sábado, 12 de agosto de 2023

La vía electoral es el camino para alcanzar el poder

Por Fortune Modeste Valerio 

La vía para la toma del poder político dependen de las condiciones objetiva y subjetiva de la realidad; no puede ser el resultado de pensamientos superficiales y dogmáticos. Es un asunto serio y muy delicado que conlleva serenidad, prudencia y creatividad para empeñarse a descifrar el mandato de la historia. 

La ventaja de reconocer y aprender a tiempo de las experiencias del recorrido de la rueda de la historia es que permite crear una tactica y una conducta política que se ajuste a la realidad. Vivimos otros tiempos con avances, científicos y tecnológicos, indetenibles. Nuestra región, América Latina y el Caribe, contabilizan cambios considerables en los órdenes económicos, políticos, sociales y geopolíticos que han provocados una mayor atención de los paises poderosos que se reparten el mundo.

Los Estados Unidos de América, cabeza visible de un imperialismo en decadencia, viene perdiendo espacio en las áreas neurálgicas de la región. La presencia de la República Popular China con sus relaciones diplomáticas y comerciales con países y pueblos latinoamericanos, resquebraja lentamente la hegemonía del poder imperial. La izquierda y el progresismo llegan desplazando, vía electoral, a los gobiernos neoliberales, corruptos y complacientes con la injerencia extranjera. 

El cambio que exhibe la izquierda ha sido genial, como manda el "librito". Interpretando los giros históricos, se ha insertado en la etapa democrática y en la maquinaria de poder que cambia gobiernos de acuerdo con la voluntad de la población votante; participando en el proceso electoral, las elecciones. Los resultados están a la vista y al oído de todos. La derecha y ultraderecha no han podido detenerla, aunque compiten cabeza con cabeza. 

¿Quién ha dicho que los revolucionarios no saben lidiar en la democracia capitalista? Por el contrario, en paz, en libertad y en pleno respeto al disfrute de la vida es que son diligentes y audaces de ganar el corazón y la voluntad de la gente y del pueblo trabajador. Es cuestión de dedicación y entender los cambios que se producen en el devenir histórico.

La lucha armada ha quedado atrás, por ahora; un acto genial, lleno de sabiduría, audaz e inteligente. De esa forma aprovechan un ciclo democrático interrumpido por la implantación de dictaduras que coartaron libertades políticas y derechos humanos. Experiencia enriquecedora de la izquierda latinoamericana que camina al compás del tiempo, dando un salto al presente con proyecciones positivas al futuro. 

Ahora, la violencia sigue emanando desde el Estado, de sus instituciones a través del fraude electoral, golpes blandos, sentencias judiciales contaminadas, abuso de recursos públicos, enriquecimiento ilícito, compra de votos, etcétera. Bregar ante un fraudulento proceso eleccionario, se repite cada cuatro años, es con el interés supremo de alcanzar el poder.

Tomar en consideración que la población votante no son de nadie; fluctúan de acuerdo con sus intereses, trampas electorales y el grado de intoxicación publicitaria. Hoy puede favorecer, mañana votan contrario. Una dinámica que caracteriza al sistema democrático capitalista y hay que tenerla en cuenta para no morir en el intento. ¡Vamos por más democracia, de nuevo tipo!

Por último, para conseguir el éxito en democracia no se debe colocar la carreta delante del buey, ni intentar correr, si apenas empieza a gatear. Hay más, tampoco volverse locos al llegar, vía electoral, al poder político, violentando los principios cardinales de una democracia incipiente, en pañales de niños. Se ha comprobado que los revolucionarios pueden dirigir esta etapa histórica de transición democrática con razón, con ventaja y sin sobrepasarse. 

Próxima entrega: "Izquierda, alianza y la derecha".

Fortune Modeste V.

El vacío de teoría

Por Rafael Chaljub Mejìa

Cualquiera dice que aquí se hace una política sin sustancia teórica ni doctrinaria, sin debate de ideas fundamentales ni programáticas. Una política de chiripeo y motoconcho.

Mal que bien, pero el debate político era otra cosa. La izquierda debatía tesis y doctrinas, dividida siempre, pero cada agrupación defendía sus posiciones. Ya sabemos los defectos de las copias mecánicas de la experiencia extraña, el culto ciego a la doctrina y otros vicios. Pero se estudiaba y se debatía.

Maximiliano Gómez planteó sus concepciones y aunque todo aquello estaba en proceso de elaboración, todos sabíamos que él y su partido eran portadores de determinados planteamientos.

Había una numerosa intelectualidad progresista, que investigaba y escribía sus conclusiones. Hubo una polémica interesante en torno al carácter de la revolución dominicana, unos partidarios del socialismo al instante y otros, de llegar al socialismo a través de la revolución democrática y nacional.

Cuando el Partido Comunista Dominicano respaldó las leyes agrarias del Balaguer de los doce años, argumentó aquel paso y hubo que debatir con ellos.

Juan Bosch elaboró una tesis que abandonó poco después, pero la lanzó al ruedo y se discutió en torno a ella, la de la dictadura con respaldo popular. Luego, bajo la égida del doctor Peña Gómez, los perredeístas se asociaron a una doctrina internacional, la social democracia.

Jacobo Majluta, que no era muy dado a teorizar, escribió y publicó su libro La Ideología de la Eficiencia.

Hoy, con con muy pocas excepciones, los líderes y las organizaciones políticas discuten los problemas del día a día, debaten el hecho, pero sin análisis que lo trasciendan. Sin diferencias doctrinarias ni argumentos basados en principios doctrinarios.

De la antigua intelectualidad de izquierda ya quedan pocos leales a sus ideas. Y, hoy, con tanta información al alcance, no se ven los jóvenes reemplazos que logren superarlos.

No, al retorno al dogmatismo y al culto a la palabrería, que afectó a muchos en otros tiempos

Pero aquella consigna de: Volver a los Clásicos, parece de nuevo cobrar vigencia. Porque son los líderes más lúcidos del movimiento de izquierda, los que deben sentirse principalmente emplazados a hacer el aporte a la elevación de la calidad del debate.

Tamaño compromiso. Un paso práctico vale más que una docena de programas, dijo un genio, pero otro genio de la teoría y de la práctica, sentenció tajantemente que sin teoría revolucionaria, no hay movimiento revolucionario.

https://eldia.com.do/un-vacio-de-teoria/

Rafael Chaljub Mejía