sábado, 20 de febrero de 2021

¿REVOLUCIÓN SOCIALISTA O ETAPA DEMOCRÁTICA BURGUESA?

 Por Fortune Modeste Valerio

“La clase de aquellos que no tiene nada pero no trabajan no es capaz de derribar a los explotadores. Solo la clase proletaria, mantiene a toda la sociedad, tiene la capacidad para llevar a cabo la revolución social”. Vladimir I. Lenin.

Revolución socialista

El gran dilema, por décadas, de los revolucionarios, es determinar el carácter de la revolución. Los que identifican correctamente las contradicciones económicas, políticas y sociales, principales y secundarias, van en coche. Pero además, el nivel de desarrollo de la sociedad debe ser comprendida, en su justa dimensión, para poder actuar en forma objetiva. 

El nivel de desarrollo de la sociedad, en todos los ordenes, es fundamental para determinar dentro de su formación social el grado de crecimiento y fortaleza de sus relaciones de producción, de sus fuerzas productivas. El capitalismo debe llegar al clímax de su evolución, creando de esa forma las condiciones tangibles para su reemplazo. 

Reemplazarlo, con el socialismo, no es tarea fácil. El proletariado tiene que existir en cantidad y calidad; con conciencia de clase y política. Tener su propio partido político, no importa como se le nombre, y, sobre todo, dominar los fundamentos de las teorías Marxistas Leninistas. Al aplicarlos se debe ser creador, y no copiarlo al pie de la letra; se enriquecen al entrelazarse con la realidad dominicana. 

Carlos Marx, junto a Federico Engels son Padres de Socialismo y Comunismo Científico, nos enseña lo siguiente en su libro, Las luchas de Clases en Francia, 1948-1950: ”El desarrollo del proletariado industrial está condicionado, en general, al desarrollo de la burguesía industrial. Bajo la dominación de esta, adquiere aquel una existencia en escala nacional que puede elevar su revolución a revolución nacional; crea los medios de producción, que han de convertirse en otros tantos medios para su emancipación”. 

Y es que la clase social que sepultó el feudalismo nació de su propio vientre: la burguesía, pero no cualquiera. Como nace en el seno del capitalismo, su sepulturero: el proletariado. El curso de la historia no se detiene; y, tarde o temprano, el capital sucumbirá frente al trabajo. 

Para derrotar a los explotadores se necesita el destacamento de vanguardia del proletariado. Que dirija su accionar político e ideológico, para llegar al eslabón más débil del capital, expresa, Lenin, para darle el golpe de gracia. Unificando a todo el pueblo para llevar la lucha hasta sepultarla en el cementerio de la historia. 

El capitalismo llega al país en forma anómala. No siguió el curso histórico que le dio su nacimiento en la humanidad. De ahí que tenemos una sociedad con profundo niveles de atraso en los órdenes económicos, políticos y sociales. Su dependencia al poder extranjero es la desgracia, entre otras cosas, que impide su desarrollo. ¡Hay que desconectarse de esa atadura maldita! 

La contradicción principal, en el país, no es entre burguesía y el proletariado. El obrero industrial, todavía, es insuficiente e indiferente; sin conciencia de clase ni política. La burguesía en su alianza con sectores oligárquicos imponen las reglas del juego. Beneficiando a las fracciones burguesa financiera y comercial, relegando a un segundo plano, la industrialización. 

El movimiento sindical atraviesa por una de sus peores épocas, por la ofensiva de clase de los empresarios y los resortes del Estado para cercenar la democracia, y en particular los derechos adquiridos, que benefician a los trabajadores, consagrados en la Constitución de la República. Una aristocracia sindical mantiene secuestrada el sector laboral para bailotear con los patronos, el gobierno de turno y los partidos que se alternan el pode. 

La sociedad capitalista tiene que conseguir su alto grado de desarrollo productivo y científico, para ser reemplazado por el socialismo y comunismo. Sin embargo, ni aún así, si no cuenta con las condiciones objetivas y subjetivas favorables, al proletariado y su partido, podrá ser sustituido. 

Países que han alcanzado su liberación nacional abren sus sociedades a la producción capitalista para dinamizar e innovar el ciclo económico del mercado. Porque las etapas históricas, llegar al socialismo y comunismo, deben ser completadas hasta lograr extraer todo lo provechoso del viejo sistema, capitalismo. 

Próximo: “Etapa democrática burguesa”.



LOS SESENTA AÑOS DE LA IZQUIERDA ACTUAL

Por Rafael Chaljub Mejía

Aunque tiene sus antecedentes en los movimientos de la resistencia antitrujillista de los años cuarenta del siglo pasado, puede decirse que la izquierda dominicana del presente tuvo su nacimiento en la fundación del Movimiento Revolucionario Clandestino Catorce de Junio, el diez de enero de 1960.

La represión y el crimen destruyeron los grupos de los años cuarenta, pese al derroche de coraje de los hombres y mujeres de esa época.

En junio de 1959 vino la expedición heroica de Constanza, Maimón y Estero Hondo y bajo el estímulo de ese acontecimiento, lo más digno y consciente de la juventud dominicana, con Minerva Mirabal y Manolo Tavárez a la cabeza, organizó los núcleos dispersos de la resistencia y en la fecha y con el nombre señalados más arriba, se fundó el movimiento que marcó el nacimiento de la izquierda contemporánea.

Desde entonces la izquierda ha dejado huellas imborrables en el proceso político del país y la experiencia histórica que ha acumulado en ese largo trayecto es uno de sus más preciosos patrimonios. Aunque por lo general, gran parte de esa misma izquierda parece no darse cuenta.

Qué tiene esa corriente política que a pesar de todo ha logrado mantenerse, aún en las difíciles condiciones de debilidad del presente. No hay conquista progresista que el aporte del movimiento de izquierda no haya contribuido a lograrla.

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Por cuáles causas los frutos de sus luchas pocas veces van a parar a la canasta de la propia izquierda sino a la ajena.

Uno de sus pecados originales fue precisamente ese, nació con vocación de protesta pero sin vocación de poder, es la explicación que he adelantado como resultado de mis largas reflexiones. El pecado original de la división, es también tema que da mucho de qué hablar.

Como este es el año del sesenta aniversario, año jubilar para el movimiento de izquierda, yo lo saludo y lo felicito. No callaré mi crítica a los errores, tampoco me excuso y asumo como militante, la responsabilidad que me toque.

Y como he sido parte de ella a lo largo de todo ese recorrido, uno a mi felicitación a la izquierda, la esperanza de que, cuando la pandemia pase, hagamos un evento serio y, sin disolvernos en lamentaciones, tratemos de respondernos, con espíritu revolucionario, muchas preguntas que necesitan respuestas.

PD: A veces es pertinente volver sobre lo mismo.

Fuente: Los sesenta años de la izquierda actual | El Día (eldia.com.do)