sábado, 5 de noviembre de 2022

Los gobiernos de izquierda en América Latina y el Caribe

Por Fortune Modeste Valerio 

El triunfo en Brasil de Luiz Ignácio Lula Da Silva es un ejemplo tangible de cómo funciona la democracia y el sistema electoral en el capitalismo latinoamericano. Con un margen estrecho, (50.90% - 49.10%), le acaba de arrebatar la "vuelta" a un-Jair Bolsonaro que esperaba continuar subido en el palo. La victoria de Lula amplía el dominio de la izquierda en la conducción de gobiernos en la región.

Sin duda, la izquierda latinoamericana y caribeña viene comprendiendo a tiempo la importancia de insertarse en el tránsito democrático que recorre el capitalismo en la región. Eso implica un cambio radical de su táctica política y, en consecuencia, la forma y el fondo del trabajo político. La nueva visión del momento impone una conducta que corresponda con la realidad.

Participar en la etapa democrática que acompaña al capitalismo ha sido una novedad que impacta positivamente, reducción de la pobreza y desigualdades, más libertades, en la población de América Latina y el Caribe. La derecha política que antes, dominaba a su libre albedrío el escenario político y electoral, ahora tiene de frente a una izquierda que se ha despojado de la clandestinidad, para disputarle el espacio democrático que manejaba a su antojo.

Los resultados están en la vista de todos. Los principales países y economía de América Latina y el Caribe, son dirigidas por gobiernos de izquierda. Lo que equivale, decir, ganar elecciones nacionales con el voto de la mayoría de la población. ¿Quién lo diría? La derecha, cayendo vencida por la izquierda, en su mismo escenario. 

Los ajustes en política hay que hacerlo siempre para no perder el rumbo. La realidad se mueve constantemente, hay que ir acorde en la dirección positiva. No quiere decir, bajo ninguna circunstancia, que los principios políticos, éticos y morales, están en el mercado a mejor postor. Quién cruce esa raya, será tratado con desprecio y mayor virulencia que a los anteriores inquilinos.

Al cambiar la táctica, la izquierda tiene que ajustar su práctica ante una realidad que requiere observar la misma con objetividad. La estructura de poder, sigue intacta. Solo cambia, al ganar elecciones, la forma de gobernar, administrar los recursos públicos. En esto hay que tener, sin perder la cabeza, capacidad, inteligencia y habilidad a la hora de conducir los asuntos de Estado. 

La izquierda que confunda el momento, pensado que llegó al gobierno fruto de una revolución, comete un grave error. En política los errores salen muy costoso, se pagan caros. Limitar el accionar a lo que corresponde a la etapa democrática burguesa; profundizando el proceso democrático con un alto espíritu de inclusión social y crecimiento sostenido de la economía.

Aunque la derecha y ultraderecha, en la región, han perdido importantes batallas electorales, aún conservan su poderío y fortaleza. Los triunfos de la izquierda ha sido cabeza con cabeza, incluso han tenido que celebrarse segunda vuelta. Los Estados Unidos de América, monitoreando su área de influencias, moviendo sus fichas, con premeditación y alevosía, para dar en su momento su jaque mate. 

La pregunta esperada por todos: ¿Son de izquierda los gobiernos que dirigen las economías de los principales países de América Latina y el Caribe? ¡Ahí es que la pintura es dura! Sí, son de izquierdas. Por lo menos en sus orígenes, contenido de sus programas   gubernamentales y consignas. Además, las fuerzas políticas y sociales que le han respaldado, en su mayoría, vienen de ese litoral.

Los gobiernos de izquierda que se aparten de sus promesas democráticas y progresistas serán barridos por la derecha en próximas elecciones. Es la dinámica de la democracia capitalista, de la cual hay que aprender, para no dormirse en sus laureles. La población estará al acecho de sus indelicadezas, prepotencia e incapacidades. Porque llegar y mantenerse en el gobierno no es paja de coco, depende de sus frutos y la voluntad libérrima del pueblo.

A todos los gobiernos de izquierda no se deben medir con la misma vara: no estamos en el reino de los cielos, sino en la tierra. Las condiciones históricas, políticas, económicas y sociales, hasta geopolíticas, son profundamente diferentes en cada país. Por consiguientes, se actúa de acuerdo con sus características singulares y al dominio que se tiene de la etapa democrática que se transita. 

Los gobiernos de izquierda que se aparten de sus promesas democráticas y progresistas serán barridos por la derecha en próximas elecciones. Es la dinámica de la democracia capitalista, de la cual hay que aprender, para no dormirse en sus laureles. La población estará al acecho de sus indelicadezas, prepotencia e incapacidad. Porque llegar y mantenerse en el gobierno no es paja de coco, depende de sus frutos y la voluntad libérrima del pueblo.

Fortune Modeste Valerio