sábado, 31 de diciembre de 2022

Odio el Año Nuevo

Por: Antonio Gramsci 

Cada mañana, cuando me despierto otra vez bajo el manto del cielo, siento que es para mí año nuevo. De ahí que odie esos Años Nuevos de fecha fija que convierten la vida y el espíritu humano en un asunto comercial con sus consumos y su balance y previsión de gastos e ingresos de la vieja y nueva gestión. Estos balances hacen perder el sentido de continuidad de la vida y del espíritu. Se acaba creyendo que de verdad entre un año y otro hay una solución de continuidad y que empieza una nueva historia, y se hacen buenos propósitos y se lamentan los despropósitos, etc., etc. Es un mal propio de las fechas.

Dicen que la cronología es la osamenta de la historia; puede ser. Pero también conviene reconocer que son cuatro o cinco las fechas fundamentales, que toda persona tiene bien presente en su cerebro, que han representado malas pasadas. También están los Años Nuevos. El año nuevo de la historia romana, o el de la Edad Media, o el de la Edad Moderna. Y se han vuelto tan presentes que a veces nos sorprendemos a nosotros mismos pensando que la vida en Italia empezó en el año 752, y que 1192 y 1490 son como unas montañas que la humanidad superó de repente para encontrarse en un Nuevo Mundo, para entrar en una nueva vida. Así la fecha se convierte en una molestia, un parapeto que impide ver que la historia sigue desarrollándose siguiendo una misma línea fundamental, sin bruscas paradas, como cuando en el cinematógrafo se rompe la película y se da un intervalo de luz cegadora. Por eso odio el Año Nuevo. 

Quiero que cada mañana sea para mí Año Nuevo. Cada día quiero echar cuentas conmigo mismo, y renovarme cada día. Ningún día previamente establecido para el descanso. Las paradas las escojo yo mismo, cuando me sienta borracho de vida intensa y quiera sumergirme en la animalidad para regresar con más vigor. Ningún disfraz espiritual. Cada hora de mi vida quisiera que fuera nueva, aunque ligada a las pasadas.

Ningún día de jolgorio en verso obligado, colectivo, a compartir con extraños que no me interesan. Porque han festejado los nombres de nuestros abuelos, etc., ¿deberíamos también nosotros querer festejar? Todo esto da náuseas.

El 1 de enero de 1916 se publicó el siguiente artículo “Odio il Capodanno” en la columna “Sotto La mole” del periódico socialista italiano Avanti! .

Antonio Gramsci

Cuestiones de política y democracia (VI)

 Por Manuel Salazar

En el país hubo un momento de inflexión política en 1978

Se produjo la salida del gobierno de los doce años con el triunfo electoral del Partido Revolucionario Dominicano, PRD, de entonces. Se abrió un espacio de tolerancia política que perdura hasta hoy. Se derogaron las leyes anticomunistas, se liberaron los presos y se permitió el regreso de los exiliados políticos. Se concretó la conquista de ciertas libertades públicas y derechos democráticos.

Las circunstancias políticas conquistadas con años de lucha popular, la hacían propicia para reclamar reformas políticas avanzadas. No era un momento de ruptura, de salto revolucionario, sino de acumulación de fuerzas.

Se esperaba del PRD un programa de reformas políticas y de integración al gobierno de los sectores populares, dada su condición de partido que se reivindicaba socialdemócrata. En el liderazgo y los mandos medios de ese partido,  había mucha gente partidaria de cambios políticos institucionales. La modernización económica y política en el marco de un régimen burgués liberal era la expectativa central del país político a partir de la salida del gobierno conservador de Balaguer.

Pero no asumió un programa de reformas políticas.

La izquierda y los sectores populares en general aprovecharon la apertura política para reclamar demandas inmediatas, aumento de salarios y otras reivindicaciones de los barrios populares; pero nunca reclamó una reforma política que en algo abriera grietas al Estado por donde se filtraran propósitos políticos.

Bajo gobiernos posteriores, el Estado, si bien se ha mantenido el espacio de tolerancia política abierto en 1978, ha seguido siendo en esencia centralizado, determinado por el presidencialismo al servicio de una propiedad económica concentrada en unas cuantas familias, cual es una de sus cualidades principales desde los tiempos de la dictadura de Trujillo.

La crisis electoral de 1994, generada por un fraude del balaguerismo   contra la candidatura presidencial del Dr. Peña Gómez, condujo a unas reformas importantes, las del Pacto por la Democracia, a iniciativa de este último, que separaron en el tiempo las elecciones presidenciales de las municipales; prohibieron la reelección consecutiva de un presidente, y contribuyeron a mejorar el sistema electoral.  Importantes. Pero no cuestionaron la esencia centralizada del régimen.

Como tampoco lo hicieron las reformas que condujeron a la constitución actual, la aprobada en el 2010.

Entre el 2004 y el reciente 2020, bajo los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, PLD; tendría lugar un manejo del Estado, casi lilisiano.   Como Ulises Hereaux, Lilís con el Partido Azul y Gregorio Luperón, tanto Leonel Fernández como Danilo Medina desconocieron los principios originales de su partido y líder fundador, el PLD y el profesor Juan Bosch; pervirtieron las instituciones para garantizar su continuismo en el poder; más que una república, gobernaron un régimen en el que desde la presidencia  se sobrepusieron, o sometieron a sus intereses los demás poderes del Estado, sin derogar la constitución;  impusieron el personalismo por encima de las instituciones; hicieron arreglos a los estamentos de la justicia para protegerse así mismos y a sus allegados, y  alentaron la corrupción y la impunidad respecto a los recursos públicos; hicieron una fusión entre el partido, el Estado y muchas organizaciones sociales.  Como en Lilís, el  autoritarismo y  el abuso de poder fue un sesgo singular,  particularmente de  Danilo Medina y sus seguidores.

En base al uso y abuso del poder del Estado, crearon nuevos ricos, su propio grupo económico; entrando en competencia a ¿Quién tiene más riqueza?  con los grupos económicos tradicionales, contribuyendo con esto a instalar un matiz preocupante en la gestión del Estado a partir de la llegada del PRM al gobierno (2020- 2024).

Sobre esto último, es de destacar que grupos burgueses, que antes se limitaron a financiar las campañas electorales de los partidos, y a sentirse representados por los mismos al frente del Estado, ahora reclaman representarse así mismos, ocupando cargos importantes en el gabinete, y alentando a los suyos para que en algún momento hagan de candidatos a la presidencia de la república.

Si tras la ruptura de la hegemonía con la caída de Trujillo y la posterior guerra de abril de 1965, Balaguer impuso un régimen bonapartista, gobernando para los intereses de la burguesía, pero sin integrarla al gobierno; ahora después de los resultados desastrosos para la institucionalidad del país de los   dieciseis años de gobierno del PLD, el presidente Luis Abinader la integra a ocupar cargos importantes en distintos niveles.

Este hecho, y la política de alianza público- privada, que es una espina dorsal de la política económica del gobierno, y procura darle una mayor dimensión a la acumulación de capital del sector privado, sobre la base de la plataforma y recursos públicos, determinan el rumbo esencial del gobierno, ante el cual corresponden las definiciones alternativas. Porque es el formato de la continuidad de un poder centralizado, que corresponde a una propiedad económica concentrada en pocas manos; cual es la cuestión fundamental en materia de lucha política. En esencia, lo que planteaba el programa de los gloriosos patriotas del 14- 20 de junio de 1959, que vinieron por Constanza, Maimón y Estero Hondo, a derrocar por vía de las armas la dictadura de Trujillo, y sustituirlo por un régimen democrático avanzado.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/cuestiones-de-politica-y-democracia-vi-9146567.html

Manuel Salazar