jueves, 29 de diciembre de 2022

Cuestiones de política y democracia (lV)

Por Manuel Salazar 


Marxismo leninismo y democracia

Desde el punto de vista teórico general, e histórico, para el marxismo leninismo la democracia es el socialismo, en tanto este expresa el dominio de la mayoría de la sociedad, de la clase obrera y trabajadora, sobre la burguesía.  Es un estado de situación de la lucha de clases, en el que, la clase antes oprimida, ha conquistado el poder político mediante el derrocamiento de la clase antes opresora, y ha impuesto su régimen político, de democracia para la mayoría y dictadura para una minoría.

Exactamente lo contrario a la situación anterior antes de que la burguesía y sus aliados fueran derrotados, y ejercían la democracia para una minoría burguesa, e imponían la dictadura burguesa a la mayoría de la clase obrera y trabajadora.

El régimen político y social de la clase obrera en el poder, resultaría en absoluto, contrario al burgués.

Difícilmente se encuentre en los clásicos del marxismo leninismo un tema específico que aborde en particular el tema de la democracia. Este ideal del régimen democrático, valga repetirlo, en el socialismo, se encuentra en fragmentos, entre otras obras, como El Manifiesto Comunista, La Ideología Alemana, Crítica al Programa de Gotha, todos de Carlos Marx y Federico Engels; La Guerra Civil en Francia, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, ambos de Carlos Marx; El Origen de la Familia, la Propiedad privada y el Estado, de Federico Engels. El Estado y la Revolución, Tesis de Abril e Informe sobre la Democracia Burguesa y la Dictadura del Proletariado y Acerca del Estado, de V.I. Lenin. Hay otras, incluso de otros autores, como José Stalin y Antonio Gramsci.

El planteamiento general, teórico de los marxistas leninistas es que, en anteposición a las ideas del predominio del mercado libre, de la democracia liberal burguesa; la democracia socialista propone la planificación central de los principales ejes de la economía.  A la separación de los tres poderes del Estado y la condición de representantes del pueblo, electos cada cuatro años, en la democracia representativa; la democracia socialista antepone la unidad de gobierno y legislativa en un solo cuerpo, integrado por mandatarios seleccionados de manera directa por el pueblo, revocables en cualquier momento, si se apartaran de los compromisos éticos, morales, sociales y políticos, para los cuales fueron designados. La Comuna de París (1871) fue un embrión modelo de este poder.

Este régimen resulta cuando la clase obrera y trabajadora ha triunfado políticamente y han impuesto su poder. Para Carlos Marx, Federico Engels y V.I Lenin, el Estado, e incluso el gobierno democrático, es inviable en una sociedad capitalista mientras no se destruyan las bases económicas, las relaciones sociales de propiedad privada que la sustentan.

Para el marxismo leninismo, el punto de partida teórico, de abordaje al tema de la democracia, relaciona las condiciones materiales de la sociedad con las instituciones jurídico- políticas que corresponden a dichas condiciones. Es la relación infraestructura- supraestructura que se ha popularizado en manuales y textos con fines educativos.

Abordando esta relación, en el curso de la historia que conduce al establecimiento de las relaciones capitalistas de producción, y su consiguiente expresión en el poder político; en el Manifiesto Comunista, Carlos Marx y Federico Engels, dejan plantada esa postura; dicen:“Cada etapa en la evolución recorrida por la burguesía ha estado acompañada de un progreso político correspondiente”.

En tiempos del feudalismo, fue oprimida, pero en lucha, contra el despotismo feudal. Se constituyó en poder armado en algunos municipios en donde logró superar las condiciones económicas de aquel régimen y la correlación de fuerzas le favoreció, para imponer su orden político. Y hasta se convirtió en un estado subordinado y contribuyente del poder de la monarquía,allí donde sus fuerzas le permitieron configurar un embrión del proyecto de sociedad que consideraba expresaba sus intereses.

Se apodera del poder total, impone su Estado, y por consiguiente su democracia, cuando la gran industria y el mercado se hacen universales; es decir, cuando se imponen, de manera dominante las relaciones capitalistas de producción.  La burguesía derrota a otras clases, las subordina en el terreno económico y político, y entonces instaura el Estado capitalista. A este, Marx y Engels le denominan en el Manifiesto Comunista como el “Comité administrativo de los negocios de la clase burguesa”.

Ese hecho histórico fue resultado de la sustitución de las viejas relaciones de producción y de dominación política feudales, y la imposición de las capitalistas, que tienen en el Estado, o el régimen de democracia representativa, su más actual, conocida y general forma de expresión.

También echó abajo los valores que antes resultaban dominantes. Para imponer su papel total, la burguesía hubo también de imponer sus propios valores. Hasta la dignidad personal, dicen Marx y Engels, la hubo de someter a un solo valor, cual es, el del valor de cambio; el de la mercancía. Todas las libertades antes conocidas, sometidas a una sola libertad, cual es, la del comercio. Todo se supeditó a sus intereses.

En Lenin se confirman estas ideas generales sobre el carácter de clase de la democracia. En sus tesis e informe presentado en 1919 al primer congreso de la III Internacional, justo cuando ya había triunfado la revolución de octubre de 1917, y en muchos países estaba en desarrollo un movimiento revolucionario con perspectivas de ganar el poder.  A los bolcheviques le estaba planteado instaurar el poder de la clase obrera, y grupos oportunistas que se distanciaban del socialismo revolucionario, asumían el reformismo como estrategia, y cuestionaban a los comunistas triunfantes las ideas y esfuerzos de imponer un régimen proletario, de democracia para la clase obrera y sus aliados, y de coerción para la burguesía y sus aliados derrocados.

Estos oportunistas reivindicaban una “democracia pura”, “democracia en general”, al margen de la lucha de clases. Sus planteamientos no hacían las preguntas ¿Cuál democracia? ¿Para quién la democracia?.

En un momento de ruptura por la vía revolucionaria de las condiciones políticas establecidas, ya realizada la revolución democrática que había echado abajo al régimen zarista en Rusia, y en lo adelante el proceso asumía la perspectiva socialista, Vladimir Ilich- Lenin- defendió la tesis marxista de democracia para la clase obrera y trabajadoras, e imposición de dictadura para las clases dominantes derrotadas.

Antonio Gramsci postula la esencia de este planteamiento. En su concepto de hegemonía, que es su aporte esencial a la cuestión del Estado, y de la democracia; desarrolla la idea de que la clase dominante, sea la burguesía en su momento de dominación, o la clase obrera en alianza con otros sectores oprimidos ejerciendo el poder, además de dominar en la economía y la política, y ejercitar los instrumentos coercitivos, necesitan hacerlo en la dimensión cultural e ideológica para imponer su régimen. No bastan las leyes y decretos; la fuerza del ejército y la policía; los tribunales y las cárceles; también les será necesario imponer su visión del mundo a través de la escuela, los medios de comunicación y las distintas manifestaciones artísticas. Necesitan imponer sus valores. “Los valores dominantes en una sociedad son los de las clases dominantes”,dirían Carlos Marx y Federico Engels en su libro La Ideología Alemana.

El de la burguesía, es un poder económico, político e ideológico. Es clase dominante, porque domina esas tres dimensiones.  Su Estado burgués, es una amplia madeja de instituciones políticas (Poder ejecutivo, congreso nacional, ayuntamientos, partidos, junta central y tribunal electoral); jurídicas (altas cortes, tribunales, cárceles); militares (cuerpos de las fuerzas armadas y de la policía nacional) e ideológicas (iglesias, universidades, escuelas, prensa, televisión, radio) que tienen el propósito de garantizar la estabilidad y desarrollo de los intereses de la burguesía.

A ese fin, explota a la clase obrera y trabajadora en general; elabora e impone leyes para aplicárselas a sus contrarios. También destruye valores y costumbres tradicionales; o se apropia de las mismas, las deforma e incluye en su arsenal de recursos para imponer en la colectividad social la creencia de que el “status quo” es de la sociedad en general, de todos y todas; eterno e inviolable.

En resumen, desde el punto de vista teórico, e histórico, no puede hablarse de democracia en general, sino de cuál democracia, del régimen de cuál clase. El concepto democracia está ceñido a la lucha de clases, a su nivel de desarrollo en un momento histórico; o su solución mediante el triunfo político de una clase sobre otra.

En la teoría general marxista no hay lugar para el postulado liberal según el cual el Estado representa a la comunidad total y es expresión de lo público; del interés general.

Y así, debemos tener claro que cuando los comunistas y los revolucionarios hacemos una defensa de lo público, de espacios, escuelas, universidades y hospitales públicos, estamos reclamando concesiones a la burguesía; nos movemos en la esfera de las reformas.  Estos reclamos al gobierno burgués, y conquistas cuando se logran; son pasos de avance dentro del proceso de lucha general por la emancipación revolucionaria.  No son un fin en si mismos. Porque, en general, el Estado inserta áreas públicas en su proyecto estratégico como necesidad de su dominio global. Construye carreteras, barrios, urbanizaciones, avenidas y calles, principalmente para el flujo de mercancías, y revalorar territorios, para hacer negocios con estos. Modela, además, a la sociedad, como quiere modelarla.

La ciudad y sus transformaciones, están directamente relacionadas con los cambios en el modo de producción y los consiguientes cambios en la esfera de las ideas. Así, puede decirse, que hay una ciudad que resulta inmediata de la primera revolución industrial (1760- 1840); que acerca a las personas de las regiones rurales a los centros donde operan las industrias, como necesidad del capital de tener disponible mano de obra cercana; las concentra en barrios, en los que también aparecen escuelas, centros de diversión y de abastos.

Y puede decirse que existe una ciudad que desarrolla como resultado de la globalización neoliberal, que destruye centros históricos de pobladores; integra corredores y puentes a desnivel; instala plazas comerciales que, además de ser lugares para la realización del valor en la distribución y venta de las mercancías, se pretenden los espacios públicos para la socialización de las personas que ya no cuentan con los parques tradicionales; además de ser expulsadas a los “barrios dormitorios” distantes del centro de las ciudades; destruye áreas del territorio con vocación para la producción agropecuaria y allí construye  urbanizaciones para estratos sociales de diferentes ingresos económicos.

Así, la ciudad es también es un espacio para la lucha de clases. Qué tipo de ciudad corresponde al interés de la burguesía, y cuál al de las clases trabajadoras, es un tema relacionado con la lucha por el poder político.

Todo hasta aquí, refiere a un planteamiento teórico, un marco general, que procura poner en relieve el ideal general de sociedad que se proponen construir los comunistas.  Una formulación que entra en la esfera de los principios esenciales; si se quiere, del programa máximo de los comunistas.

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Manuel Salazar