lunes, 27 de febrero de 2023

El del presidente Liis Abinader: Un discurso en la lógica y esquema del mismo modelo económico y la política de todos los gobiernos de turno

Por Manuel Salazar    

Secretario General del Partido Comunista del Trabajo (PCT)


Habremos avanzado en el país,  cuando la rendición de cuentas del presidente de la República ante la asamblea nacional centre su atención en el estado de situación del índice de desarrollo humano; en la calidad de la democracia y el estado de derechos logrados,  y en el cambio en la cultura de la gestión pública.

Estaremos en más, o mejor de lo mismo,  mientras la referencia sea el crecimiento del PIB, la construcción de infraestructuras,  el desempeño del turismo y zonas francas y la comparación con lo que hicieron gobiernos anteriores.

El discurso de rendición de cuentas  del presidente Luis Abinander, como  los de anteriores gobiernos,  ha  seguido la misma lógica y esquema general.  Todos han dicho que  todo va bien,  según dicen  "a pesar de las dificultades en el entorno internacional".

Este discurso del presidente Luis Abinader,  y los de sus antecesores inmediatos, han presentado el país como un jauja, un lugar casi encantado.

Han mostrado y explicado el crecimiento económico.

El auge del turismo, de las zonas francas, entre otros.

El déficit de esta rendición de cuentas, como las de anteriores gobiernos,  es la distribución de la riqueza, la equidad social.

El déficit es la presentación del desarrollo, es decir, de cómo el crecimiento económico mejora sustancialmente las condiciones de bienestar, felicidad,  seguridad social y ciudadana de las grandes mayorías del pueblo.

El déficit es el avance  democrático, de los derechos democráticos; del desarrollo humano.

Del derecho de los trabajadores a la sindicalización y a salarios y sueldos dignos.

Hay crecimiento económico; construcción  de infraestructuras por doquier  para hacer más eficiente el modelo económico.  En setenta años consecutivos ha habido crecimiento de la riqueza del país y construcción de más en más de obras.

Pero la democracia sigue siendo de electores; carente de justicia social.

Las mujeres siguen condenadas a sufrir valores propios de la era feudal y hasta de la esclavitud, como es el no tener derecho a decidir qué hacer con su cuerpo y su vida. El caso de las tres causales en el código penal es expresión clara de este retraso.

Son rendiciones de cuenta que hablan del crecimiento de la riqueza, pero sin presentar resultados de progreso material, cultural y de los derechos para el pueblo.

Porque todas esas rendiciones responden al mismo modelo económico y la política que le corresponde.

Es la misma esencia que ha nutrido las políticas públicas de los gobiernos de turno. El país en el mismo esquema político y económico.

Aunque haya diferencias   en las maneras de gestionar el modelo. Por ejemplo, en la labor del ministerio público, en las licitaciones de compras públicas.

Se expresan también déficit muy graves en la gestión de programas como los referidos a enfermedades catastróficas, en los que efectivamente el gobierno ha asignado cuantiosos recursos, pero hay constancia de que hay personas afectadas de cáncer que deben esperar hasta ocho meses para ser atendidos con los beneficios de los mismos.

Así sea que hay eficiencia por ejemplo  en la gestión  del INFOTEP, el ITLA,  en el  Instituto técnico de San Luis. Eficiencia   referida a las cualidades  particulares de sus gestores, y no a la cultura de gestión pública establecida en el país,   que no apunta a la calidad, la eficiencia y eficacia teniendo el servicio público para beneficio del pueblo como paradigma.

Hay que reconocer que con  el gobierno del presidente Luis Abinader hay un elemento a distinguir, cual es,  que ha puesto  como garantía de su gestión la honestidad característica de su familia.

Distinto  a los gobiernos que sucedió, del presidente Luis Abinader no cabe esperar que defina políticas públicas para obtener beneficios particulares.

Aunque haya áreas y funcionarios con actos de corrupción comprobados. 

Manuel Salazar

viernes, 24 de febrero de 2023

Etapa democrática, transición y transformación

 Por Fortune Modeste Valerio 

La izquierda dominicana, desde la década del 60' hasta nuestros días, ha desperdiciado valiosos momentos históricos que le hubiese permitido convertirse en una verdadera opción política de poder. La oportunidad se repite de nuevo. Solo resta esperar qué harán para emprender el camino correcto e insertarse en la etapa democrática con una visión diferente a los que nos tienen acostumbrados. 

Están inmersos con mucha timidez en el proceso democrático, perdiendo un tiempo precioso, sin aprovecharlo. Se extravían, en lo claro, por pendejadas. Por el momento, la etapa democrática es conducida por sectores oligárquicos y una burguesía apegada a lo público y retrógrada. Esta última con pinta de liberales, aunque la individualidad no generaliza la intención de una clase insaciable. Ambas son retrancas para guiar la transición en desarrollo. 

Esos sectores retrógrados han sabido utilizar al máximo las oportunidades históricas; cada vez que se han presentado, sin importar el costo, no pierden tiempo para subirse en el carro de la oportunidad. Derrocaron en alianza con los Estados Unidos el gobierno democrático y progresista del profesor Juan Bosch. Y ahora manipulan a los partidos políticos que se alternan el poder para continuar sus ansias desmedidas de acumular riqueza y capitales. 

No se engañen, para no pasar con fichas, el PRM, las dos versiones corruptas del PLD, Danilo y Leonel, este último disfrazado de un verde camaleónico, PRD, PRSC, etc., están al servicio de ese sector de poder oligárquico, alimentado por los norteamericanos. Confiar ciegamente en sus maniobras culebreras, es caer en una trampa mortal. 

Si no se aprovecha, ese espacio vacío, que gravita en esta coyuntura electoral, se perderá de nuevo la oportunidad que nos ofrece el curso de la historia. La unidad del progresismo, sectores democráticos y populares, y la izquierda, como quieran ponerla, es la única salida saludable que tiene el campo de los revolucionarios. Tener presente y muy claro, que es para emprender un camino independiente y alternativo, con identidad propia, para avanzar hacia el poder. 

En los países pobres, subdesarrollados y dependientes, impulsar la etapa democrática es la clave para despegar en el tortuoso camino de alcanzar una efectiva transformación económica, política y social. Puede ser obstaculizado, incluso con la implantación de una dictadura, pero su trayectoria es indetenible. De ahí la importancia de garantizar una conducción correcta de este tránsito histórico. 

América Latina y el Caribe ha demostrado que los progresistas y la izquierda pueden conducir la etapa democrática dentro del capitalismo. Llegar al gobierno por vía electoral para profundizar el proceso democrático y garantizar concluirlo; para no interrumpir los inevitables saltos históricos de la humanidad. 

No existe una receta única en materia de las ciencias políticas, cada país tiene su realidad objetiva, que permita aplicar, con creatividad e inteligencia, los métodos y procedimientos adecuados al momento, para ocupar espacio en las instancias de poder. La voluntad de la población, expresada con el voto, es la decisión legitimada válida.

La izquierda dominicana tiene una gran responsabilidad histórica que no debe desperdiciar con ambigüedades ni dilaciones innecesarias. Aquí se conoce al cojo sentado y al ciego durmiendoEs tiempo de tomar las calles de la república, respaldando a los sectores en luchas, con las propuestas electorales y el proyecto de nación que terminará con las políticas neoliberales que coartan libertades públicas y derechos humanos. Así como de crear un nuevo clima de gobernanza donde el crecimiento económico venga acompañado de inclusión social.

Fortune Modeste Valerio