sábado, 16 de octubre de 2021

ALIANZAS, ACUERDOS Y COMPROMISOS

Por: Fortune Modeste Valerio 

Las políticas de alianzas, acuerdos y compromisos, forman partes cuando se habla de unidad. Las impones las condiciones internas y externas de la realidad objetiva. Aquellas que existen independientemente de nuestra voluntad. Obligadas por la presión del momento, debilidades, para obtener éxitos. 

Eso de, no hay que hablar, debatir y ponerse de acuerdo para marchar junto, es un error imperdonable. No es de revolucionario ese extraño proceder, ni llegaran muy lejos. Se debe de someter a un profundo análisis cualquier intento de unidad, visualizando en forma objetiva el presente y divisar, ojo de águila, el futuro. . 

Para todo, se requiere identificar con claridad lo que se busca y con qué recursos se cuenta. Si sobredimensiona y minimiza tus medios, cometería un error imperdonable de apreciación que engañaría tu imaginación, transitando un camino equivocado. 

Al hablar de política de alianzas, acuerdos y compromisos, me refiero, en esta ocasión para que no se vayan con lanzamientos malos, al ejercicio de las actividades políticas, particularmente de las organizaciones de izquierda y los progresistas. El momento requiere conversar en torno al nacimiento de una coalición alternativa, unidad en la diversidad, que pueda competir en los certámenes electorales, y participar en la lucha social y popular.

Para esto es indispensable poseer, diseñar una política de alianzas, acuerdos y compromisos, sin atar ni descalificar a nadie; pero tampoco imponer un criterio que divida sin buscar el consenso, el equilibrio y la razón.

Es muy común en los revolucionarios criollos utilizar el chantaje para imponer una posición política; conducta presente a lo largo y ancho de la historia. Al final, se quedan sin pito y sin flauta, causándole un daño terrible a la revolución.

Los frentes de masas no deben ser escenarios donde los revolucionarios y progresistas se enfrenten, despellejándose, como si fueran entidades antagónicas. Una rivalidad sin sentido que nos resta credibilidad y autoridad ante la población. Sin embargo, los conservadores, dentro y fuera poder, se sirven con la cuchara grande.

Otro error, muy frecuente, adelantarse a los acontecimientos sin el análisis político previo político y de clase de la situación. Obvian las contradicciones internas que la mantienen en movimientos, para aferrarse a la política de la improvisación, descalificaciones y a sus “experiencia en el duro batallar”. 

Llegar a materializar alianzas, acuerdos y compromisos en el litoral de izquierda y progresista, no es muy común, nada fácil. Pero es necesaria, urgente. Lo primero es que deben someter a un profundo análisis la situación nacional e internacional. Identificar las coincidencias, y las divergencias llevarla al fuego de las críticas, discusiones y convencimientos. Este sería la «raya de Pizarro» para no perder el tiempo en pendejadas. 

El movimiento revolucionario y progresista, este último en proceso de definición, atraviesan un mal momento. Cada uno, anda por su lado, alimentando sus proyectos individuales que a la larga profundiza la división. Lo ideal sería aprovechar las herramientas que nos brindan las alianzas, acuerdos y compromisos en torno a un proyecto común y recorrer, organizando y juramentando a la población, todo el territorio nacional con la "Buena nueva".

Fortune Modeste V.


 

 

 

¿POR QUÉ, EL "PATRÓN", PREFIRIÓ A UNO DEL PLD Y NO AL PROFESOR JUAN NÚÑEZ?

Por Manuel Salazar

Juan Núñez

Cuestiones del "peso muerto" de la izquierda: el "patrón" prefirió a uno del PLD para la presidencia de ADP, y no al profesor Juan Núñez.

¿Por qué prefirió a uno del PLD y no al profesor Juan Núñez?

Porque Juan Núñez es un militante revolucionario; un sindicalista de clase, probado en casi 50 años de lucha ininterrumpidos, y no hay posibilidad alguna de que ningún cargo, ni ningún poder lo cambie.

Se formó en las filas del glorioso MPD; ha continuado con iguales cualidades en el PCT.

Hizo militancia sindical en esa escuela de lucha, honestidad y firmeza que es SITRACODE, y fue junto a sindicalistas de la talla de Ignacio Soto, de los que declinó cobrar las prestaciones laborales cuando el tremendo, hoy uno de los muertos más muertos, Ramón Pérez Martínez, que nunca mereció el sobrenombre de Macorís, destruyó ese histórico sindicato.

Todas las áreas de la vida y práctica, pública y privada, del profesor Juan Núñez, resisten el más riguroso experticio, y el resultado será uno solo: es un hombre integro, sobre el cual no tiene cabida ningún tipo de chantaje que pueda llevarlo a callar, o doblar el brazo, ante nada, ni nadie.

Y esa calidad es una fuerza. Poderosa.

Ninguno, absolutamente ninguno, de los que lo han impugnado, pueden decir esto.

Ninguno.

Por tanto, sería bueno que cuando vayan a referirse al profesor Juan Núñez, se enjuaguen la boca con farola.

Manuel Salazar