viernes, 3 de abril de 2020

EL CAPITALISMO ES INHUMANO: LA SALUD ES UNA MERCANCIA EN EL MERCADO

A mi hija Sevil Hanoi: “Papi, no me voy a dejar morir; ese virus no me va a matar”. Su firme determinación de vivir le dio fuerza para resistir y vencer el Coronavirus, COVID 19.

Por: Fortune Modeste Valerio

Lo que faltaba para quitarle la careta a los incrédulos. El sistema capitalista es capaz de eliminar a millones de seres humanos; en especial a aquellos que han perdido su capacidad productiva mediante la creación de bacterias y virus que los elimines en forma cruel y brutal, creadas en sofisticados laboratorios químicos y biológicos de muertes.

Nadie cuestiona que la pandemia originada por el Coronavirus y su COVID 19, apunta en ese dirección; utilizada como arma de destrucción masiva y pleno dominio en sus mortales ataques a los humanos. Un sistema económico, ideológico y político, el capitalismo, que tenga su base fundamental en la devastación, la muerte y la guerra, tardes o temprano, tiene que desaparecer por el bienestar y la paz de la humanidad.

Lo que se cuestionaba, en los círculos elites del capital, era la forma de cómo enfrentarla, el coronavirus, para tener el control de su expansión y efectos devastadores. Los resultados fueron catastróficos e incontrolables en los países capitalistas de Europa. Convirtiendo, en estos momentos, a las principales ciudades de los Estados Unidos de América en el mismo centro del pandemonio de muerte de la pandemia.

El sistema capitalista entra en una fase critica en el dominio y control del mundo. Su incapacidad para enfrentar la emergencia sanitaria y de salud, generada por la pandemia, lo descalifica para continuar protagonizando el devenir de la humanidad. Las propiedades esenciales del capitalismo son contrarias a la supervivencia y bienestar de los seres humanos.

Ha quedado demostrado que la privatización del sistema de salud de una nación es contraria al interés de la inmensa mayoría de la población. La vida de los seres humanos no debe estar en el mercado, libre juego de la oferta y la demanda, a expensa de los intereses insaciables de los intermediarios financieros capitalistas.

El neoliberalismo, corriente económica y política, criminal, capitalista, punta de lanza del imperialismo devastador; es quien estimula la privatización de todos los recursos indispensables y continuar con la vida productiva y en salud. No le basta con su complicidad en el deterioro del cambio climático, promover guerreras y agresiones para apropiarse de las riquezas de los pueblos y producir pestes que reduzcan la población en el mundo.

El capitalismo esta acorralado, no vencido, con su propia incapacidad para resolver crisis en beneficio de la humanidad. Su preocupación es su ganancia de capital, sin importar la vida de millones de seres humanos. Y esto lo va llevar a su quiebra definitiva. Las ansias desmedidas de plusvalías, intereses financieros y planes de conquistas, lo llevará al rotundo fracaso estrepitoso.

Como consecuencia, entre otras cosas, de la pandemia, la economía mundial y el sistema financiero internacional han recibidos demoledores golpes en el mismo corazón de su centro nervioso, debilitando su estructura y creando un ambiente deprimente en sus actores principales. Una crisis momentánea teniendo, en la vuelta de la esquina, una contracción en la producción de bienes y servicios en la antesala de una posible recesión y depresión, que impactará en forma negativa.

New York, símbolo financiero del sistema capitalista mundial, es el emblemático ejemplo, por la pandemia de Coronavirus y su COVID 19, de inoperancia, falta sensibilidad e incapacidad de un modelo político y económico en decadencia. Las muertes de sus habitantes son inagotables. Ha colapsado su estructura de salud; prefieren envían al paciente a esperar la muerte en sus casas u observar que cruce por el frente, porque no tienen el tratamiento adecuado y las pruebas tardan casi dos semanas. ¡Un desastre humanitario!

El mundo observa el declive en forma acelerada, en una pendiente enjabonada queriéndose llevar a todo lo que encuentra por delante, a un imperialismo herido, no de muerte, por su incapacidad, conducido por un desquiciado mental, payaso del circo, que pone en peligro la paz mundial. Solo la solidaridad y la cooperación de los pueblos puede enfrentar con éxitos los efectos de la pandemia. Poner los avances de la ciencia y las innovaciones de la tecnología al servicio de crear recursos que garanticen la supervivencia productiva y sana de la especie humana en el planeta.