lunes, 21 de noviembre de 2022

Expresan condolencias por la muerte de Hebe De Bonafini

Un legado por la libertad y la creatividad en los métodos de lucha.  

Santo Domingo. -María Teresa Cabrera, presidenta de la Corriente Magisterial Juan Pablo Duarte, Luz Eneida Mejía del Movimiento de Mujeres Trabajadoras y Virtudes Álvarez, secretaria del Comité Central del Partido Comunista del Trabajo expresaron que sus organizaciones políticas y populares levantan sus banderas como homenaje a la vida de Hebe De Bonafini, fallecida ayer en Argentina a la edad de 93 años.

Fue la fundadora del movimiento de las Madres de la Plaza de Mayo, y destacada luchadora por los derechos humanos y contra la dictadura del general Jorge Rafel Videla en Argentina.

Cabrera aseguró que De Bonafini es un símbolo internacional de la lucha por la democracia, las libertades públicas y el arrojo de las mujeres en la lucha por la paz.  

En tanto Mejía y Álvarez subrayaron De Bonafini se convirtió en un icono de la creatividad en los métodos cívicos de lucha, cuando ante la desaparición de dos de sus hijos por la dictadura de Videla, inició el movimiento de resistencia con solo un pañuelo blanco sobre su cabeza y caminar en ronda en una plaza pública en Buenos Aires, hecho que convocó a otras mujeres hasta convertirse en el ejemplar movimiento de Madres de la Plaza de Mayo. 

Mediante documento de prensa apuntaron que esta representante del movimiento de Madres de la Plaza de Mayo seguirá presente y como ejemplo en las luchas por la libertad y la democracia de los pueblos del mundo.

                                  Hebe De Bonafini


Liderazgo y rencor

 Por Farid Kury

                                   Nelson Mandela

A menudo oigo, a modo de elogio, que fulano o mengano es un líder que no olvida, que el que se la hace se la paga, aunque sea dentro de 100 años. 

Yo esto lo veo de otra manera. Para mí, esa conducta, en vez de elogios, lo que merece es pena. Quien no es capaz de olvidar está lleno de odio y resentimiento. En el fondo, ese tipo de líderes, poseen una alma infeliz, enferma de odio, que es una enfermedad que no deja vivir en paz. Los grandes líderes no odian, saben olvidar. Olvidan las ofensas. Quien no olvida lleva sobre su espalda una pesada mochila de resentimientos que lo convierte en un prisionero de sí mismo, de su alma de pobre diablo, y esa prisión es la peor de todas.

Un líder rencoroso en verdad es un desastre, un fracaso, como ser humano, y eso es lo peor que le puede pasar. Puede ser inmensamente talentoso, pero si su norte es el rencor no pasa de ser, como humano, un miserable lleno de odios y quebrantos emocionales destructivos. 

Pero si la idea de algunos no es ver en el político la parte humana, entonces es preciso saber que esos líderes, repletos de rencores, también son un fracaso como políticos. El rencor obnubila, ciega, empequeñece la visión. El rencor es la maldad, el perdón es la bondad. El político que no puede dejar el resentimiento y seguir hacia delante está incapacitado para dirigir el rebaño a un destino seguro. 

El rencor, dijo el gran Nelson Mandela, es como pretender tomar un veneno y que no te haga daño. Te hace daño y te destruye como ser humano y como político. El rencor es rigidez y la rigidez es la muerte. El líder rencoroso no es flexible. Lo consume el rencor y no puede pasar la página atrás. El rencoroso odia.  Es odioso y odiado, aunque él y sus seguidores crean lo contrario.  No genera empatía, en cantidades abundantes y necesarias. La empatía está en la bondad y el perdón.

Nelson Mandela, el líder sudafricano de categoría universal, fue conocido por el mundo entero por sus largos años en las cárceles racistas. Ahí se miraba al luchador antiracial, al político revolucionario y antiimperialista, al líder del Consejo Nacional Africano. Ahí fue visto con respeto por los que tenían ideas iguales a las suyas.  Pero su grandeza mayor la adquiere cuando sale de la cárcel y le demuestra al mundo que se puede ser político sin ser rencoroso, ser presidente de una nación sin vengarse de los que lo humillaron y lo torturaron. Que se puede perdonar y triunfar. Que se puede ser un líder político sin dejar de ser humano. En la cárcel  fue admirado por sus seguidores. Fuera de la cárcel, con esa capacidad de perdonar a sus verdugos, fue querido y amado  por todos. Tal vez ese sea su mayor legado. 

Los líderes aprenden de los otros líderes. No se creen autosuficientes. Dice nada menos que Bill Clinton, un hombre sumamente inteligente que le tocó la difícil tarea de gobernar durante ocho años un imperio y salir bien, que Nelson Mandela le dijo y le enseñó que no se puede liderar con rencor. Y que Issac Rabin, el líder israelí que firmó un acuerdo de paz con el gran líder y siempre difícil Yaser Arafat, y que fue asesinado por un maldito fanático israelí, no árabe,  le enseñó que las paces se hacen con los enemigos  no con los amigos.

Cuando se alcanza la categoría de líder es deber arrojar la mochila del resentimiento al fondo del mar y  dejar pasar muchas cosas,  por más valederos y hasta justificados que sean los sentimientos de ofensa, que pudieron haber existido en un determinado momento de oscuridad. Total, todo pasa y lo que queda como legado de un líder es lo que pudo hacer en beneficio de su  pueblo, no de sus sentimientos particulares.

Fuente: página de Facebook de Farid Kury.

                                            Farid Kury