viernes, 8 de septiembre de 2023

Los independientes que hacen falta en la izquierda

 Por Fortune Modeste Valerio 

Últimamente, se viene repitiendo, hasta la saciedad, la existencia de un grupo muy diverso, sin militancia partidaria, de hombres y mujeres que giran alrededor de ideas de izquierda, socialistas y comunistas, superior, cualitativa y cuantitativa a las que están organizadas. Son personas que de "tanto luchar" quieren terminar sus pasos por la tierra, con las botas puestas. Atraerla para aprovechar sus experiencias y creatividad, es el gran desafío inaplazable del movimiento revolucionario.

Ese grupo de personas, no organizadas, no tienen otra alternativa que moverse junto a la agrupación que le es afín de acuerdo con sus perspectivas y concepción ideológica, y la manera de "hacer política". Son sobrevivientes del exterminio selectivo, de los gobiernos de los doce años del Presidente Joaquín Balaguer, sin ningún interés en disputar a nadie su espacio ganado, labrado con tanto esfuerzo y sacrificios. Por el contrario, podría ser la punta de lanza para llegar a sectores apáticos por la contaminación sistémica y conectar, con un lenguaje renovado, con la juventud ansiosa de algo nuevo.  

Las motivaciones para continuar independientes son diversas, entre las cuales se destacan por su vigencia historica: La hostilidad disfrazada, prepotencia de clase, mediocridad revestida en sobredimensionar sus conocimientos teóricos, y un celo histórico sin sentido. Son desviaciones conductuales, producen mucho daño, en el movimiento revolucionario que han incrementado esa franja de la izquierda que no se detiene en crecer.

El término de la izquierda en nuestro país ha tenido un tránsito muy accidentado que impide seguir la trayectoria triunfante que recorre América Latina y el Caribe. A raíz del fin de la dictadura trujillista se encausó, apegado a la humildad y decencia, con bríos en la juventud, intelectualidad y en la clase trabajadora. Teniendo su punto culminante, brillante, el estallido de la revolución de abril de 1965. 

Su cualidad más destacada, observando con atención, fue las limitadas organizaciones revolucionarias existentes. Apenas tres agrupaciones políticas se disputaban el espacio reservado para la izquierda: MPD, PSP-PCD y el 1J4. Gravitaron, aunque no lo crean, con peso específico en un mediano trecho histórico del acontecer político, sindical, estudiantil, profesional, campesino, popular y social.

Aquí se respiraba izquierda por doquier. Los jóvenes aspiraban a ser como Manolo, El Che, Fidel, entre otros. Fue la época dorada y gloriosa del movimiento revolucionario. La contienda de abril fue la señal para que el imperialismo norteamericano detectara el poder que tenían los revolucionarios en República Dominicana. 

De inmediato confeccionan un plan táctico y estratégico para diezmar la influencia de la izquierda en la sociedad. Fueron implacables con los muchachos; jóvenes portadores de ideas para el establecimiento de una real democracia con justicia social. A sangre y fuego, el imperialismo norteamericano impuso su voluntad. Rematando con una efectiva y selectiva lucha ideológica que doblegó, doblega al más bonito. 

De aquella cacería sangrienta e inhumana contra los revolucionarios, sobreviven muy pocos, muchos se han rendido al capital. Un escenario muy delicado, si tomamos en cuenta la profunda división existente; con decenas de organizaciones sin ninguna legitimidad ética y moral. Destacándose las cuatro o cinco entidades de la izquierda revolucionaria que han mantenido en alto los principios de la revolución.

De la izquierda del ayer a la de hoy, hay una diferencia abismal que se refleja en el comportamiento institucional, de sus miembros y de su influencia en la sociedad. La manera en el que manejan sus actividades, internas y externas, demuestra lo mucho que ha avanzado o retrocedido. ¿Todo sigue igual? No, con sus enfermedades endémicas, una parte se encuentra atrapada por el procedimiento dogmático, inflexible, al estudiar la realidad, y, en los vicios de una pequeña burguesía que utiliza la política como un negocio.

La izquierda dominicana no se encuentra en su mejor momento, languidece en nuestras propias caras; de ahí mi preocupación. Ese grupo de independientes de hombres y mujeres no deben permanecer insensible, inmóvil ante una realidad triste que hace perder las esperanzas y las perspectivas. Hay que echar a un lado ese apartidismo contraproducente, que no ha servido para nada positivo, e integrarse, con la modalidad conveniente, a la agrupación con la que tenga más coincidencia ideológica y políticas.

¡Ya basta de más organizaciones de izquierda, y reducir a los independientes aquellos!

Fortune Modeste V.

Con los azuanos

Por Rafael Chaljub Mejía 

Desde hace un buen tiempo, la gente de Azua lucha contra los riesgos que representa la instalación de una barcaza con una planta generadora de energía, en playa Los Negros, municipio de Puerto Viejo.

Pese a las protestas de los pobladores y las organizaciones ambientalistas, la empresa Powership, procedente de Turquía, fue autorizada a instalar y operar la barcaza y ahora los azuanos luchan contra las consecuencias.

No hace un año que la planta entró en función y ya se denuncia un gran derrame de sustancias contaminantes. Dice un representante de la empresa que todo se debió a la rotura de una manguera, pero moradores de la zona amenazada dicen que este no es el primer incidente de ese tipo que se produce.

Entonces aquí hay asuntos que plantear. El contrato que autoriza las operaciones de la barcaza prevé los riesgos, en la teoría todo parece estar previsto, hasta las sanciones en caso de violación a los protocolos correspondientes. Como siempre ocurre. No creo que haya otro país con leyes mejores que las nuestras, el problema es quién las hace respetar.

Y suele ser que este tipo de empresa transnacional acostumbra a llegar a países como el nuestro y regirse tan solo por lo que le dictan sus ansias de ganancias. Ya lo hemos visto en la minería.

En este caso específico las autoridades que tienen que ver con la defensa del medio ambiente, incluyendo los recursos costeros y marinos, han reiterado que están sobre el problema y que harán cumplir con rigor los términos del contrato al que está obligada a acogerse la Powership.

Como debe ser. Ojalá que así ocurra y, ante la realidad ya insoslayable de la instalación de la barcaza, los recursos naturales y especialmente la población, salgan lo menos lesionados posible.

No soy experto ni mucho menos en asuntos del medio ambiente, pero el sentido común indica que las sustancias contaminantes en el mar causan daños de alcance imposible de determinar, esos daños deben ser enormes, a la naturaleza, al futuro del medio ambiente a la vida humana.

Los perjuicios se extienden mucho más allá de la frontera de una provincia y, por consiguiente, esta es una batalla de todos.

Los azuanos están aportando lo que le corresponde, con su vigilancia, sus denuncias, su resistencia, su perseverancia, pero sería un error dejarlos solos como si fuera algo exclusivamente de ellos.

https://eldia.com.do/con-los-azuanos/

Rafael Chaljub Mejía