sábado, 24 de octubre de 2020

LA UNIDAD ABARCA TODOS LOS FRENTES DE MASAS

 Por Fortune Modeste Valerio

La unidad de los revolucionarios ha sido el anhelo esperado por décadas. Que difícil es concretizarlo para poder avanzar. Otros pueblos de la región han saboreado ese manjar, marchar unidos, y los frutos están a la vista de todos. ¡Qué envidia!

La República Dominicana tiene sus encantos y características, pero no somos fáciles. Lo que podría ser exitoso, maravilloso, aquí resulta un problema. Un país muy especial y débil al mismo tiempo, de fácil ser penetrados por influencias negativas. Quizás, relacionado con el escaso y limitado desarrollo político, y, por supuesto, el bombardeo permanente de la ideología, embrutecedora, de la clase dominante.

La unidad de los revolucionarios, progresistas y sectores demócratas, recorre el continente. Aquí, que copiamos casi todo, nos pasamos de contento al observar el avance de otros pueblos, en materia de unificación de fuerzas políticas; sin embargo, se mueven contrario a la manecilla del reloj. Esa corriente positiva debe tocar la sensibilidad de los criollos para entender que, desunidos y dispersos, somos presas fáciles de torear, mantenernos en la soga o en la lona.

Si queremos avanzar al poder hay que actuar unidos en todos los frentes de masas, para recuperar la credibilidad de los mismos, y que sean dirigidos por hombres y mujeres comprometidos con sus causas, no por comerciantes ni sinvergüenzas. Esta tarea es de vital importancia e ir acortando la distancia en una larga travesía que nos llevará alcanzar peldaños en forma gradual.

El hábitad por excelencia de los revolucionarios es el seno del pueblo; sus organizaciones que operan en las fábricas, campos, universidades, escuelas, sector de profesionales, barrios, etcéteras. Lugares que dan vida y salud, del cual nunca debieron disminuir el trabajo, salir o abandonarlos. Sin ellos, mueren lentamente.

Practicar la unidad en los frentes de masas, significa actuar unidos en el seno de las entidades sectoriales. Y donde no existan, aunar esfuerzos para crearlas, dando participación equitativa a las demás organizaciones hermanas. Al pueblo hay que organizarlo y ser dirigido por auténticos representantes que a la hora de la verdad no se salga con la de Villadiego.

El ambiente es propicio para intensificar, volver, al trabajo con los trabajadores, la juventud, los campesinos, los profesionales, pequeños productores y demás sectores que gravitan en la vida nacional. La influencia en la sociedad se consigue compartiendo con la población, sus penas y alegrías.

Nuestro país tiene su propia idiosincrasia que nos permite distinguirnos y lo más significativo, una formación económica, política y social con características muy peculiares. Si queremos avanzar, debemos sujetarnos a las experiencias históricas para no fallar, de nuevo. La unidad debe empezar en el fragor del trabajo y la lucha, garantías que sella un despertar que guíe las acciones de la población.

Las organizaciones comunistas, revolucionarias y progresistas, deben intensificar la unidad de acción en los diferentes frentes de masas, sobre la base de programas, sin confundir el escenario, que recojan las reivindicaciones más sentidas y la proporcionalidad en la dirección. Avancemos de lo pequeño a lo grande. Solo el trabajo en el seno del pueblo, nos dará vocación de poder.





 

EN HONOR A RAÚL MARCO

Por Rafael Chaljub Mejía

Rindo homenaje al camarada Raúl Marco, indoblegable comunista español, reconocida personalidad del movimiento comunista internacional, con el cual tuve la honra de compartir por largos años la militancia en la misma causa.

Juan Manuel Fernández López, por su nombre de pila, nació el 19 de abril de 1936, año en que el fascista Francisco Franco, y las fuerzas más reaccionarias hundirían a España en la guerra civil y, desde 1939, en una larga tiranía.

En esas circunstancias vino Raúl al mundo y a la lucha. Muy joven se rebeló contra la tiranía, se organizó en la resistencia interna y luego salió a cumplir labor política en el extranjero.

En esos afanes se encontró con una mujer que contribuiría a darle un cauce definitivo a la vida de este batallador tenaz. Elena Ódena por su nombre de guerra, militante del viejo Partido Comunista de España.

Cuando Santiago Carrillo y sus allegados renegaron de las tradiciones revolucionarias del heroico PCE, Elena y Raúl encabezaron la oposición y junto a un núcleo de templados militantes, se echaron a cuestas la grave tarea de reconstruir la vanguardia de la clase obrera española.

En 1964 encabezaron los trabajos de fundación del Partido Comunista de España –Marxista-leninista-.

Eran los tiempos calientes de la guerra fría, la escisión del movimiento comunista internacional provocada por los revisionistas soviéticos y el apogeo de la represión del franquismo.

En 6 de enero de 1974 dirigieron la fundación del Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico –FRAP-, que regó con la sangre de varios mártires la causa de la libertad del pueblo español.

Elena murió el 10 de noviembre de 1985, Raúl supo reponerse a este golpe y siguió la lucha junto a sus camaradas españoles y a sus hermanos del movimiento comunista internacional.

En 1991 pasó por una las más duras pruebas morales cuando sus propios compañeros lo traicionaron y para liquidar el partido, expulsaron a Raúl. En vez de abatirse, Raúl se sintió desafiado y de nuevo emprendió el trabajo de reconstrucción de su partido hasta lograrlo.

En los últimos años luchó tenazmente contra la enfermedad que lo consumía, nunca se rindió, hasta que el pasado viernes 16, rodeado de la cálida compañía de su compañera Lola Vals, perdió al fin la batalla que todos perdemos contra la muerte.

Adiós, viejo camarada, todos te tendremos siempre como fuente de inspiración y referente inmortal de temple y de firmeza.

Fuente: https://eldia.com.do/en-honor-a-raul-marco/