sábado, 7 de noviembre de 2020

UNA POLÍTICA EXTERIOR E INTERNACIONAL, SUMISA Y RIDÍCULA

Por Fortune Modeste Valerio

El presidente Luis Abinader Corona acaba de inaugurar su periodo de gobierno con posiciones de política exterior e internacional que revelan su desconocimiento de las variables fundamentales que mueven, en este tiempo, el acontecer mundial; al menos que quiera convertirse en punta de lanza de un imperio que destruye todo lo que toca con su poderío, Estados Unidos de Norteamérica. 

Algo insólito que ocurra en un país del tercer mundo, con limitado crecimiento y escaso desarrollo. Entregar la soberanía a los intereses estadounidenses es burlar la confianza depositada, con el voto, por la población. Lacera profundamente la dignidad nacional, cuando se arrodilla vergonzosamente ante un poder que nos ha pisoteado militarmente varias veces, y profundiza su dependencia económica, política y social. 

La dependencia política, económica y social, es contraria a los nuevos tiempos. Obstaculiza el despegue productivo de una nación, desaprovechando las oportunidades que brinda el mercado, y conseguir excelentes inversiones en beneficio del país. Para esto es necesario tener una mente y un accionar independiente de cualquier dominación ideológica opresora. 

Cómo se le ocurre al presidente Abinader cerrarle las puertas a la economía más próspera del mundo, la República Popular China. Limitar sus inversiones a áreas de poca monta, es una desconsideración inaceptable. Un país ávido de inyecciones de capital fresco, no envenenado por las garras del capitalismo voraz y salvaje. Se desconsidera a un gobierno que ha ofrecido su colaboración permanente, cuando se le impide invertir en telecomunicaciones, aeropuertos y puertos. ¡Qué barbaridad!



La posición del gobierno dominicano va en vía contraria a los demás países de la región que aprovechan las inversiones chinas, para resolver problemas neurálgicos, por sus características y condiciones blandas. Plegarse a los intereses estratégicos del capital norteamericano es entregar la soberanía económica del país a un poder extranjero. 

Por otro lado, lo más lamentable, el presidente Abinader no debe permitir traicionar su herencia familiar árabe para complacer los deseos imperiales. Es inverosímil cuando anuncia la posibilidad de trasladar la embajada dominicana a la ciudad de Jerusalén, territorio sagrado del Estado palestino. Violando las resoluciones de las Naciones Unidas, ONU. Es inadmisible sumarse a Honduras y Guatemala, en coro con los gringos, y vulnerar  la dignidad de los palestinos. 

La resolución 478, del 20 de agosto de 1980, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó el intento de anexar la ciudad de Jerusalén Este por parte de Israel. Al mismo tiempo solicitó a los Estados miembros a retirar sus misiones diplomáticas de la ciudad palestina. En el momento, solo tres países, EE. UU. Honduras y Guatemala, de la región tienen embajadas instaladas allí. 

A veces la sumisión degradante por alcanzar propósitos determinados, terminan destruyendo los proyectos en curso. No es posibles transgredir las leyes internacionales en ara de caer gracioso al Tío Sam que se desacredita por su incapacidad, prepotencia y un poder, en el mundo, que ya es compartidos con otros países. 

Lo que llora ante la presencia de Dios, es que un primer mandatario de origen árabe, como es el presidente Abinader, se preste a mancillar la dignidad, tanta sangre derramada, del pueblo Palestino. Y lo más lamentable, violar una resolución aprobada por cerca 146 Estados miembros de la ONU. 

La política exterior e internacional de la República Dominicana no debe estar al servicio de los intereses del poder extranjero, mucho menos del que destruye, pendejamente, nuestros recursos naturales; mantiene una intromisión en los asuntos internos del país; y boicotea la frágil democracia latinoamericana y caribeña. Las necesidades inmediatas, a corto y largo plazo, son las que terminan el accionar, con autodeterminación, del gobierno, tomando en cuenta las variables geopolítica de la región y el mundo.


Residentes de Baskinta¹, pueblo libanés, celebran el triunfo electoral del presidente Luis Abinader Corona.


¹ https://acento.com.do/actualidad/una-pequena-ciudad-en-el-libano-presume-por-triunfo-de-luis-abinader-8839534.html

LA CÁTEDRA DEL MERENGUE

Por Rafel Chaljub Mejía

Saludable iniciativa la del ministro Roberto Fulcar de integrar al programa de la instrucción pública la Cátedra Merengue. Interesante y osada novedad que forma parte del empeño en la formación de los alumnos en los valores de la ciudadanía consciente y de la dominicanidad.

El merengue es un atributo valioso de la identidad nacional, cuyas raíces se han sembrado durante más de siglo y medio, y da pena el comprobar la discriminación a que siempre ha estado sometido, especialmente desde las clases dominantes; la indiferencia del Estado frente a ese rasgo de nuestro ser nacional, que si ha logrado sobrevivir ha sido por la vinculación que tiene con la idiosincrasia de nuestro pueblo.

Los que hemos luchado por la preservación de ese género musical nos hemos quejado con toda la razón del mundo del descuido olímpico de las autoridades frente al mismo. Ahora ha aparecido un alto funcionario que desde uno de los más importantes ministerios del gobierno, está tratando de poner el merengue en su lugar.

Eso adquiere mucho más significación, si cabe, porque este esfuerzo se invierte en la escuela, con los niños y los jóvenes, los dueños de la República del mañana.

Agradezco al Ministro el haberme convidado a formar parte de los que impartirán la Cátedra Merengue, entre los que figuran personas del crédito y el renombre del maestro Rafael Solano, el periodista y batallador por el merengue Huchi Lora y, aunque su nombre no ha salido públicamente, el maestro Ismael Hernández, de cuyos conocimientos en la materia no caben dudas.

La nación y el patriotismo se fundamentan en valores y la cultura es uno de ellos. En nuestro caso es imposible hablar con seriedad sobre cultura sin hablar con seriedad sobre el merengue, creación genial del espíritu, las manos y la inteligencia de nuestro pueblo; signo esencial de la dominicanidad del cual debemos sentirnos orgullosos.

En medio de la ola de desnacionalización que azota el mundo, hay que aprender de todo lo bueno de las demás naciones y su cultura, pero lo nuestro es lo nuestro y después de defenderlo por siglos enteros, hoy no nos luce dejarlo abandonado. Juan Pablo Duarte jamás nos lo perdonaría.

Así, la inauguración de la Cátedra Merengue reviste tanta relevancia. Desde mi modesta condición me integro a ella, con la esperanza de que a ritmo de merengue, la causa nacional salga lo más gananciosa posible.

Fuente: https://eldia.com.do/la-catedra-del-merengue/