sábado, 29 de agosto de 2020

REPARTIR EL PASTEL ENTRE FAMILIA

 Por: Fortune Modeste Valerio

Debido a que donde impera la desigualdad no existe las mismas oportunidades para todos¹. Elvin Calcaño Ortiz.

Es preciso aclarar que no he firmado un cheque en blanco al presidente Luis Abinader Corona ni al PRM. Mi respaldo estuvo motivado para derrotar a un adversario común y crear un nuevo escenario que permita transitar por senderos de institucionalidad democrática, nuevos rumbos al sector productivo y lucha sin cuartel contra la corrupción y la impunidad.

El nuevo escenario está ahí, toca saber aprovecharlo. Por lo visto, los vienen aprovechando muy bien, las principales familias del partido de gobierno y aliados. Los revolucionarios deben de ponerse pa’ lo suyo. Dejar de hacer lo mismo de siempre, sin dar señales de unidad y cada quien por su lado.

En países como el nuestro, el Estado es la panacea para resolver problemas personales y particulares. El gobierno es el primer paso en alcanzar y coronar el propósito. De ahí que, cuando alguien corona, la población se entera de inmediato.

Bajo ninguna circunstancia voy a estar de acuerdos con que los principales cargos estatales sean distribuidos familiarmente. Aunque, muchos de los nombrados no tienen consanguinidad con la familia presidencial, se envía una señal equivocada a la población. Y así no fue que hablamos.

Estoy de acuerdo que los cargos estatales deben favorecer al partido de gobierno y sus aliados. Pero, no es justo que le enrostre en la cara de la sociedad, el poder familiar de los funcionarios para imponer a sus consanguíneos, en funciones públicas, sin el menor escrúpulo ni vergüenza.

Es cierto que hay una campaña mediática para satanizar las acciones y nombramientos del presidente Abinader. Lo que se critica, y con razón, es que los nombrados son favorecidos por su cercanía sanguínea con algún funcionario. Desventaja con la gran mayoría de la población que está en búsqueda por insertarse, no es pecado, en la administración pública.

Hoy en día, el mercado laboral del sector público es muy competitivo, donde se conjugan la calidad profesional, experiencia y sensibilidad social. Se distorsiona y provoca irritabilidad, cuando los nombramientos favorecen, única y exclusivamente, a los familiares de los funcionarios y relacionados.

No estoy cayendo en las garras de la campaña mediática aquella. Es la verdad, se vienen repartiendo el pastel estatal, a la franca y muy disimulado, entre un reducido circulo familiar, perjudicando la oportunidad, los planes legítimo, de un sector de la población por trabajar en el Estado.

Como estamos a días del ascenso al poder del nuevo gobierno. Esperamos que con el tiempo, los familiares nombrados no, saquen las uñas, sigan los pasos fangosos de los exfuncionarios peledeístas y allegados del expresidente Medina. No es extraño, la mafia estatal se estructura en familia y relacionados.

¹ - Ortiz Calcaño, Elvin. La falsedad del discurso meritocrático. https://acento.com.do/opinion/la-falsedad-del-discurso-meritocratico-8853695.html?fbclid=IwAR3t_jRsMDeUOsr2T5bhiOOML5YbJWJ6QRuMznq5KKREEfH_VDOr1-GNC1k




GASPAR POLANCO Y LAS POMPAS DEL PODER

 Por: Rafael Chaljub Mejía

Ahora que el presidente Luis Abinader ha tomado la muy loable decisión de prohibir que se exhiban las fotos suyas en las oficinas públicas, me viene al recuerdo algo parecido que fue dispuesto por el general Gaspar Polanco cuando le tocó ser presidente de la República en armas durante la guerra de la Restauración contra los ocupantes españoles.

Polanco era un hombre ordinario, militar desde los tiempos de la primera República y las guerras de independencia contra los invasores haitianos.

Era analfabeto, igual que lo fueron otros presidentes como Pedro Guillermo y Wenceslao Figuereo –Manolao-. Hombre enérgico, valiente, a veces cruel, llegó al poder después de encabezar el golpe del 10 de octubre de 1864, que depuso al presidente José Antonio Salcedo –Pepillo.

Para sorpresa de muchos, una de sus primeras medidas fue suprimir la costumbre monárquica de usar los títulos de Excelencia, Su Señoría, Excelentísimo y otras calificaciones similares que desde la fundación de la República se usaban para dirigirse al presidente.

Entonces no había fotos a colores para que el lambonismo las colgara en las oficinas públicas, pero sobraban esos calificativos dirigidos a halagar la vanidad y endiosar al presidente. El general Gaspar Polanco los prohibió y para un hombre de campamento y de cuartel, iletrado por demás, aquello sigue siendo digno de reconocimiento.

Entró con buen pie al ejercicio del gobierno y aparte de devolverle el vigor necesario a la guerra contra los ocupantes, tomó medidas tan importantes como la creación de escuelas en numerosos lugares del territorio liberado, la revalorización del papel moneda que se había depreciado hasta niveles catastróficos, restituyó el poder al municipio, puso a funcionar las alcaldías, anuladas siempre por la voluntad de los comandantes de armas. Para su tiempo y sus circunstancias, hizo un buen gobierno.

Se manchó horriblemente con la fría e innecesaria ejecución del ex presidente Salcedo, el 5 de noviembre de 1864, pero ya ven ustedes las cosas buenas que aportó desde su gobierno de apenas tres meses y once días, ya que por el mismo procedimiento que ascendió fue derrocado, por el golpe encabezado por el también restaurador Pedro Antonio Pimentel, ante el cual capituló en Jaibón, el 21 de enero de 1865.

Y en eso de alejarse de las pompas del poder, Gaspar Polanco dio el mismo ejemplo de modestia que, en otras condiciones, ha dado ahora el presidente Abinader.

Fuente: https://eldia.com.do/gaspar-polanco-y-las-pompas-del-poder/