viernes, 2 de septiembre de 2022

Izquierda, derecha y unidad (2 de 2)

 Por Fortune Modeste Valerio 

Se debe propiciar un ambiente político, amplio y democrático, donde, esté, por supuesto, la izquierda. Y surgir con una propuesta progresista y democrática, sin ninguna vinculación con corruptos, ni los tradicionales insaciables de recursos públicos.

La batalla electoral, en América Latina y el Caribe, se ha convertido en una rivalidad entre dos grandes polos: izquierda y de derecha. Las políticas neoliberales y la corrupción administrativa de los gobiernos conservadores y mañosos, provocaron que la población y sus sectores sociales, ambientalistas, feministas, laborales, etc., hayan tomado las calles ante los abusos gubernamentales, llegando con fuerza, su ira, a los procesos electorales. 

Las experiencias de las luchas sociales, populares y minorías étnicas de Colombia, Perú, Chile, Ecuador y Honduras, son aleccionadores, si se toma en consideración, para aprender de ellas, las características e idiosincrasias de cada país. Es indudable que la visión regional ha experimentado un giro a la izquierda, colocando en apuros las influencias que ejerce el poder norteamericano.

No quiere decir, ni dejar entrever, que aquí ocurrirá lo mismo, ni nada parecido. El panorama dominicano es distinto, tiene otras connotaciones ligadas directamente a las actuaciones de los revolucionarios y al control ideológico y político que ejerce, en la sociedad, la clase y grupo de poder, bajo la hegemonía de los Estados Unidos de Norteamérica.

Desde la década del 60’ del siglo pasado, la izquierda ha rehusado a participar consecutivamente en los procesos electorales. Organizando y encabezando importantes jornadas de luchas políticas y reivindicativas, pero los resultados en materia de simpatías plebiscitarias, lo capitalizan otros, generalmente la derecha: el PRD, PRSC, PLD y ahora el PRM. No se ha tenido la preocupación por entender el valor de las elecciones capitalistas que se celebran periódicamente. 

El desconocer los procesos electorales es el resultado de tener una posición equivocada de un sistema capitalista atípico que impacta en la sociedad con sus deficiencias, atraso y agresividad. Pero hay más, trae consigo su estructura de gobierno, denominado “Democracia representativa” o la imposición de régimen de fuerza. Generalmente, la izquierda ha enfrentado a las dictaduras, ignorando la democracia. 

La izquierda, sin ningún impacto positivo, han hecho varios intentos tímidos en incursionar en los procesos electorales: con resultados desastrosos o apoyando a los partidos de la derecha. En ambos casos no han logrado articular un instrumento unitario, amplio, que junte a los que estén de acuerdo con participar en las elecciones. 

Nada permanece estático, evoluciona de manera constante y permanente, eso ocurre con las ideas políticas que se nutre de una realidad en movimiento, desnudando al más bonito. Ahora, la izquierda ha comprendido en su justo valor la participación en los procesos electorales como forma de ir avanzando hacia el poder. ¡Qué bueno!

A la izquierda le falta mucho camino por recorrer en relación con su participación en los procesos electorales. Deben de desligarse, si quiere calar en el corazón de la población, de cualquier vínculo con los partidos de la derecha, políticos corruptos, y actividades inmorales y falta de ética. Marcar la diferencia en un ambiente podrido que navega en forma desenfrenada por administrar los asuntos estatales. 

Se envía un mensaje equivocado a la población, cuando se camina de brazos con la derecha y corruptos; incrementando la incredulidad en el movimiento revolucionario, que aleja cualquier entendimiento duradero. 

Se presenta, otra vez, la oportunidad en el movimiento revolucionario de articular un instrumento político, amplio, progresista y democrático, que permita llegar a un Acuerdo Nacional con soluciones a los graves problemas nacionales que no ha permitido salir de las precarias condiciones de vida y de trabajo de la población. Y detener a una sociedad que va a la deriva, en forma acelerada. 

Sí, la izquierda puede empujar el carro de la democracia... ¡No la desperdiciemos de nuevo!

Fortune Modeste V.

 

 

 

 

 

Sobre el aumento salarial

Por Rafael Chaljub Mejía 

Aunque esa idea de don Pedro anula el papel del Ministerio de Trabajo y la responsabilidad del Estado, el referido Ministerio actuó con diligencia, convocó a las centrales sindicales y a la patronal a una reunión formal para el pasado miércoles. La patronal hizo caso omiso y no asistió a la cita.

La necesidad del aumento es tan urgente que hasta la cúpula empresarial la reconoce. El azote de la carestía, la reducción del salario real, los apuros en que se ven los trabajadores en medio de la presente ola inflacionaria y las perspectivas de que todos estos factores se sigan incrementando están demasiado a la vista. Aquí estamos ante la situación de siempre.

Salarios injustos y una cúpula empresarial cerrada a banda a la negociación. La realidad nos refiere a cuestiones que están en el fondo del debate. Primero, que los bajos salarios están dictados por el modelo que rige la economía dominicana.

Una economía hacia afuera, al servicio de la exportación y del turismo. Las zonas francas y todo inversionista extranjero demandan de salarios deprimidos y moneda nacional devaluada como dos de sus principales atractivos. El turismo requiere que sus dólares rindan a la hora de cambiarlos por pesos dominicanos.

Mientras tanto, esos mismos pesos devaluados son los que recibe el trabajador a cambio de su labor y como los costos de los bienes de consumo suben constantemente, la existencia se le vuelve más difícil a los asalariados. Pero la peor tragedia, es que los trabajadores no tienen capacidad de presión en favor de su salario ni de ninguna otra de sus reivindicaciones, porque no tienen organizaciones sindicales que lo representen.

El mismo modelo económico que crea pesos devaluados, impone a su vez la eliminación de cualquier forma de organización obrera. Aquí, con la tolerancia de todos los gobiernos, el presente incluido, la democracia se detiene en las puertas de las fábricas, la libertad sindical, el derecho de organización de los trabajadores hace tiempo fue cancelado y hablar de organización obrera en las industrias es exponerse al despido inapelable.

Entonces, vamos en favor del aumento salarial, pero conscientes de que cambiar ese modelo y conquistar la libertad sindical, son los mayores desafíos de la clase obrera y sus defensores.

Fuente: Sobre el aumento salarial (eldia.com.do)

Rafael Chaljub Mejía