viernes, 4 de marzo de 2022

¿PUEDE OCOA CREER EN LAS PROMESAS DEL PRESIDENTE ABINADER?

Por: Francis Santana

Presidente Luis Abinader Corona

En el discurso pronunciado el pasado 27 de febrero en  la Asamblea Nacional, el presidente Luís Abinader dijo que: "En las próximas semanas iniciaremos los procesos para la conclusión de la carretera San José de Ocoa-Rancho Arriba..."

¿Puede confiar el pueblo ocoeño en esa nueva promesa de Abinader?

Es muy difícil que se pueda confiar en la palabra de alguien que ya nos ha mentido en varias oportunidades.

¡Muy difícil!

Porque fue  Luís Abinader quién en  campaña electoral le prometió a los agricultores de La Horma, que los apoyaría para que no fuesen desalojados y para que estos continuaran en sus tierras cultivándolas y al mismo tiempo aplicando un plan técnico de protección de los recursos naturales de la zona; y ha sido ese mismo Abinader el  que ha puesto en marcha un abusivo plan de desalojo de los agricultores, engañándolos vilmente.

Es casi imposible que la comunidad ocoeña pueda confiar en esta nueva promesa, cuando en su campaña electoral aseguró que el día 17 de agosto del 2020, al otro día de él  tomar el poder, se iniciarían los trabajos en la carretera Ocoa-Rancho Arriba, y ya tiene año y medio gobernando el país y respecto a  esa obra no ha hecho absolutamente nada.

Y es casi imposible  confiar en esta nueva promesa del presidente de la república, porque en su más reciente visita a Ocoa aseguró que en los próximos 45 días el gobierno le buscaría una salida al conflicto legal que hay con ODEBRECH sobre esa carretera, y tampoco ha resuelto nada.

Está muy claro entonces, que Luís Abinader ha venido mintiéndole a Ocoa de manera reiterativa e irresponsable.

Por tal razón, no es posible, ni correcto creer ahora en la promesa hecha en su discurso dirigido a todo el país el pasado 27 de febrero, anunciando  el inicio de un proceso para la conclusión de la carretera Rancho Arriba Ocoa.

Y si Ocoa no cree, ni confía en la palabra del presidente Abinader, el único responsable de esta justificada desconfianza es el propio Abinader, por sus recurrentes mentiras y sus burlas contra nuestro pueblo.

Por eso, todo el pueblo ocoeño, para lograr la construcción de la referida carretera y otras obras de importancia para su desarrollo, no debe confiar ni mínimamente en las palabras de Abinader, porque al parecer éste señor no tiene ningún respeto por Ocoa, ni tampoco respeta su palabra.

El futuro próspero y luminoso  que anhelan los hombres y mujeres laboriosos y honestos de San José de Ocoa, hay que construirlo no en base a creer en los ofrecimientos y falacias de los  politiqueros como Luís Abinader,  sino apoyándonos en nosotros mismos, en nuestra unidad, en nuestra lucha y en nuestra inquebrantable fe en que es posible salir hacia adelante...Y que unidos lo lograremos.

Porque está suficientemente demostrado que en la palabra de Luís Abinader; NO SE PUEDE CREER.

Francis Santana

SAN J. BIDEN Y UN LUCIFER LLAMADO PUTIN

Por: Narciso Isa Conde

Este tema tiene que ver con la santificación de la OTAN y el PENTÁGONO y la satanización de RUSIA por la dictadura mediática mundial del sistema imperialista mundial, pautada por las cadenas, agencias y centros estadounidenses; a las que se suman todas las dependencias grandes, medianas y pequeñas de todos los continentes.

RT, TELESUR, Prensa Latina tienen el mérito de no plegarse, pero no tienen el poder para evitar el alto grado de alienación y predominio de la mentira y la captura temporal de las mentes de grandes contingentes humanos.

Aquí, en República Dominicana, gran parte de la población luce drogada por una alta dosis de mentiras, falsas noticias y tergiversaciones. Es muy extraño encontrar comunicadores/as que no estén adocenados/as o influidos por ese patrón comunicacional. En muchas partes la virtualidad manipulada reemplaza la realidad. La imagen sustituye los hechos y la historia real.

 No cuentan para nada…. 

Hiroshima y Nagasaki.

 La guerra contra Corea, Vietnam, Camboya, Filipinas…

La matanza en Indonesia.

Las invasiones en América Latina y el Caribe.

Las dictaduras fascistas impuestas desde Washington.

Los genocidios del Pentágono, OTAN e Israel en Palestina, Líbano, Yemen, Libia, Siria, Irak y Afganistán.

Las masacres en África.

Las invasiones a la ex Yugoslavia y los exterminios en Kosovo.

Los golpes de Estado sangrientos a nivel planetario.

Los embargos y bloqueos empobrecedores.

Las guerras de diferentes intensidades y generaciones en Centroamérica, en Colombia, contra Venezuela y Cuba; incluidas  guerras químicas, bacteriológicas, biológicas…

Las cadenas de bases militares del Pentágono y OTAN  en todo el mundo.

Las prácticas colonialistas en Asia, África y América Latina y el Caribe.

Las diferentes modalidades de terrorismo de Estado y paramilitarismo made in Usa.

La gansterización del capitalismo y la narco-corrupción, de la que se nutren sus grandes bancos de negocios y hasta sus partidos.

Nada de eso cuenta. Todo eso supuestamente se hace por la democracia, la libertad, la soberanía y la paz mundial. Es parte de la ayuda humanitaria inspirada por su Dios.

Los adversarios y las víctimas están poseídas por Satanás. Son los invasores, son los terroristas, son los dictadores. Los jefes del capitalismo occidental son   los  grandes civilizadores. Otras civilizaciones y creencias representan la barbarie y el atraso. La supremacía blanca, la colonialidad y la violencia que de ellas emanan, son designios divinos. La santidad acompaña la conquista brutal y reconquista devastadora del Occidente sobre el Oriente.

La única soberanía que merece respeto es la de las superpotencias de Norteamérica y Europa Occidental, pero sobre todo  la de EEUU.

         ILUSIONES, FANTASÍAS Y REALIDADES

El planeta debe ser de su propiedad, aunque esto, a estas alturas, solo sea una ilusión. Pero es que para ellos la verdad es la fantasía junto a la mentira que sus "mass medias" logran imponer periódicamente,  hasta que se desvanecen por el peso de la realidad.

La reconquista del poderío perdido es parte de esa ilusión forjada a base de estigmatizar a sus adversarios de diferentes pintas dentro de esa gran competencia por la posesión de áreas geoestratégicas y el control de grandes  y valiosas reservas fuera de sus predios.

La debilidad esencial los lleva a incorporar la religión al Estado y a la política, renegando de su origen, aplastando el laicismo, copiando aquellas monarquías fundidas con las iglesias.

Todo se vale con tal de dominar y pretender extender su dominio, sin poder hacerlo.

De ahí el golpe del 2014 en Ucrania para traspasar el mando a  un narco-político pro occidental, fascistoide por demás.

En esa fecha comenzó en Ucrania la guerra desatada por EEUU y la OTAN, que en 7 años ha provocado 14 mil muertos que no se cuentan en la contabilidad de la dictadura mediática occidental, regida por una virtualidad superpuesta al mundo real, que desprecia en demasía la vida de los seres humanos y de la Madre Tierra.

Así resulta que la Rusia amenazada en las áreas de influencia propias  de las grandes potencias, con sus fronteras militarizadas por sus adversarios, amenazada por un cerco militar tendido por el Pentágono y la OTAN, debía  que resignarse a perder, aun  teniendo fuerza, condiciones y circunstancias para ganar esa disputa político-militar; disputa  librada entre el nacionalismo gran ruso y el contra-ataque de un imperialismo en decadencia, que ilusoriamente también pretende obligar a recular el inmenso poder de China y negarle soberanía a todo el que se quiera auto-determinar.

Entonces acontece que el que resiste el ataque y emprende la contraofensiva, es el gran bandido, el país agresor, el mismo Lucifer; siempre en la lógica del gran provocador, que usa la ideología como droga para capturar  mentes temporalmente cautivas y colocar al revés el mundo real.

Así se santifican a los Biden y a los  Trump, y se satanizan a los Putin y Xi Jinping.

Pero resulta que esta no es una disputa entre santos y diablos, sino entre superpotencias decadentes y superpotencias emergentes, en la que la derrota definitiva de lo que declina, después de  500 años de hegemonía y de numerosos crímenes de lesa humanidad, podría facilitar opciones distintas a  los actuales regímenes de China  y de Rusia, que definitivamente encarnen la emancipación de la humanidad.

Porque, sin negar sus grandes aportes al derrumbe de la civilización burguesa  occidental que se avizora, ni  Rusia ni China -tal y como se perfilan hoy sus respectivos modelos- pueden ser consideradas estaciones finales de las rebeldías populares de estos tiempos, ni de la abolición del capitalismo y el predominio del ideal socialista y  la felicidad colectiva.

El cielo habrá de ser tomado por asalto por una ruta alterna a todos los capitalismos imperantes. Un cielo sin santos ni demonios, solo con pueblos liberados, libertad plena y bienestar colectivo, como lo soñó el viejo Marx. (4-03-22 // Santo Domingo, RD.).

Narciso Isa Conde

jueves, 3 de marzo de 2022

UCRANIA-RUSIA O EL PASADO QUE NO PASA

Por: César Pérez


                                                              

Reducir, como hacen algunos, la presente guerra entre Rusia y Ucrania a una lectura en clave geopolítica lleva a la engañosa conclusión de que el factor determinante de esta escalada de las diferencias entre esos dos países debe buscarse en la “lógica” reacción defensiva del primero ante el expansionismo militar de los países europeos, junto a los EEUU, agrupados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN. Hay algo de cierto en eso, pero difícilmente podremos comprender el porqué de ese conflicto bélico si no profundizamos en la historia de las relaciones Rusia-Ucrania y en la naturaleza esencialmente expansionista, belicista y agresiva de las élites que gobiernan las grandes potencias económico/militar.

 

Es difícil entender el diferendo entre estos dos países, hoy en guerra, si no hacemos referencia a la tradicional actitud de Rusia hacia la gran cantidad de pueblos y nacionalidades de su entorno y las reacciones de éstos frente aquella. Putin, en recientes declaraciones afirmaba que Ucrania, al igual que los países bálticos, nunca han sido propiamente estados. En el fondo, ese razonamiento refleja la idea de las élites rusas sobre las naciones y países contiguas a su país. Rusia, incluso durante la existencia de la ex URSS. Recordemos la condena de Lenin y otros dirigentes de la revolución bolchevique, al llamado chovinismo gran ruso con que algunos dirigentes trataban a los pueblos y nacionalidades que integraron la ex Unión Soviética.

 

Recordemos la rusificación forzosa de territorios y pueblos, mediante asentamientos de millones de pobladores rusos, la expulsión poblaciones prácticamente autóctonas, como los tártaros en Crimea e imponiendo la lengua y costumbres rusas. Por eso, cuando Gorbachov inicia el proceso de liberalización del sistema soviético, surgieron viejas disputas territoriales y reivindicaciones de derechos de minorías étnicas oprimidas, que condujeron a una crisis de gobernabilidad y disgregación territorial que hicieron colapsar el sistema. Los países bálticos y Ucrania fueron los primeros en declararse independientes. Yelsin, padrino de Putin, quiso recomponer sistema mediante la llamada Comunidad de Estados independientes, CEI, de brevísima existencia.

 

La presente invasión a Ucrania se inscribe en el viejo sueño de recomponer esa CEI, incrementando el poderío territorial y militar de Rusia, tomando estados y naciones geográfica e históricamente cercanas a esa potencia. Ante el peligro de perder definitivamente a Ucrania, Putin la invade en una acción de ominosas perspectivas tanto para Ucrania como para Rusia desde el punto de vista de los costes humanos, migratorios y materiales, para las economías de Europa y en gran medida del mundo. Al mismo tiempo, estimula la producción de armamentos militares de Europa, Estados Unidos y otros países; ya Alemania anuncia su involucramiento en el conflicto, mediante el envío de armamentos militares s a Ucrania.

 

Por otro lado, tampoco debe apoyarse la OTAN, ese amasijo de ejércitos de larga tradición interventoras, cegadoras de vida de inocentes, que nunca ha titubeado en bombardear y destruir ciudades y pueblos en diversos países no europeos, no tiene ninguna autoridad moral para hablar en nombre de la autodeterminación de los pueblos ni tampoco le interesa el destino del pueblo simple ucraniano. En tal sentido, cuando no se tiene una clara visión progresista de los conflictos armados se suele ser maniqueo y, como en los deportes, se suele tomar partido por una de las partes recurriendo a más fiero fanatismo. En este conflicto, quien sin apelación tiene todas las de perder son los soldados y los inocentes, la población más vulnerable. 

 

De parte de Rusia, son los pobres soldados que ofrendan la flor de sus vidas para “gloria de la patria” la que, de hecho, sólo le pertenece a una élite rusa que desde siempre ha despreciado las naciones y pueblos no rusos. A tal propósito, vale detenerse a reflexionar sobre el fenómeno Putin. Cuando un Yelsin, Incurablemente enfermo, decide escoger su sucesor, sí de eso se trataba, de escoger un sucesor, opta por ese personaje, un ex oficial de la KGB sumamente popular porque fue quien a sangre y fuego impuso el dominio ruso en Chechenia, yugulando el secesionismo. El sentimiento chovinista gran ruso, ese ultranacionalismo cerril y corrosivo que alimentan las élites rusas en vastos sectores populares para sostenerse en el poder sirvió de base para su escogencia al frente del Estado.

 

Ese sentimiento ultranacionalista de ultraderecha, en parte, constituye una de las razones por la cual este financia a los grupos y partidos nazisfascistas en Francia, Italia, Austria, Hungría, a Trump en los EEUU y a Bosonaro en Brasil, por lo cual es un despropósito de alguna gente que se dice de izquierda apoyar a tan nefasto personaje. La guerra que ha desatado tiene una clara tendencia hacia el fracaso para él y para la población bajo su yugo. Podrá tomar a Kiev, pero el coste para mantener su ejército en Ucrania a la larga será impagable, porque el ancestral sentimiento anti ruso de gran parte de la población de ese país ha crecido de manera exponencial fortaleciendo la resistencia al invasor en todos los segmentos de la población ucraniana. 

 

Difícilmente podrá doblegar un país de más de 40 millones de habitantes, el mayor de la ex URSS, después de Rusia. Como dice la reputada historiadora Hélène Carrère, Ucrania no es Crimea, Donbas o Chechenia, puede que Putin se haya medido en un laberinto del cual saldrá irremediablemente tocado de mala manera. Pero, desafortunadamente, dejará miles de muertos y un mundo menos seguro, más débil moral, económica y políticamente-. 


Fuente:  Ucrania-Rusia o el pasado que no pasa | Acento


César Pérez


 

domingo, 27 de febrero de 2022

ABINADER Y LAS CUENTAS DEL ATRASO POLÍTICO

Por: Lilliam Oviedo

Luis Abinader Corona

El país que describe Luis Abinader es aquel cuya economía ha crecido en más del doce y medio por ciento, espera grandes inversiones en sectores como energía y turismo y ha logrado avances en salud, educación y cobertura de servicios sociales. Muy distinto a aquel país donde la tasa de desocupación superó el ocho por ciento el año pasado, el empleo informal y el de zonas francas pagan bajos salarios, los precios de los alimentos suben cada día, los servicios básicos siguen siendo precarios y el gobierno reprime para acallar el descontento popular que la manipulación del poder mediático no logra ocultar.

No es Luis Abinader el primer presidente dominicano que en un discurso protocolar de rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional describe el país que figura en los registros de Héctor Valdez Albizu, gobernador del Banco Central con un sueldo de más de millón y medio de pesos y a quien banqueros, asesores globales y politiqueros nacionales reconocen como inamovible (ocupó el puesto entre 1994 y 2000 y lo ocupa ahora desde el año 2004). 

Las frases con las cuales Abinader intenta imprimir dinamismo a su exposición del 27 de febrero recuerdan las de su antecesor inmediato, Danilo Medina, quien realizaba anuncios altisonantes para decir que cumplía su promesa de “hacer lo que nunca se ha hecho”.

Entre la demagogia y el descaro, Abinader evadió la descripción del país en el cual las mayorías cargan con la deuda externa y la pagan al transportarse, al adquirir alimentos y hasta al demandar servicios hospitalarios.

Protagonizó un espectáculo precedido por el elogioso y vacuo discurso del presidente del Senado, Eduardo Estrella, y por el coro (contratado y movilizado para la ocasión) que a su llegada a la sede del Congreso pedía la reelección vociferando “¡Cuatro más, cuatro más!”

Si en diciembre pasado posó vestido de militar para exhibir su apego al autoritarismo, el 27 de febrero dejó ver por encima del traje de gala ese mismo apego y la pretensión de presentar al pueblo una realidad edulcorada mientras negocia con la clase dominante la continuidad del abuso y el saqueo.

Reiteró su compromiso contra la corrupción y utilizó como bandera la meta de un Ministerio Público independiente, pero la promesa de justicia pierde impacto.

Sucede que muchas deudas con esta sociedad no están siendo cobradas. ¿Qué decir de las “alcancías” humanas de Leonel Fernández, de muchos de los allegados a Hipólito Mejía y de los mismos dos expresidentes? ¿Acaso no son responsables de muchos actos de saqueo? ¿Y acaso perimieron los actos de corrupción de figuras ligadas al balaguerismo que siguen financiando campañas y apadrinando proyectos politiqueros? ¿Por qué no han tenido que responder pregunta alguna el propio Danilo Medina y Margarita Cedeño? 

Con o sin las leyes que entrarían a formar parte de la definición del sistema judicial, el sistema político sigue siendo preservado mediante la impunidad.

CUENTAS QUE OLVIDÓ RENDIR

No solo su fortuna personal superior a los 4 mil millones de pesos y su vinculación con empresas offshore para multiplicar el dinero en paraísos fiscales quedaron fuera de su rendición de cuentas, también su compromiso con el atraso político y la sumisión colonialista.

¿Por qué la Cancillería emitió hace unos días un ridículo comunicado poniéndose del lado de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, y de los intereses de Estados Unidos? ¿Por qué se ha prestado a colaborar en manejos imperialistas contra Venezuela y contra Cuba? Esa pregunta no fue respondida.

A un pueblo que conoce la brutalidad policial y sabe que las ejecuciones extrajudiciales son parte de una política de Estado, le habla de reforma policial y le presenta la contratación de un policía globalista como el español Pepe Vila y la colaboración de la mercenaria y exterminadora Policía de Colombia como puntos de importancia en esa reforma. Esto, claro, con la dirección de Estados Unidos. 

Edulcorar ese discurso para presentarlo como promesa ha requerido la compra de muchas voces y plumas. 

En cuanto a la verja perimetral en la frontera, un infame muro cuyo costo se estima en mil setecientos cincuenta millones de pesos y en cuyo diseño han participado capitales israelitas ligados al Mossad (con anuencia de los estrategas yanquis), dijo que es una obra necesaria para blindar la frontera. 

“Garantizar la seguridad de nuestro país es fundamental para este gobierno. Y lo estamos haciendo. Y es por ello por lo que hemos dispuesto todas las medidas para salvaguardar nuestras fronteras, la soberanía nacional y garantizar la paz”, apuntó.

Y ganó con ello el aplauso del sector ultranacionalista y fascista que tiene entre sus voceros principales a los allegados a Vincho Castillo, cobijados en la Fuerza Nacional Progresista (FNP).

El aplauso del Consejo Nacional de la Empresa Privada, CONEP, lo obtuvo al presentar como señal de progreso el reconocimiento de la alianza público-privada en cuyo marco se pasa al control del sector privado una parte importante del patrimonio del Estado. La manifestación mas grotesca ha sido el reciente uso de la figura del fideicomiso para poner en esta situación la central termoeléctrica Punta Catalina. 

El pacto de clase y la aplicación del esquema privatizador pasan a una etapa superior.

El muro y la alianza son para dar continuidad al despojo a las mayorías. No hay que interpretar lo que es evidente.

 ALIANZA DE OBEDIENTES

La enorme inversión en propaganda logró que fuera tema efímero y de escasa relevancia en los medios nacionales el gran abuso contra parturientas haitianas (sacadas de los hospitales en forma violenta).

Y el mismo presidente que ordena el condenable hecho, otorga distinciones oficiales a saqueadores como Felipe González, quien recibió la nacionalidad dominicana en condición privilegiada.

El expresidente cuya alianza con los corruptos y contubernio con la Agencia Central de Inteligencia, CIA, y el Mossad israelí abrieron las puertas de la Moncloa a derechistas descartados, recibió esa distinción de quien se presenta como defensor de la dignidad nacional… ¡Cuánto retorcimiento!

En el año 2014 Juan Manuel Santos le otorgó la nacionalidad colombiana. 

La derecha latinoamericana debe y paga a uno de los creadores de los Grupos Antiterroristas de Liberación, GAL, terroristas y torturadores de oficio en España (y particularmente en el País Vasco).

En octubre pasado recibió la nacionalidad dominicana José Bono, quien fuera ministro de Defensa y aliado de Felipe de González en muchas de sus fechorías.  

La alianza de clase tiene varios rostros, todos horripilantes.

Y se hace larga la lista de las cuentas no rendidas por Abinader, a quien es preciso definir como un politiquero millonario y sucio de todo…


Lilliam Oviedo


sábado, 26 de febrero de 2022

¡LO QUIERE TODO! UNA CLASE SOCIAL INSACIABLE

Por: Fortune Modeste Valerio 

Desde la caída de la tiranía trujillista hasta nuestros días la sociedad dominicana le ha tocado recorrer una etapa democrática muy accidentada y dolorosa, por la falta de una clase social con conciencia política ni comprender su rol histórico. Que sea capaz de reorganizar el Estado, sus fuerzas productivas y dirigir los destinos de la república por los senderos de un saludable crecimiento y  permanente desarrollo económico y social. 

Hasta ahora el proceso democrático ha sido dirigido por grupos conservadores que utilizan los partidos políticos para alternarse el poder. Todos tienen un denominador común: servirles al sector dominante que establece las reglas del juego. Que por cierto, su poder económico es producto de sus «negocios» con el Estado. Apadrinado por la presencia intervencionista de los Estados Unidos. 

Una sociedad capitalista que no desarrolle sus fuerzas productivas y relaciones de producción, no podrá dar el salto dialéctico que le permita fortalecer una economía débil que descansa en una maltrecha industria de bienes y servicios. En los países atrasados y dependientes, el gobierno debe impulsar a la burguesía a invertir en las áreas productivas  fundamentales para la industrialización, y no vivir en el campo de la estafa financiera y a expensas de sus “relaciones” con el Estado, autoridades de turno.

El sector financiero y empresarial, moneda por excelencia del capitalismo, criollo actúan buscando, lo más fácil, sin coger mucha lucha, invertir sus recursos en actividades que no garantizan el despegue del sector manufacturero ni industrial. Su norte se dirige a transacciones con el Estado, importaciones, comercio, telecomunicaciones, etcétera. 

Las fuentes de ingresos por excelencia del Estado, el gobierno lo administra, descansa en los impuestos directos e indirectos a los trabajadores y la población en general. No tiene un plan económico y financiero que estimule, de manera sana, la producción nacional, sin ceder su patrimonio, para crear empleo. Las recaudaciones fiscales tienen mayor solidez en la medida que se dinamice el proceso productivo.

La sociedad dominicana no genera suficientes divisas para cubrir sus necesidades básicas. Se recurre a los empréstitos nacionales e internacionales, para no tocar, ni con el pétalo de una rosa, los intereses del sector oligarca burgués; otras fuentes de, ingresos, obtener dólares y recursos en la banca local. Además, los países atrasados y dependiente son inducidos a endeudarse, por el imperio, para amarrar su presente y futuro. 

El gobierno del presidente Luis Abinader y el PRM, prometió un cambio y la forma de gobernar. Hasta ahora a continuado el modelo peledeista, salvo lo relativo al Ministerio público y «justicia independiente». Sí, una manera de gobernar al servicio de  una clase social insaciable en compañía de una rancia oligarquía que no se ha cansado de ordeñar la vaca nacional. 

El tren administrativo estatal se encuentra en manos del sector privado, nombrado por el poder Ejecutivo, apuntando sus armas en aquellos sectores productivos estatales que todavía no han sido despojados por los mismos de siempre. Ahora en posiciones oficiales privilegiadas.

Los bienes y servicios estatales, codicias anhelada por oligarcas y burgueses, han sido los objetivos a conseguir por los que siempre estafan, en todos los negocios, al Estado dominicano. Y en realidad lo han conseguido en complicidades con los gobiernos de turnos; como lo hace el actual presidente Abinader y el PRM con su política desventajosa de Fideicomiso, APP y otras modalidades para confundir, engañar a incautos. 

¡Lo de ahora no tiene madre! Empresas estatales rentables que funcionan bien, se pretenden entregar al sector privado para que la administren, con todos los poderes, sin tener ningún riego; porque el Estado es responsable, garante, en caso de ocurrir contingencias inesperadas. Así si es bueno... 

No me opongo, para que estemos claros, a la figura jurídica y financiera del fideicomiso, solo que, la del presidente Abinader y el PRM es un engaño, lo de la Central Termoeléctrica Punta Catalina, no tiene perdón de Dios.

Es todo que lo quieren, sin invertir ni un chele y poner en peligro su patrimonio. Esta relación de Estado con un grupo privilegiado del sector privado debe de cambiar, para acortar ese largo tránsito democrático. Y esto solo lo puede terminar un gobierno, sin inventos, progresista y de izquierda que dirija la administración pública con equidad y sentido patriótico que, impulse la Producción Nacional y proteja los bienes y servicios estatales.

Fortune Modeste V.


 

 


viernes, 25 de febrero de 2022

LA GUERRA EN UCRANIA: EU-OTAN CONTRA RUSIA

Por: Narciso Isa Conde

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció el pasado jueves 23 de febrero una «operación militar especial» en la región del Donbas, ubicada en el Oriente de Ucrania.  

A continuación  las agencias del Imperialismo Occidental reportaron supuestas “explosiones y ataques por todo el país”, lo que parece ser un recurso para incrementar sus represalias fuera de la esfera militar.

Biden a su vez informó de exclusivas y “drásticas” sanciones económicas contra Rusia de parte de quienes sólo representan “la mitad de la economía mundial”; lo que disgustó al Presidente de Ucrania, que dice dejaron solo a ese país.

EE.UU, como súper potencia en declinación, junto al sistema imperialista occidental que todavía capitanea, está evidentemente a la defensiva en esta confrontación, resignados sus gobernantes a perder lo que conquistaron con el golpe de Estado de febrero del 2014, que estuvo acompañado de la consiguiente y cruel represión contra el pueblo ucraniano, seguida de fallidos intentos de sofocar brutalmente el desgajamiento de Lugansk y Donetsk, constituidas en repúblicas populares independientes.

       PROPÓSITOS DEL GOLPE

El Donbass es una región histórica, cultural y económica ubicada en el Sureste de Ucrania, parte de cuyo territorio está ocupado por los pueblos de Donetsk y Lugansk, que optaron por su autodeterminación y que estaban siendo masacrados por el alto mando político-militar del régimen golpista, con respaldo en armas y capacidad operativa de EE.UU-PENTÁGONO y OTAN.

Recordemos que EE.UU  y potencias europeas aliadas a esa súper potencia,  dieron el golpe de Estado en Ucrania para separarla de su alianza con Rusia forjada con posterioridad al derrumbe del sistema soviético, y para controlarla política y militarmente. 

En la base de ese golpe, que nada tuvo del amor por libertad que dicen defender los gobernantes estadounidenses, están presentes sus inaceptables ambiciones territoriales geoestratégicas y la inmensa voracidad material de un imperio decadente, empecinado en prolongar su modelo consumista y dispendioso, ya inviable.

Ucrania tiene una extensa frontera con Rusia y valiosos recursos minerales, agrícolas e industriales.

Cuenta con enormes yacimientos de litio, mercurio, titanio y uranio; además de hierro, carbón, agua y gas natural.

Posee uno de los territorios con las mejores capas vegetales del planeta (abundante humus) y se ha convertido en un formidable granero mundial, con capacidad de producción de enormes volúmenes de trigo, cebada, centeno, pastos y otros nutrientes, que posibilitan alimentar a 600 millones de seres humanos.

Es claro que las mineras, las corporaciones agrícolas y pecuarias del mundo capitalista occidental y las potencias carentes de esas fuentes de expansión del gran capital, ambicionan controlar  esos recursos; tanto como el Pentágono incorporar a Ucrania a la OTAN  y tomar posesión de las fronteras de Rusia colindantes con las ex repúblicas soviéticas, algo que quisieron imponer de manera perdurable y no lo han logrado.

        REVESES POSTERIORES

 Ciertamente no pudieron mantener el control de CRIMEA, porque Rusia  recuperó su influencia  usando su poderío militar; y más tarde han tenido que enfrentar,  a un costo de 14 mil muertos, la autodeterminación de Lugansk y Donetsk. 

Tal masacre desmiente la supuesta vocación por la soberanía y la democracia de los Jefes de Estado y magnates estadounidenses y europeos, entre los que ahora sobresalen Biden y  George Soros; ambos, pertenecientes a la “facción globalista” afín al Partido Demócrata,  han jugado -y están jugando- un papel realmente funesto en la crisis ucraniana en asociación delictiva con la jefatura político-militar ucraniana, plegada a Washington.

Con razón, luego del Golpe de Estado del 2014, el entonces presidente ucraniano PETRO POROSHENKO, declaró ante el Senado de EEUU que la guerra de Ucrania no era una guerra “solo de Ucrania, sino también de EE.UU”.

        DECISIÓN DE RUSIA COMO POTENCIA EMERGENTE

Rusia decidió impedir la determinación de los  que pretendían reconquistar a Ucrania por la fuerza, desde la Casa Blanca y desde sus respectivos Palacios de Gobierno y sedes militares.

Ellos cargan con los crímenes de “lesa humanidad” contra los pueblos de la región de Donbas, ahora ocupada por el ejército ruso a petición de sus dos repúblicas independientes, evidentemente agobiadas por ese inmenso genocidio y por sus limitadas capacidades de defensa frente a sus aviesos y poderos agresores.

Con la decisión de Putin, en representación del Estado ruso, ese peligroso conflicto  ha subido necesariamente de tono e intensidad.

La guerra, que ya existía en territorio ucraniano, ha elevado su nivel en la región DONBASS, todavía no generalizada a todo el territorio ucraniano, como pregonan las agencias occidentales para intentar justificar las draconianas sanciones económicas contra Rusia.

Es además para no creerse, pero es cierto, que como factor impulsor y catalizador importante de la agudización de este conflicto, está actuando la creciente impopularidad del presidente estadunidense Joseph Biden y del premier británico Boris Johnson. Algo que otros mandatarios de ese sistema mundial, en plan de reelección, no han tenido empacho en practicar con gran descaro en situaciones parecidas.

Hay, pues, que esperar incluso más sanciones y mayor confrontación.

Porque realmente no es un choque Rusia-Ucrania, sino entre el decadente y agresivo sistema imperialista occidental (encabezado por EE.UU) y la potencia emergente que encarna la Federación Rusa, dispuesta a recuperar influencias arrebatadas y a impedir retrocesos en la nueva correlación de fuerza mundial. 

Todo esto tiene lugar en el marco de un duro enfrentamiento global de  EE.UU y sus aliados con  el resto de la humanidad; lo que que ya ha tenido expresiones criminales dantescas en Palestina, Kosovo, Irak, Afganistán, Libia, Yemen, Siria, Colombia… y agresiones muy destructivas contra las soberanías de Cuba, Bolivia y Venezuela. 

Tan persistentes fechorías se han intensificado en la medida la pérdida de hegemonía mundial de ese sistema de dominación se ha visto desafiado por un gran polo alternativo representado por China, Rusia, Irán, los Estados independientes de Asia, África y América Latina y el Caribe, y  el torrente de pueblos indignados y en rebeldía frente a un imperio incapaz de admitir que pasaron los tiempos que lo llevaron a considerarse “dueños del planeta”.

 Y como nota curiosa, vale destacar como el presidente dominicano Luis Abinader, su esposa Raquel Arbaje y Mr. Biden, coinciden en meter a su Dios, que en fin cuentas es el Dios del Occidente imperialista, en esa guerra; presentando el conflicto como una pelea entre Rusia y una Ucrania supuestamente agredida por Rusia, llegando Biden a la ridiculez de afirmar que “Dios está con Ucrania”. 

Pero la verdad es que algo tan terrenal solo puede tener una salida airosa si las fuerzas mundiales alternativas al orden mundial impuesto por el maltrecho Coloso del Norte, logran desplegar energías suficientes para obligarlo a recular. ¡Es de esperar que así sea! (24-02-2022, Santo Domingo, RD).

Narciso Isa Conde


jueves, 24 de febrero de 2022

UCRANIA bajo guerra

Por: Manuel Salazar y Virtudes Álvarez 

Partido Comunista del Trabajo(PCT).-


La causa del conflicto militar en torno a UCRANIA,  es la lucha por la hegemonía en esa región entre Rusia y Estados Unidos. Es un conflicto entre potencias imperialistas que quieren cada una afirmar áreas de influencia y controlar  recursos naturales.

El motivo que alienta esa causa,  es el interés de los Estados Unidos, del imperialismo yanqui, de instalar la OTAN en Ucrania, y colocar una amenaza militar de alto poder en la frontera con Rusia, ponerla " a boca de jarro". 

Hay una causa de fondo en el conflicto, y es la competencia imperialista entre Rusia y Estados Unidos, que se disputan áreas de influencia.

Pero hay que distinguir esa causa del motivo. Este es la pretensión yanqui de colocar una amenaza militar cerca a Rusia, la OTAN en Ucrania. 

Los marxistas leninistas distinguimos causa de motivo.

Mientras, los comunistas, revolucionarios y demócratas defensores de la paz, debemos intensificar la lucha contra la política de guerra.

Unidad de los trabajadores y del pueblo por el progreso social, por los derechos democráticos, por el respeto de la soberanía popular y por la paz.

De nuevo soplan vientos de guerra en Europa. Se intensifica la propaganda de guerra. En Ucrania y sus alrededores sigue aumentando la mayor concentración de fuerzas armadas desde la Segunda Guerra Mundial. La situación de aguda tensión podría convertirse en un estallido de guerra que se expandiría en otros países.  

Los efectos ya se sienten por todas partes.  Aumentará más el precio del barril del petróleo, y los gobiernos cargarán a los pueblos este aumento.

El conflicto existente no surgió de repente. Ha sido preparado durante décadas de política de guerra, de la expansión de la OTAN y de la UE hacia el Este, de sanciones y provocaciones, de cambios de régimen y conflictos locales en Ucrania, de la carrera armamentista y del despliegue de misiles, del nacionalismo agresivo y del entrenamiento de militantes fascistas y la instrumentalización de la crisis de los refugiados.  

Los principales defensores y animadores de la guerra son los Estados Unidos. Su estrategia es mantener y reforzar su posición hegemónica en el mundo. Por consiguiente, su política de guerra está dirigida a:  

-  Conquistar las regiones y países que antes estaban bajo la influencia rusa e incluirlos en la OTAN;  

-  Cercar a Rusia militarmente, debilitarla económicamente para evitar que participe como un actor poderoso en la lucha imperialista;  

-  Aumentar la legitimidad de la OTAN y la cohesión interna del bloque, disciplinando a aliados;

-  Infligir un golpe a las relaciones comerciales y energéticas de los países europeos con Rusia (por ejemplo, con el bloqueo de los gaseoductos North Stream 2), con el fin de debilitar a los Estados y a los monopolios que necesitan modernizar su base industrial;  

-  Crear la oportunidad de vender gas, petróleo, armas y aviones de combate a Ucrania y a los países de la UE.  

Rechazamos  a política belicista de todas las fuerzas imperialistas y capitalistas involucradas.  

Para las masas trabajadoras, los jóvenes, las mujeres, la guerra significa cada vez más recortes en el gasto social, una presión más fuerte para aumentar la explotación;  reducir los salarios, la destrucción de los derechos de los trabajadores, así como la construcción de Estados policiales. 

La lucha por satisfacer las necesidades de la clase obrera y de las masas populares están estrechamente ligadas a la lucha contra la guerra y el militarismo, por la democracia real, por la paz y por la solidaridad internacional.  

¡Pan, trabajo, servicios sociales, vivienda, no guerra!  

Febrero 2022.

Virtudes Álvarez y Manuel Salazar