domingo, 31 de octubre de 2021

A SESENTA AÑOS DE AQUEL NOVIEMBRE

 Por Rafael Chaljub Mejía

Noviembre es un mes marcado por hechos muy importantes en nuestra historia. El mes del múltiple asesinato de las hermanas Mirabal en 1960, el del inicio de la insurrección guerrillera comandada por Manolo Tavárez Justo en 1963, y entre esos dos acontecimientos memorables, el de la huida del país, en 1961, de los parientes más cercanos y algunos colaboradores destacados del dictador Rafael Trujillo. Honor y gloria a nuestros mártires y una breve reflexión adicional.

Se ha dicho que con la huida de los Trujillo se inició la transición hacia un orden democrático, de democracia representativa por supuesto, que superara el viejo orden dictatorial de Trujillo, desarraigara la cultura trujillista del quehacer político y del ejercicio estatal y se basara en instituciones fuertes y funcionales.

Y sesenta años después, cuando se analizan los resultados, cualquiera piensa seriamente que este es un país que debe revisarse. No creo que en otro se haya registrado una transición tan larga y tormentosa. De que hemos avanzado no caben dudas, pero esos avances han costado demasiado caro y a tan baja velocidad que a veces parece que todo sigue igual y que Trujillo reaparece cuando uno menos lo espera.

Hasta en la pelota. Hace un tiempo se armó el escándalo cuando se quiso designar el campeonato invernal con el nombre del antiguo jefe de la Guardia Universitaria Trujillista. Ahora parece que va a ocurrir lo mismo porque al campeonato de pelota invernal lo quieren bautizar con el nombre de un miembro de la Cofradía de Radhamés Trujillo.

Porque lo que ocurrió fue que aunque la cabeza del dictador rodó por tierra el 30 de mayo de 1961, la maquinaria de su tiranía se quedó en pie y se mantuvo viva la cultura política que Trujillo dejó como herencia. Citemos un solo caso, la Policía, que fue una criatura represiva del déspota, es ahora cuando se promete hacerle la reforma que debió hacerse sesenta años atrás. Es el mismo caso de muchas otras instituciones.

El poder extranjero y el conservadurismo local han entorpecido la transición cuantas veces ha sido posible adelantarla. Y a sesenta años de aquel noviembre histórico, seguimos afanando por superar la vieja herencia trujillista, refundar y democratizar el aparato estatal y sus instituciones.

Ese es el compromiso progresista, bajo el concepto de avanzar sin detenernos hacia la revolución democrática nacional que dé por resultado la República libre, democrática y soberana que concibió el patricio Juan Pablo Duarte.

Fuente: El mes del múltiple asesinato de las hermanas Mirabal (eldia.com.do)

Rafael Chaljub Mejía



sábado, 30 de octubre de 2021

CONFIAR Y LEALTAD, EN EL CAPITALISMO, DE LOS REVOLUCIONARIOS

 Por: Fortune Modeste Valerio 


La lucha de clases se manifiesta en todos los actos de los seres humanos. La ideología en sus múltiples escenarios se expresan en forma terrible, muchas veces de manera descarada y otras, muy sutil e imperceptible.  

Aunque confiar y la lealtad están íntimamente ligadas a la formación del individuo, desde que nace. La ideología influye en forma determinante. De ahí que una familia decente y trabajadora, lo hace bajo las normas y rigor de las reglas del sistema imperante, en este caso, el capitalismo. 

Confiar es depositar toda la confianza, con seguridad, en un proyecto y en alguien. Lealtad es ser fiel a los principios, propósitos, y en aquel ser social que ha confiado en usted. No traicionar por pendejadas ni engaños. Son cualidades humanas que se manifiestan en formas voluntarias e involuntarias. Que revela la bondad y el desprendimiento de un ser social que desean construir un mundo mejor. 

En el sistema capitalista los códigos están claramente definidos. Luchar contra ellos implica tener una sólida formación ideológica y política que pueda distinguirlos para no caer en sus redes de dominación social y cultural. En esa terrible lucha, muchos caen, sin darse cuenta, pisando arena movediza o caminando en un pasillo enjabonado.

Esto viene a colación al observar el panorama, ambiente, de las organizaciones de la izquierda, de la revolucionaria también. Es increíble como se mueven en el escenario: su desconfianza, el culebreo en sus relaciones, celos enfermizos, su rivalidad estúpida  y, sobre todo, su interés para que el otro fracase. 

Manifestaciones dañinas que se proyectan al exterior del litoral revolucionario, impactando en forma negativa en la sociedad. Quizás, la población no entiende la conceptualización de su discurso, pero observa con asombro su accionar en la vida pública.

El origen social del movimiento revolucionario dominicano está en las entrañas del mismo capitalismo, en la pequeña burguesía, desde su nacimiento. Un sector inestable, muy voluble y emocional. Y no es un pecado capital, para que no confundan mi texto. Lo que quiero establecer es que su génesis de clase es una antítesis de lo que deseamos cambiar. 

La pequeña burguesía se hace revolucionaria en la medida que acepta en forma consciente, sin dogmas, las ideas ideológicas y políticas, socialistas y comunistas, y su aplicación a la realidad concreta, sin inventos. Y aquí es que la pintura es dura. Lo más difícil. Porque la condición de clase pesa más que la Cordillera Central. 

En esa lucha, silente e indirecta, por definir la táctica e interpretación de coyuntura, se bate, desgarrándose, el movimiento revolucionario. Por eso, se dividen por cualquier "picada de ojos". El chantaje y las descalificaciones están al pecho. No han comprendido el rol a jugar en esta etapa democrática de la revolución. 

Y por eso no se unen. 

Rehúyen, como el diablo a la cruz, al debate de las ideas para comprender la situación nacional e internacional; primera condición indispensable para un proyecto unitario que determine los objetivos a alcanzar. La confianza y la lealtad se solidifican hablando claro y de frente, ponerse de acuerdo, y no seguir empantanando el camino.

Fortune Modeste V.

EL TIBURÓN ACORRALADO

            Por Fidel Soto


(Una carta de Juan Bosch a Trujillo y una doble premonición: la de Juan Bosch sobre Trujillo y la de Trujillo sobre Juan Bosch). 

"... El mayor yerro de Trujillo fue no entender entonces la carta que le fue enviada por el profesor Juan Bosch el 27 de febrero de 1961, donde le advertía sobre su fin inminente, debido al cambio en la correlación de fuerzas políticas en el continente, y en la cual le recriminaba su poder absoluto. Cuando Ramfis le comentó la carta de Bosch, que fue enviada al Palacio Nacional, Trujillo le dijo, que quizás Bosch sería el único de sus enemigos, que llegaría un día a presidente de nuestro país." 

(Trujillo no entendió carta de Juan Bosch, Tony Raful. Listín Diario - 26-10-21). 

Efectivamente el dictador no entendió  o no quiso entender, tal y como afirma el escritor Tony Raful, el planteamiento de Juan Bosch, en la que  analiza los tres factores fundamentales que darían al traste con la dominación del régimen trujillista. 

Los tres factores señalados por Bosch son los siguientes : 

1- El papel de Fidel Castro y el triunfo de la revolución cubana. 

2- La lucha y el deseo del pueblo dominicano por la Libertad y la Democracia. 

3- Los garrafales errores del dictador,

(sintetizado en la represión cruel y los asesinatos de los expedicionarios de junio del 59, las Hermanas Mirabal y el apresamiento masivo de cientos de jóvenes, torturados y asesinados en las cárceles del 9 y la 40)

Esa carta premonitoria en doble sentido, por la información de Tony Raful, señala en uno de sus párrafos : 

"Pero la atmósfera política del hemisferio sufrió un cambio brusco a partir del primero de enero de 1959. Sea cual sea la opinión que se tenga de Fidel Castro, la historia tendrá que reconocerle que ha desempeñado un papel de primera magnitud en ese cambio de atmósfera continental, pues a él le correspondió la función de transformar a pueblos pacientes en pueblos peligrosos. Ya no somos tierras sin importancia, que pueden ser mantenidas fuera del foco de interés mundial. Ahora hay que pensar en nosotros y elaborar toda una teoría política y social que pueda satisfacer el hambre de libertad, de justicia y de pan del hombre americano."

Certero análisis de la realidad continental y del desenlace de una cruel dictadura de 31 años de oprobio, robo y crímenes. El autor de la carta, con su elegancia característica, pero con su dardo directo al blanco, le dispara en la cara una gran verdad: 

"sus adversarios se levantan de una postración de treinta y un años en el momento en que usted queda abandonado a su suerte en medio de una atmósfera política y social que no ofrece ya alimento a sus pulmones. En este instante histórico, su caso puede ser comparado al del ágil, fuerte, agresivo y voraz tiburón, conformado por miles de años para ser el terror de los mares, al que el inesperado cataclismo le ha cambiado el agua de mar por ácido sulfúrico; ese tiburón no puede seguir viviendo." 

Y para que su expresión sea clara y entendida señala:

"Pero sucede que el destino de sus últimos días como dictador de la República Dominicana puede reflejarse con sangre o sin ella en el pueblo de Santo Domingo. Si usted admite que la atmósfera política de la América Latina ha cambiado, que en el nuevo ambiente no hay aire para usted, y emigra a aguas más seguras para su naturaleza individual, nuestro país puede recibir el 27 de febrero de 1962 en paz y con optimismo; si usted no lo admite y se empeña en seguir tiranizándolo, el próximo aniversario de la república será caótico y sangriento; y de ser así, el caos y la sangre llegarán más allá del umbral de su propia casa, y escribo casa con el sentido usado en los textos bíblicos."

La premonición de Bosch sobre Trujillo llegó el 30 de mayo de ese año, tres meses después de la carta y la sangre corrió "más allá del umbral de su propia casa". Pero la premonición de Trujillo sobre Bosch también se cumplió : el 27 de febrero de 1963, se Juramentó como presidente de la República Dominicana, borrando desde el poder los métodos y formas de la dictadura. En su discurso de toma de posesión dijo: "Mientras nosotros gobernemos la libertad no perecerá".

viernes, 29 de octubre de 2021

TERCER CONGRESO DEL MTI

Por Manuel Salazar

Este domingo 31 del corriente, es la sesión concluyente del tercer congreso del Movimiento de Trabajadores Independiente (MTI).

El congreso lleva varios meses de sesiones en municipios del pais y zonas del gran Santo Domingo, discutiendo los temas esenciales que de manera directa tienen que ver con la clase obrera y trabajadora: el salario, la libertad sindical, la seguridad social, entre otros.

El domingo concluye con la reunión de delegados en el local del glorioso Sindicato de Trabajadores de la Corporación Dominicana de Electricidad, SITRACODE. Será transmitido por diversas plataformas de redes sociales.

Es de destacar el hecho de que un grupo de veteranos, y otros jóvenes sindicalistas, mantengan en alto el espíritu del sindicalismo de clase, y trabajen duro para desarrollarlo en el país.

Es titánica la tarea. Porque hasta la misma izquierda ha renunciado al trabajo sindical, basada en ideas que quitan a la clase obrera y trabajadora la centralidad en la lucha social y política.

Al tiempo que se mantiene una ofensiva de la patronal y el modelo neoliberal imperante de prohibir la sindicalización, y crear formas de contratación de la fuerza de trabajo que la dispersan cada vez más.

Así que este tercer congreso del MTI, es una manifestación de firmeza ideológica y elevado espíritu revolucionario.

Es hacer honor en los hechos, a las palabras revolucionarias.

Este congreso será una contribución a la continuidad de la lucha popular en la República Dominicana, por un aumento general de salarios; una seguridad social digna, libre de AFPs; por el derecho a la libre sindicalización, la democratización general de la vida del país, y el bienestar general del pueblo.

Manuel Salazar

 

NO DANILO, EL PLD SALIÓ ACUSADO DEL ROBO DEL ERARIO

Por Jesús Díaz                                                                                                                          

Si algo nos ha enseñado la actividad política es que los hechos se estudian a partir de ella y no de las emociones y declaraciones del momento.

El exmandatario de la República y actual presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Danilo Medina, manifestó en la ciudad de La Vega que esa organización salió del poder porque «la gente se cansó del bienestar».

Sin embargo, la coyuntura de las elecciones pasadas demostró todo lo contrario a lo que indica Medina. Su organización perdió las elecciones fruto del hartazgo de la población con el PLD al frente del Estado dominicano y las constantes acusaciones de robo en las diferentes instituciones gubernamentales, donde hoy muchos de sus funcionarios guardan prisión o han sido sometidos a la acción de la justicia.

Olvida Danilo Medina el hecho de que sus hermanos: Alexis Medina Sánchez y Magalys Medina cumplen condena por su implicación en el caso de corrupción denominado ‘’Operación Antipulpo’’. A Juan Alexis Medina Sánchez se le acusa de ser el culpable principal de dirigir el entramado de corrupción que se valía de su vínculo familiar directo con el poder político, en calidad de ser hermano del propio Danilo para enriquecerse a costa de los recursos de los contribuyentes.

Además, las investigaciones establecen que Carmen Magalys Medina Sánchez, en su condición de vicepresidenta administrativa del Fonper, maniobró para que su hermano Juan Alexis Medina Sánchez fuera beneficiado con la asignación de contratos para suplir bienes al Estado.

Pero sus exfuncionarios Francisco Pagán Rodríguez y Aquiles Alejandro Christopher Sánchez, se les atribuye incurrir en coalición de funcionarios desde sus pasadas funciones de director general y director de Fiscalización, respectivamente, de la Oisoe. Además, Julián Esteban Suriel Suazo es acusado de prestar su nombre para servir de testaferro al imputado Medina Sánchez.

De igual forma el Ministerio Público acusa a Fernando A. Rosa de sobrevaluación en las obras realizadas durante su gestión al frente del Fonper, igual que en la gestión de Freddy Hidalgo, de acuerdo al expediente del caso, se malversaron al menos RD$236.9 millones en favor del entramado delictivo.

José Dolores Santana Carmona, también es acusado de ser testaferro, al igual que el encartado Domingo Antonio Santiago Muñoz, a quien se le atribuye camuflar múltiples propiedades, empresas y transacciones millonarias de Medina Sánchez.

O acaso olvida Medina que el Ministerio Público dice que mientras el mayor general Adán Cáceres dirigió el Cuerpo de Seguridad Presidencial (Cusep), instaló un entramado corrupto mediante el cual sustraía fondos a través de las nóminas oficiales. Esto se extendió a entidades como el Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (Cestur), y altos mandos de la Policía Nacional.

Y que por medio de la pastora Rossy Maybelline Guzmán, utilizaban las actividades religiosas para desarrollar mecanismos para lavar fondos ilícitos que afectaron al Estado y a los fondos de los contribuyentes.

Fuente: No Danilo, el PLD salió acusado de robo al erario público (eldia.com.do)

Jesús Díaz


jueves, 28 de octubre de 2021

EL DERECHO A CRITICAR

Por: Paulo Freire

 Texto del educador brasileño, Paulo Freire, escrito en Montego Bay, Jamaica, 9 de mayo de 1992

El derecho a criticar y el deber, al criticar, de no faltar a la verdad para apoyar nuestra crítica es un imperativo ético de la más alta importancia en el proceso de aprendizaje de nuestra democracia.

Es preciso aceptar la crítica seria, fundada, que recibimos, por un lado, como esencial para el avance de la práctica y de la reflexión teórica, y por el otro para el crecimiento necesario del sujeto criticado. De ahí que al ser criticados, por más que no nos guste, si la crítica es correcta, fundamentada, hecha en forma ética, no tenemos por qué dejar de aceptarla, rectificando así nuestra posición anterior. Asumir la crítica significa, por lo tanto, reconocer que nos convenció parcial o totalmente de que estábamos incurriendo en un error que merecía ser corregido o superado. Esto significa que tenemos que aceptar algo obvio: que nuestros análisis de los hechos y de las cosas, nuestras reflexiones, nuestras propuestas, nuestra comprensión del mundo, nuestra manera de pensar, de hacer política, de sentir la belleza o la fealdad o la injusticia, nada de eso es unánimemente aceptado o rechazado. Esto significa, fundamentalmente, reconocer que es imposible estar en el mundo haciendo cosas, influyendo, interviniendo, sin ser criticado.

Sin embargo, a pesar de la obviedad de lo que acabo de decir, o sea, de que es imposible agradar a griegos y troyanos, quien hace algo tiene que ejercer la humildad incluso antes de empezar a aparecer en función de lo que empezó a hacer. Vivida en forma auténtica, la humildad calma, apacigua los posibles ímpetus de intolerancia de nuestra vanidad frente a la crítica, incluso justa, que recibimos.      

Por otra parte, no es posible ejercer el derecho a criticar, en términos construidos, pretendiendo tener en el criticar un testimonio educativo, sin encarnar una posición rigurosamente ética. Así, el derecho a la práctica de criticar exige de quien lo asume el cumplimiento minucioso de ciertos deberes que, si no son observados, restan validez y eficacia a la crítica. Deberes en relación con el autor que criticamos y deberes en relación con los lectores de nuestro texto crítico. Y en el fondo también deberes con nosotros mismos.      

El primero de ellos es no mentir. No mentir acerca de lo que se critica, no mentir a los lectores ni a nosotros mismos. Podemos equivocarnos, podemos errar. Mentir, nunca.      

Otro deber es el de procurar, con rigor, conocer el objeto de nuestra crítica. No es ético ni riguroso criticar lo que no conocemos. No puedo basar mi crítica del pensamiento de A o de B en lo que oí decir de A y de B, ni siquiera en lo que leí sobre A y B, sino en lo que yo mismo leí e investigué de su pensamiento. Es claro que para criticar positiva o negativamente el pensamiento de A o de B también es importante saber lo que dicen de ellos otros autores. Pero no basta con eso.      

La exigencia de conocer el pensamiento que se ha de criticar no depende de que nos guste o nos disguste la persona cuyo pensamiento analizamos.      

¿Cómo criticar un texto que ni siquiera leí con base únicamente en la rabia que tengo al autor o la autora, o porque José y María me dijeron que el autor del texto es espontaneísta? No cabe duda de que tenemos derecho a tenerle rabia a algunas personas. También es obvio. Pero el derecho que tengo de tenerle rabia a María o a José no se hace extensivo al derecho de mentir acerca de él o de ella. No puedo decir, por ejemplo, sin probarlo, que José y María dijeron que puede haber práctica educativa sin contenidos. En primer lugar, esta afirmación es una mentira histórica. Nunca ha habido ni hay educación sin contenidos. Segundo, si digo eso de José y María, subrayando por lo tanto su error, sin probar que ellos realmente hicieron esa afirmación, miento en relación con José y María, miento en relación conmigo mismo y continúo trabajando contra la democracia, que no se construye falseando la verdad.

Si mi antipatía por A o por B provoca en mí un malestar que va más allá de los límites, que me imposibilita o al menos me dificulta leerlos, debo obligarme a una posición de silencio respecto de lo que escriben. Y además debo criticarme por no ser capaz de superar mis malestares personales. Lo que no puedo es aumentar la fila de los que hablan por hablar, por lo que oyeron decir, y a veces incluso sin ningún rechazo afectivo por el criticado. Por el contrario, de los que incluso se dicen amigos del intelectual criticado pero se han grabado, como clisés inmutables, frases hechas que repiten con aires de inmensa sabiduría. Insisto en que su falla no está en el hecho de criticar a un amigo. No es ningún pecado criticar a un amigo, siempre que lo hagamos con ética.

Cierta vez leí, en un texto crítico sobre un trabajo mío, que soy poco riguroso en el tratamiento de los temas. En cierto momento, por una razón que no recuerdo, el crítico citaba un fragmento de la Pedagogía del oprimido con un error lamentable que había venido repitiéndose en varias reimpresiones: «la invasión de la praxis» en lugar de «la inversión de la praxis». Me asombró que un intelectual que sorprende una falta de rigor en otro no percibiera con qué poco rigor obraba al citar semejante frase sin sentido: «la invasión de la praxis». Y no como prueba de mi falta de rigor.

Carente de rigor, ese intelectual subraya el poco rigor del otro.

El derecho a la crítica exige también del crítico un saber que debe ir más allá del saber en torno al objeto directo de la crítica. Saber indispensable para el rigor del crítico.

Otro deber ético de quien critica es dejar claro a sus lectores si su crítica abarca sólo un texto del criticado o su obra completa, su pensamiento.

Si el autor criticado ha escrito varias obras, al criticar una de ellas no podemos decir que estamos criticando la totalidad de su pensamiento, a no ser que conociendo la totalidad nos convenzamos de ello. Reitero: lo que no es posible es leer un texto entre diez y extender la crítica de éste a los nueve restantes, sin antes analizarlos rigurosamente.

La ética del trabajo intelectual no me permite la irresponsabilidad de actuar con liviandad en la apreciación del trabajo de los demás. Como ya dije, puedo errar, puedo equivocarme o confundirme en mi análisis, pero no puedo distorsionar el pensamiento que estudio y crítico.    No puedo decir que el autor que critico dijo Y si dijo M y yo sé que dijo M.

No puedo criticar por pura envidia, por pura rabia o simplemente para hacerme presente.

Es inadmisible que entre intelectuales de buen nivel escuchemos afirmaciones como ésta:

—¿Ya leíste un trabajo reciente de ese autor a quien criticas tan duramente?

—No, y odio a quien lo leyó.

Este discurso niega totalmente al intelectual que lo hace. Peor aún: este discurso no contribuye en nada a la formación ético-científica de los alumnos o alumnas de ese intelectual.

Recientemente oí a una educanda contar en tono sufrido cuánto la había decepcionado escuchar de un profesor en quien confiaba referencias críticas a cierto intelectual basadas en «me dijeron» y en «es lo que se dice».

Los profesores no enseñamos únicamente los contenidos. A través de la enseñanza de los contenidos enseñamos a pensar críticamente, si somos progresistas, y por eso mismo para nosotros enseñar no es depositar paquetes en la conciencia vacía de los educandos.

Nuestro testimonio de seriedad en las citas o en las referencias que hacemos a autores con los que no estamos de acuerdo o sí estamos de acuerdo, o por el contrario nuestra irresponsabilidad en el tratamiento de los ternas y de los autores, todo esto puede interferir negativa o positivamente en la formación permanente de los educandos.

Hace años oí a un estudiante brasileño que estaba haciendo un doctorado en París decir lo siguiente: “Recientemente aprendí la significación profunda de las citas. Estaba discutiendo con mi orientador un pequeño texto en el que citaba yo a MerleauPonty. El profesor me detuvo con un gesto y me planteó dos preguntas:

»—¿Leíste por lo menos el capítulo entero del que tomaste la cita?

»—¿Estás seguro de que necesitas hacer esa cita?

 »En realidad —dijo mi amigo—, yo no había leído a Merleau-Ponty. Desafiado por las preguntas del orientador, fui a ver su texto, revisé el mío, y percibí que la cita era innecesaria».

Citar, realmente, no puede ser pura exhibición intelectual ni remedio para la inseguridad. Por ejemplo, leer un libro en la traducción brasileña porque no dominamos la lengua materna del autor, pero citarlo en su lengua original, es un procedimiento poco ético y nada respetable.      Citar no puede ser un artificio para alargar nuestro texto con retazos de textos de otros.

Creo que es urgente entre nosotros superar este mal hábito, que es en el fondo un testimonio deformante, de criticar, minimizar a un autor, imputarle afirmaciones que nunca hizo o distorsionar las que realmente hizo. En cierto momento del proceso los críticos se apoyan tan sólo en lo que oyen, y no en lo que leen o investigan.

La crítica fácil, ligera, se extiende irresponsable y no es raro que se pierda en el tiempo. De repente se oye todavía, de alguno de esos críticos perdidos en el tiempo, como presencias fantasmales, que Freire es idealista. Que la concientización en su obra es la mejor prueba de su ilusión subjetivista. No leyeron un texto de 1970 en que examino detenidamente ese problema, otro de 1974, ambos publicados por la Editora Paz e Terra en 1975, en Ação cultural para a liberdade e outros escritos. No leyeron una serie de ensayos, de entrevistas, de libros dialógicos publicados en los años ochenta y, más recientemente, la Pedagogía de la esperanza, un reencuentro con la Pedagogía del oprimido, publicada hace poco. Tampoco leyeron A educação na cidade, publicada por Cortez en diciembre de 1991.

No es que crea que todos deben leerme. ¡No! Pero sí los que, por criticarme, no pueden esquivar la lectura de lo que critican.

El derecho incontestable de criticar exige de quien lo ejerce el deber de no mentir.


Fuente: Del derecho a críticar | por Paulo Freire (bloghemia.com)


Paulo Freire


miércoles, 27 de octubre de 2021

CONGRESO CÍVICO: POLÍTICA Y PROPUESTAS SOBRE LA REFORMA FISCAL


El Congreso Cívico, ante el tema de la reforma fiscal, presenta su posición y una propuesta ajustada a los principios básicos que justifican su existencia, basados en la defensa de los derechos humanos, en la igualdad de oportunidades, en el rechazo a los privilegios y a la corrupción e impunidad y en apoyo a los esfuerzos por eliminar o reducir significativamente la pobreza e indigencia, los cuales han sido reiterada y públicamente expuestos en diferentes escritos y en casi todas las actividades públicas que hemos realizado.

Una Reforma Fiscal integral implica, necesariamente, un cambio estructural para desarrollar los recursos humanos y la infraestructura nacional, con la finalidad de fomentar el desarrollo nacional. La misma implica una mayor eficiencia y justicia social en la política tributaria y, al mismo tiempo, mayor eficiencia en la asignación de los recursos para promover la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad social.

El objetivo esencial del pago de impuestos es dotar al Estado de los recursos necesarios para que pueda prestar los servicios esenciales y comunes de la sociedad, con tal eficiencia y oportunidad, que su costo resulte inferior a cualquier solución individual, familiar o grupal.

Tradicionalmente la resistencia natural al pago de impuestos se explica porque el Estado no ha sido capaz de devolver en protección y servicios, los pagos anticipados que hacen los contribuyentes para esos fines. Esta reforma tiene que ser una relación de doble vía: pagamos más, para recibir más y mejores servicios.

No es cierto que en nuestro país exista una baja presión fiscal. Todo lo contrario, aquí la presión es muy alta e igualmente costosa e ineficiente porque, en adición a los impuestos pagados, la población tiene que cubrir con un elevado gasto adicional de su propio bolsillo, muchos servicios esenciales colectivos, debido a las ineficiencias recurrentes y crónicas del Estado: compra y mantenimiento de plantas eléctricas e inversores, matriculación en los colegios privados, pagos de seguros médicos privados y transporte público ineficiente, pagos por protección personal y de propiedades, entre un largo etcétera.

En nuestro país, la política fiscal ha sido uno de los mecanismos que ha generado mayor desigualdad, injusticia, privilegios y concentración de ingresos. Mientras la clase media, los trabajadores y los demás consumidores aportan la mayor cuota de sacrificios, una minoría de empresarios, legisladores, partidos políticos, funcionarios y gremios concentran la gran parte de los beneficios.

Por tales razones, el Congreso Cívico, luego de realizar amplias consultas y de un diagnóstico sobre el desempeño de la administración pública considera que, como mínimo, para lograr un cambio real en gasto fiscal es necesario:

1. Limitar por ley el endeudamiento público, interno y externo, asegurando que el mismo sea dedicado a promover proyectos específicos de desarrollo. Ese límite debe ser discutido y acordado en el diálogo nacional.

2. Revisar y ajustar todos los gastos presupuestarios: eliminar las exenciones de impuestos y subsidios a las empresas, bancos comerciales, ONG e iglesias.
3. Eliminar todas las exoneraciones, a funcionarios, legisladores, incluyendo el barrilito y el cofrecito.

4. Eliminar el financiamiento de los partidos políticos.

5. Reducir sustancialmente el gasto publicitario del gobierno central y de las instituciones autónomas y descentralizadas.

6. Reducir y poner un tope a los sueldos, eliminar los sobresueldos y reducir los gastos de representación, dietas y combustibles.

7. Reducir en forma sustancial las pensiones auto asignadas por los funcionarios del Estado, incluyendo los bancos y las empresas públicas, los cuales aprovechan su posición e influencia política para lograr tales propósitos.

8. Recuperar los bienes fruto de la corrupción administrativa, aprobando de inmediato y aplicando la ley de extensión de dominio.

9. Cancelar o modificar sustancialmente el contrato sombra de la autovía hacia Samaná.

10. Establecer por ley un porcentaje mínimo del presupuesto destinado a las inversiones de capital, distribuidas con equidad en todo el territorio nacional.

11. Establecer por ley un porcentaje máximo del presupuesto destinado al gasto del personal del gobierno central y de todas las instituciones estatales, autónomas, descentralizadas y bancos.

12. Cumplir con la ley que establece una mayor asignación presupuestaria a los ayuntamientos de los municipios del país.

En adición, y por idénticas razones, el Congreso Cívico, demanda un cambio sustancial en el contenido de la política fiscal, a fin de que la misma sea más justa, equitativa y solidaria, basado en las siguientes medidas:

13. Dirigir esencialmente la carga tributaria hacia las ganancias y propiedades de las grandes corporaciones, bancos comerciales y personas jurídicas con altos ingresos que integran los quintiles superiores); y

14. Reducir progresivamente la evasión fiscal. Antes de aumentar la carga impositiva vigente, es necesario reducir significativamente la evasión para evitar más enriquecimiento de los evasores.

15. Reducir en forma inmediata y gradual el porcentaje del ITBIS, por considerarlo un impuesto regresivo que solo penaliza a la clase media y a las familias de escasos ingresos;

16. Mantener la exención del ITEBIS de los bienes y servicios de primera necesidad que actualmente están libres de carga.
Hemos decidido concertar alianzas y acuerdos, tan amplios como sean posibles, para impulsar una reforma integral, con el compromiso de elevar el nivel de la protesta social civilizada en el caso de la imposición de una simple reforma tributaria. Vamos a rechazar cualquier intento de reforma unilateral que no incluya una seria y consecuente disciplina del gasto público.
El Congreso Cívico considera esencial promover y llegar a un acuerdo nacional sobre la política fiscal en su doble vertiente de reforma tributaria y de reforma del gasto público.

Somos de opinión que, por su trascendencia e impacto económico y social, este proceso no debe precipitarse mediante imposiciones o “acuerdos de aposento” sin garantías reales de su cabal cumplimiento.

En consecuencia, proponemos que los cambios en procura de una mayor eficiencia en el gasto fiscal sean aplicados antes de la puesta en marcha de los cambios en la reforma tributaria, como una forma de darle tranquilidad y seguridad a la población de que esta vez el cambio será real e integral.

Finalmente, proponemos que la reforma fiscal inicie una transformación profunda en la política del gasto público y la eficiencia institucional, en la cual el Estado, con las actuales autoridades a la cabeza, asuma el compromiso de eliminar los privilegios, la corrupción, la impunidad y malversación de los recursos, para ser capaz de reciprocar a la población con servicios públicos de mayor cobertura, calidad y oportunidad.

Comisionados:

José Reyes, Rómulo Díaz Y Arismendi Díaz Santana
25 de octubre 2021.-