sábado, 16 de enero de 2021

¡YO SOY COMUNISTA! EN HOMENAJE AL GRAN POETA Y COMUNISTA TURCO NAZIM HIKMET

 El 15 de Enero de 1902 nació el gran poeta y comunista turco Nazim Hikmet. Con este hermoso poema le recordamos.

YO SOY COMUNISTA

Yo soy comunista
Porque no veo una mejor economía en el mundo que el comunismo.
Yo soy comunista
Porque sufro al ver a la gente sufrir.
Yo soy comunista
Porque creo en la utopía de una sociedad justa.
Yo soy comunista
Porque cada uno debe tener lo que necesita y dar lo que puede.
Yo soy comunista
Porque yo creo que la felicidad es la solidaridad humana.
Yo soy comunista
Porque yo creo que todas las personas tienen derecho a la vivienda, la salud, la educación, el empleo decente, la jubilación.
Yo soy comunista
Porque no creo en ningún dios.
Yo soy comunista
Porque nadie ha encontrado aún una idea mejor.
Yo soy comunista
Porque yo creo en los seres humanos.
Yo soy comunista
Porque espero que un día toda la humanidad sea comunista.
Yo soy comunista
Porque muchas de las mejores personas en el mundo fueron y son comunistas.
Yo soy comunista
Porque detesto la hipocresía y amo la verdad.
Yo soy comunista
Porque no hay distinción entre yo y los demás.
Yo soy comunista
Porque estoy contra el libre mercado.
Yo soy comunista
Porque quiero luchar toda la vida por el bien de la humanidad.
Yo soy comunista
Porque el pueblo unido jamás será vencido.
Yo soy comunista
Porque usted puedo cometer errores, pero no hasta el punto de ser un capitalista.
Yo soy comunista
Porque amo la vida y lucho a tu lado.
Yo soy comunista
Porque que muy pocas personas son comunistas.
Yo soy comunista
Porque algunos dicen ser comunista y no lo son.
Yo soy comunista
Porque la explotación del hombre por el hombre existe porque no hay comunismo.
Yo soy comunista
Porque mi mente y mi corazón son comunistas.
Yo soy comunista
Porque soy importante todos los días.
Yo soy comunista
Porque la cooperación entre los pueblos es el único camino a la paz entre los hombres.
Yo soy comunista
Porque la responsabilidad de tanta miseria de la humanidad es de todos aquellos que no son comunistas.
Yo soy comunista
Porque no quiero el poder personal, sino el poder del pueblo.
Yo soy comunista
Porque nadie ha logrado convencerme de que no lo sea.


TRUMP Y EL FASCISMO ESTADOUNIDENSE

Por Narciso Isa Conde.


En EEUU el fascismo comenzó a gestarse hace décadas.
Tanto anticomunismo criminal…
Tanto racismo….
Tanta xenofobia…
Tanto machismo.
Tanta homofobia…
Tanta prepotencia.
Tanto desprecio colonialista por los pueblos de otra pinta…
Tantas inyecciones estimulantes a una falsa supremacía blanca, en un territorio predominante poblado por gente blanca…

Tantas ideas e inconductas destinadas a alimentar la ideología fascista…
En fin, tantas barbaridades y atrocidades… que finalmente el engendro tenía que nacer, crecer y evolucionar con las características propias del ambiente norteamericano y los componentes de la propia gringada: sus “showmens” “supermanes” y “robocots”.

De lo pequeño a lo grande: fascismo con fuerza de masa

Su matriz es euro-céntrica, pero su modalidad tiene que ser necesariamente peculiar.

Su evolución ha sido muy accidentada y ha pasado por diferentes fases. De lo individual a la proliferación de las pequeñas sectas, a grupos violentos dispersos,, a organizaciones protegidas como el KU-KU-KLAN, a la constitución de redes y grupos militantes más fuertes…hasta conformar movimientos y agrupamientos más grandes, impactar sobre todo al Partido Republicano, y luego dar el salto para constituirse en una gran fuerza de masa.

Creció sostenidamente, potenció el autoritarismo a lo interno, se amplió y adquirió más coherencia doctrinaria simplista, acompañada de un intenso fanatismo y no pocos liderazgos intermedios de corte religioso.

Esa versión del fascismo se articuló, caló en amplios sectores de la población, buscó un liderazgo nacional y se constituyó en una importante fuerza electoral y extra electoral, con significativa inserción en el “Estado Profundo”, incluido en intelectuales orgánicos, consorcios empresariales, enclaves militares-policiales, corrientes al interior de los partidos del “establecimiento” (incluida la captación de gran parte del P.Republicano) y asociaciones paramilitares.

Impulso “trumpista” al fascismo gringo

Este proceso tuvo su momento de gran ascenso cuando entró en escena la fórmula Trump, que viniendo desde fuera del establecimiento político y desde el mundo del espectáculo y los especuladores de bienes raíces, y captando gran parte del rechazo hacia sus líderes tradicionales -mordiendo a la vez el descontento generado por una crisis de enormes dimensiones y profundidades- recogió, galvanizó y articulo una gran parte de lo acumulado en el electorado, en la sociedad y en determinados centro de poder.

Esto se hizo con un discurso populista, derechista y banal, impregnado de ideas fascistoides, inyectadas con anticipación en los términos señalados.

Una vez convertido así el neofascismo estadounidense en un torrente de masas y en una facción importante del poder permanente, y Donald Trump y los halcones fascistas que lo acompañan, en presidente y gobierno de EEUU, esa facción, aparentemente díscola, siguió creciendo y la división radicalizándose; todo esto en medio de la decadencia de la hegemonía de esa superpotencia a nivel mundial y de la agudización de su multi-crisis interna y sistémica.

Una descomposición y una decadencia indetenibles

Las decadencias y las crisis generalmente dividen y potencian las contradicciones al interior de los poderes constituidos.

En ese ambiente enrarecido brotan y se agudizan las contradicciones en torno a las salidas que se entiende necesarias para contrarrestarlas, casi siempre a partir de los intereses creados por los diferentes sectores de la clase dominante; lo que en este caso explica el choque cada vez más violento entre los llamados “globalistas” y “nacionalistas”, que actualmente escenifican una pugna que rebasa las tradicionales competencias y diferencias entre “demócratas” y “republicanos”, así como el estricto marco partidista-electoralistas y sus modalidades ligeras del pasado.

Los “nacionalistas” tienen una fuerte dinámica fascistoide, despótica-autoritaria, al interior de la sociedad y a favor de la supremacía blanca; mientras los “globalistas” favorecen sobretodo su condición de poder supranacional en dirección al control de territorios, fuerza de trabajo internacional, mercados y patrimonios ajenos, y al ejercicio ilimitado de la fuerza militar para lograr sus propósitos. En consecuencia, gravitan más que los “nacionalistas” sobre el Complejo Militar-Industrial-Financiero, los negocios de la guerra y el despliegue de la guerra global antiterrorista, la más terroristas y terroríficas de todas las guerras.

Los “globalistas” y el Partido Demócrata -sin ideologizarse al modo nazi-fascista- asumen métodos fascistas más allá de sus fronteras nacionales; mientras a nivel interno -sin resignar su esencia oligárquica-capitalista- son más flexibles, algo liberales y tolerantes de la diversidad, y manejan con más habilidad formal el carácter multi-racial y cosmopolita de la sociedad estadounidense. Esto guarda relación con el mosaico social y cultural de sus bases de apoyo y el “pupurrí” político presente en sus filas, también masivas pero no compactas.

El choque entre ambas facciones y ambas visiones ha fracturado de arriba-abajo a ese enorme país a nivel de Estado, sociedad, poder empresarial y estructuras militares; mostrando el neofascismo, recientemente fortalecido, una gran agresividad, que a su vez potencia la contrapartida adversa, llamada en breves día a ocupar la Casa Blanca y a generar represalias.

Esto ha quedado claro a la luz del asalto violento “trumpista” al Capitolio y sus derivaciones. El pleito se aplacó temporalmente, pero sigue latente con nuevos odios en dos bandos que nada tienen que ver con la bondad, la democracia y la paz.

Se equivocan los que creen que el ascenso de Biden y sus sustentadores es la mismísima normalidad y el establecimiento de una democracia real.
También se equivocan lo que descreen en la esencia tramposa y fraudulenta de los dos bandos.

Pecan de ingenuos quienes piensan que el gran problema es Donald Trump como individuo y no logran percibir las esencias y raíces ese fenómeno neofascista, ni apreciar que en el accionar de Donald Trump están implicadas fuerzas bastante poderosas y no pocas complicidades a nivel de Pentágono, Policías, paramilitares y sectores corporativos, que lejos de disiparse con las represalias anunciadas por los “demócratas” contra él, bien podrían exacerbarse.

Basta observar con ojos avizores las entrañas -evidenciadas en fotos y videos- de los violentos acontecimientos recientemente acaecidos, para captar sus conexiones.

Ese pleito no termina en el Capitolio, apenas comienza; y habrá de ser uno de los factores que contribuirá a precipitar, más adelante, la decadencia de ese Imperio ya maltrecho y la desintegración de todo el sistema imperialista-capitalista occidental.

13-01-2021, Santo Domingo, RD.