están en sus derechos de conversar y pactar con quien
ellos creen conveniente para garantizar lo que persiguen, como el toro a la
vaca. No se sorprendan. Hay seguidores del Che Guevara que han firmados acuerdos electorales con políticos señalados de corruptos. Todo se sintetiza en que hay que aprovechar la
coyuntura electoral. ¡Vaya perla!
Por
ese camino entran por la puerta grande al «mercado persa». Lugar señalado, la
política es un negocio, por la población y una de las causas principales del
desprestigio del sistema de partidos en la República Dominicana.
La arritmia histórica continua presente en el pueblo dominicano, en particular en el movimiento revolucionario y el progresismo, en vez de depender del trabajo político planificado, organizado y dirigido con la población, se acude a guarecerse, cuando las posibilidades se reducen, debajo de la sombrilla de la derecha.
Ahora, de buena a primera, el incipiente progresismo criollo para conseguir una curul en el Congreso Nacional, tiene que ir abrazado al conservadurismo. Y la izquierda, por igual, se siente cómoda, sacrificar el voto por la izquierda, ausentándose del certamen electoral, manteniendo una campaña desteñida y coger los mangos bajitos.
El problema es que hay ausencia en definir y tener objetivos a
corto, mediano y largo plazo. Las responsabilidades electorales, entre ellas pactos y alianzas, lo dejan para última hora, al tropezar con la dura realidad, sacrifican el todo para irse por la tangente. Y hay que celebrárselo, como si nada. Una desgracia que se repite cada cuatro años. ¡Ahí es que duele!
¿Por qué, para concertar con la derecha se prefiere ir de manera individual, personal y en grupo personalizado? Quizás, así, los beneficios no hay que repartirlos entre mucho. Es lo que he llamado degeneración política, bajando con fuerza por la Duarte con París. Y no estoy exagerando.
Conversar y pactar con la derecha no es un «pecado», para nada. Pero hay que conservar la apariencia, para que no nos metan gatos por libres. Esa pequeña burguesía inestable, trepadora y ansiosa por el ascenso político, económico y social, no se detiene en causarle daño al movimiento revolucionario y al progresismo. Ese sector de clase, como un animal desbocado, es capaz de arruinarlo todo en contar de obtener sus objetivos personales, individuales y de grupo.
La
verdad que la izquierda no tiene suerte, cuando no es Juan es Juana… Un cuadro muy lamentable: los esfuerzos para
una coalición de izquierda y progresista están en crisis permanentes; algunos
por querer voltearlo todo, y otros en búsqueda con la derecha. La realidad es
que nunca han ido unidos, en las elecciones nacionales, congresuales y
municipales, para aprovechar el proceso electoral levantando un programa de
gobierno democrático, con candidatos unitarios y con el firme propósito de
alcanzar el poder político.
Póngase, desde
ahora, a «guayar la yuca», cuando deseen alcanzar un objetivo electoral concreto.
La derecha en países subdesarrollados, lo que da es perdida al movimiento
revolucionario. ¿Lo ponen en duda? Observen la situación actual de la izquierda dominicana, languidece en
las caras impotentes de todos, y un
progresismo criollo, confuso y prepotende, que no se decide arrancar con humildad y con independencia.
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