Por Narciso Isa Conde
La civilización capitalista occidental
entró hace unas décadas en una fase de decadencia y descomposición que luce
irreversible.
Sus cambios son para peor y sus síntomas
persistentes.
Cada vez menos libertades.
Cada vez más atada su acumulación de
capitales a las guerras y al negocio de las armas.
Cada vez mayor calentamiento global,
depredación, contaminación ambiental, alteraciones climáticas y vulnerabilidad
extrema de los seres humanos y del planeta.
La vida se prolonga cada vez más
enferma y signada por la fármaco-dependencia.
La alimentación, cuanto más sabrosa, más
tóxica y propicia a enfermar.
Las desigualdades han roto todos los
récords, alcanzando niveles estremecedores y aberrantes.
Una élite mega millonaria domina inestable
y violentamente el mundo.
La mentira y la fuerza se tornan en
mecanismos por excelencia de la dominación y la opresión anestesiada.
Los medios de comunicación se han
convertido en fuentes de enajenación colectiva y la post verdad.
La vocación destructiva de la OTAN
espanta.
Las indignaciones y justas rebeldías
populares son sangrientamente reprimidas.
Por todos los poros de la superestructura
del capitalismo, desde su enorme poder electrónico, informático y digital
acumulado -junto a sus formidables adelantos tecno científicos- brotan por
inducción las ideologías del pasado que prometió conjurar y que ahora su
decadencia agresiva lo induce a apelar a ellas para tratar de contrarrestar su
erosionada estabilidad y reforzar su dominación a base de más violencia y
pérfidos engaños.
Un clasismo opulento y cruel.
Patriarcado en todas sus expresiones y por
múltiples vías.
Racismo cerval.
Xenofobia.
Fundamentalismos y oscurantismos
religiosos de todas las marcas.
Despotismo y sobre explotación.
Delincuencia que brota de sus entrañas y
convierte en funcional a su ilimitado afán de lucro.
Hambre y sed insaciable del agua,
biodiversidad, energéticos, minerales punta agotados en sus predios y abundante
en los ajenos imprescindibles para la continuidad de su ya irreversible modelo
consumista y dispendioso.
Todo se vale para apoderarse del oro, la
plata, el cobalto, el titanio, el litio, el uranio, el boro, las tierras raras,
el, opio… Golpes, invasiones, guerras, masacres, exterminios…
Todo se vale para tratar de desplazar las
potencias emergentes que ya erosionan su hegemonía mundial y para aplastar
soberanías en África, Asia y Nuestra América; reforzando la nueva colonialidad.
De esas mezclas abigarradas surgen en las
entrañas de las metrópolis capitalistas y maquinarias ideológicas los diversos
fascismos, que se reproducen al interior de sus territorios y centros de poder,
se exportan y expanden hacia sus neocolonias y dependencias en disputas.
De ahí los FN-Le Pen en Francia, AfD o el FPÖ austriaco, Vox en
España, Trump en EEUU, Bolsonaro en Brasil, José Antonio Kast en Chile y
ahora Javier Milei en Argentina.
Esto sin entrar en los detalles del
crecimiento de las ultraderechas. que en no pocos casos resultan fuentes
nutricias asociadas a los neofascismos.
· MAS ALLÁ DE LO FENOMENAL DE MILEI.
Llama la atención el hecho de que cómo los
fenómenos engendrados por la descomposición capitalista van elevando el tono
bestial de los engendros neofascistas, que a su vez la dictadura mediática del
gran capital promueve con una desfachatez que raya en lo perverso. Y ese es el
caso de Milei convertido en gran show mediático global.
Pero más allá de lo grotescamente teatral
del nuevo presidente de Argentina, es necesario apreciar que ese proyecto
enlatado realmente corresponde a una fase de la pretendida ultra
colonización de Nuestra América, a cargo de EEUU y del poder imperialista
supranacional; a contracorriente de nuestra nueva independencia y el derecho a
vivir dignamente.
Una etapa, claro está, con un destino
incierto por todas las indignaciones y rebeldías que habrá de desatar, y
cargada a la vez de muchas incertidumbres.
Vale de todas maneras ir más allá de la
superficie y resaltar las conexiones imperialistas del fenómeno Milei y las
reales intenciones del poder detrás del trono, que no ha resistido la tentación
de sacarnos la lengua y enseñar la seña.
Argentina tiene un siglo de
actividad en la producción de oro, plata,
plomo, aluminio y cobre. Barrick Gold explota
actualmente el oro de los glaciares, un crimen ecológico de gran magnitud.
La creciente demanda mundial de litio y silicio le imprimen a ese país suramericano un nuevo nivel en la demanda voraz de las corporaciones mineras vinculadas a la microelectrónica, la informática, la automovilística eléctrica y la industria aeroespacial.
En el año 2019, las exportaciones del sector minero metalífero alcanzaron los USD 5.106 millones, representando un 7,8% del total de las exportaciones argentinas. La mayor venta al exterior fue de oro y plata, con una participación de un 55,6% del total, la siderurgia con 22%, aluminio16%, litio 3,6%, plomo 1,9% y otros 0.9%.
Argentina ocupó el cuarto lugar mundial en litio, el noveno en plata, el décimo séptimo en oro y el séptimo en boro. Se trata ahora de elevar la parada al litio y al silicio dentro de un tono privatizador y desnacionalizador de altísimo vuelo.
La felicitación y valoración del magnate de Tesla, dueño de una poderosa industria aeroespacial y de comunicación, Elon Musk, respecto a la “victoria” de engendro neofascista Javier Milei en los recientes comicios argentinos, no es un simple formalismo. La señal procede del centro del Estado Profundo Mundial y se dirige al escogido por su laboratorio mercadológico, quien de seguro contó con su ilimitado financiamiento y la inmensa ayuda de su dictadura mediática.
Musk va en grande detrás del litio latino-caribeño después del su fracasado golpe de Estado en Bolivia. Argentina es su nueva estación a partir de ese atraco electoral.
Milei no es solo un fascista de nuevo tipo, ultra neoliberal, auspiciador del saqueo al patrimonio público y natural de esa nación…Milei fue el rabioso escogido para ascender vertiginosamente explotando la desesperación, la banalidad y la ignorancia juveniles inducidas por décadas; volcándolas solo contra la acumulación de fullerías del partidismo tradicional pro peronista, exculpando al gran capital privado gansterizado.
Precisamente por lo útil de su histeria esquizoide, teatral o real, y por sus confesos vínculos con la mafia calabresa del magnate Macri y otras similares, fue escogido como instrumento presidencial de una nueva etapa ultra neoliberal y ultra recolonizadora, para servir a las elites capitalista que dominan la Argentina y gran parte del mundo. A Musk le encantan tales atributos personales de Milei porque los siente muy cercanos.
Milei, por demás, podría ser usado además
como una avanzada del neofascismo en el Cono Sur y la vecina Chile podría ser
contemplada como una próxima estación de ensayo de esas fuerzas tenebrosas…
operación que podría ser facilitada por las decepciones que podría generar el
progresismo derechizante de Boric, combinadas con las potenciales raíces
electorales neofascistas de José Antonio Kast, más la existencia de numerosos
grupos fascistas y de la extrema derecha chilena que activan en esa dirección
con un fuerte apoyo militar y empresarial.
El desafío que implica esa nefasta perspectiva no admite descuido, desde ya procede salirle al paso sin contemplaciones a esa gran amenaza.
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