“Ser joven y no
ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Salvador Allende.
Chile un país con vasta experiencia política, jóvenes de izquierda conformaron una amplia coalición de partidos, movimientos y personalidades, encabezado por el Frente Amplio y el Partido Comunista de Chile, para derrotar una conjura neofascista, de ultraderecha.
Así denominaron la contienda electoral, los expertos publicitarios de avanzada: “La izquierda contra la ultraderecha neofascista”.
Las elecciones celebradas, en el balotaje, el pasado domingo, fue el escenario donde el pueblo chileno levantando el espíritu del presidente Allende, depositó, a favor de Gabriel Boric, en las urnas el 55,87% de los votos emitidos, para derrotar a José Antonio Kast que obtuvo 44,13%. Una verdadera fiesta de la democracia. Los ganadores fueron los hombres y mujeres de izquierda.
La derrota fue convincente. Aunque la derecha chilena mostró sus músculos, superando sus votaciones anteriores que sumándolo a su poder económico, sus influencias en los medios de comunicación y sus lazos imperiales, es una fuerza a considerar, aun fuera del gobierno.
Sin duda, fue una victoria refrescante del pueblo chileno. Más de 8,3 millones de personas participaron en orden, con entusiasmo y lleno de esperanza. Los ganadores no forman partes de los partidos tradicionales que se han alternado el poder en Chile. Por el contrario, fueron jóvenes, algunos, comunistas, progresistas y democráticos que se agruparon para llegar al Palacio presidencial.
En República Dominicana es un sacrilegio decir que los jóvenes chilenos han volteado la tortilla palaciega, manejada por los dinosaurios de la derecha, ultraderecha y socialdemócrata. Sí, son muchachos y muchachas con experiencias, políticas de izquierda, formados en la ideología comunista. Pero además, son líderes fogueados en las organizaciones estudiantiles, claustros universitarios, Congreso legislativos, sectores sociales y populares, luchas feministas, en los gremios de profesionales, y, sin olvidar, las protestas en las calles de Chile.
Los jóvenes que acompañaron, entre otros, al presidente electo Gabriel Boric, son Giorgio Jackson, Izkia Siches, Camila Vallejo y Karol Cariola, apenas llegan a 35 años de edad. Con experiencias políticas y partidarias en el litoral de las izquierdas. Conociendo, con sagacidad, como manejar las contradicciones que existen; convivir y luchar en la diversidad.
Son jóvenes de una izquierda crítica que se bate en el mundo de las contradicciones con el tradicionalismo y el esquema rectilíneo de los que levanta la bandera de la revolución. Fueron capaces de armonizar sus diferencias, relaciones y ponerse de acuerdo, por lo menos con un sector. Los demás se opusieron militantemente a la candidatura del presidente electo, Gabriel Boric.
Hay una izquierda crítica que acaba de sacar la cabeza, con éxito, en Chile. Esa misma corriente política permanece latente en el resto de la región. Igual ocurre con el progresismo. Y es que las mismas no son homogéneas ni se podrán mantener, por mucho tiempo, en el anonimato. Vivimos en un mundo donde las ideas políticas se alimentan de la realidad concreta, muy diferente en cada país, que es dinámica.
¿Dónde estuvo la grandeza de esos jóvenes de izquierda? Mantener el respeto a la unidad en la diversidad, sintonía con las necesidades de la población y desarrollar una campaña electoral, inteligente, en contactos permanentes con todos los sectores de la sociedad chilena, sin ocultar sus procedencias políticas e ideológicas.
Sus habilidades y capacidad de concertar, sus discursos y promesas de campaña electoral, concitaron el apoyo de amplios sectores de la sociedad, desde los demócratas cristianos, el partido socialista y hasta los expresidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
No olvidemos que encabezaron las protestas en las calles en contra de la privatización de la educación pública y el alza de el pago en sistema, Metro, de transporte, en rechazo a las AFP, a favor de las tres causales, aumento de salarios y en la convocatoria de la Constituyente, modificación de la Constitución chilena. Son expertos en el trabajo social y popular. Ese papel protagónico lo catapultó a ocupar la Casa de La Moneda.
Hay que destacar el papel jugado por las organizaciones Convergencia Social, Chile Digno, integrantes del Frente Amplio, y, por último, al histórico Partido Comunista de Chile que permitió, a pesar de sus diferencias con el presidente electo, poner su arraigo, prestigio y autoridad en la sociedad, a favor de la coalición de partidos, movimientos y personalidades que sirvió de plataforma para el triunfo electoral.
Con el triunfo
electoral de, Gabriel Boric, la izquierda de Chile, ese sector, supo interpretar
el momento. El mismo se inscribe, con sus diferencias, en la
ola envolvente que va desplazando electoralmente a los partidos tradicionales, conservadores
y de derechas, en América Latina y el Caribe.
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