domingo, 8 de noviembre de 2020

LA GENUFLEXIÓN DE UN PRESIDENTE

Por Fidel Soto

Cuando Richard Nixon y Henry kissinger decidieron establecer relaciones con la RPCH, sabían que ese país tenía un régimen comunista bajo la dirección del PCCH. No le pidieron permiso a nadie, ni a los franceses ni a los ingleses; tampoco a los soviéticos.
La República Dominicana estableció relaciones con China y esto molestó al gobierno estadounidense. Nos cayeron unos endemoniados ataques, señalando el gran peligro que entrañaba esa relación para los Estados Unidos y nuestro propio país.
El jefe del Comando Sur, refiriéndose a América dijo que "era su barrio". El presidente Trump llegó a creer (¿ ?) que Venezuela era parte del territorio estadounidense. Desde Marcos Rubio y un sinnúmero de paniaguados, amenazaron solapadamente al gobierno dominicano. Se destacó la presión del Secretario de Estado Mike Pompeo (El que muerto de la risa contó a estudiantes de una universidad norteamericana que cuando dirigió la CIA robaban y mataban).
La soberanía, la independencia y la autodeterminación de un pueblo es propia de cada pueblo y cuando una nación establece relaciones con otro, no está sujeto a rendirles cuentas a un tercero. La actitud del presidente Luis Abinader no sólo es una genuflexión de él como persona y como presidente, sino una ignominia a nuestra patria y a los padres fundadores.
Al establecer las relaciones entre la R.D y la RPCH, no se le limitó campo en inversiones a los chinos, como no se ha hecho con ningún país. Lo que ha demostrado el presidente Abinader es un entreguismo descarado que lo sitúa al nivel de Buenaventura Báez.
Las relaciones entre los pueblos debe ser respetuosa y de beneficio mutuo. China hoy es la segunda economía y sostiene un crecimiento acelerado en todas las áreas de la producción y las ciencias. No es justo que los estadounidenses nos involucren en su desacertada envidia contra China y mucho menos justo que el presidente se olvide de aquel gesto del Coronel Caamaño:

"Señor Embajador le vamos a demostrar que aquí hay dignidad".

¡Lástima, el presidente no entiende lo que es la dignidad!