sábado, 24 de abril de 2021

MIS "ÚLTIMOS TIROS" POR LA REVOLUCIÓN: ¡QUÉ SIGA EL "BULLYING"!

Por Fortune Modeste Valerio 

Cuando regresé a mi país, República Dominicana, después de permanecer un tiempo fuera, manifesté que lo hacía porque quería tirar mis últimos tiros a favor de la revolución. Previo a mi llegada, lo conversé con mi entorno, y solo podía escuchar, «este hombre está loco, él no sabe que ya eso pasó». 

 Ya en el patio, las risas y las burlas, no se hicieron esperar. Hasta ahí no hay problemas. Lo que duele es que el "bullying", como dicen ahora, lo realizaron los que compartieron la lucha contra los criminales 12 años de los gobiernos presididos por el doctor Balaguer. Que no era un trabajo político, paja de coco, tranquilo, y muy peligroso.

Quedé estupefacto al observar con la vehemencia que lo hacían. Cuanta desfachatez, carajo. Aunque estuvieran en su derecho de haber cambiado su forma de pensar y actuar, debieron guardar la compostura, caramba. Un hombre acabado de llegar de los países y encontrarse con un coro que quiera tumbar los ánimos, no es fácil. 

Gracias a Dios y a la Virgen que chocaron con un muro de contención, ideológico y político, preparado para resistir cualquier golpe, por más fuerte que sea. Su supuesta fortaleza fue diezmada por el capitalismo. La mía, por el contrario, que viví en las entrañas del monstruo, se fortaleció en el transcurrir del duro batallar por la vida. 

Cada quien tiene la libertad de escoger el camino que mejor le convenga. Eso es inevitable.

Lo comprendo perfectamente. La lucha contra el capitalismo no es un flay al cátcher. El enemigo de clase te dispara con todas sus armas; si no puede con una, intenta capturarte con la otra. El ser humano es muy proclive caer en las tentaciones de la supuesta buena vida del capital. 

El revolucionario y comunista, nace en el capitalismo, siendo influenciado por él desde el vientre de su madre. Un bombardeo ideológico que no cesa hasta desaparecer físicamente.. Porque es una guerra sin cuartel, de vida o muerte. Muchos se han quedado en el camino, disfrazando su presencia.

Las convicciones políticas e ideológicas hay que alimentarla diariamente con el trabajo práctico y teórico; para que no se oxiden. No quedarse en el marco de las ideas sin llegar al fondo de la cuestión. Observar los resultados de la labor realizada, para enriquecerlos con los ajustes que amerite los mismos. Jamás quedar satisfecho, si hay tareas pendientes.

La revolución es tarea diaria, a cada instante y en cualquier circunstancia. No hay tiempo que perder. Pero hacer el trabajo con conciencia, bien planificado, y con dirección. Todo tiene un objetivo y actividades, cumplirla al pie de la letra, enriqueciéndola en forma creadora.

En cualquier pausa, debilidad, el capitalismo te atrapa. Es una lucha intensa que no han comprendido los revolucionarios y comunistas dominicanos, que se creen que todo es lanzar consignas y discursos obsoletos. Por eso muchos han caído en los brazos del capital, y lo exhiben en forma descarada. Una manera de atraer a los débiles de espíritu y de firmeza.

Pues, conmigo, se guayaron. Aquí no hay vuelta atrás. Revolución o muerte. ¡Qué siga el "bullying"! 



¡APRENDAMOS DE ABRIL DE 1965!

Por Francis Santana 

La guerra de abril de 1965 nos dejó enseñanzas que debemos tener muy presentes en todo momento.

Nos enseñó que la lucha armada es un método de lucha al que debemos estar prestos a recurrir en caso de cualquier ocupación  extranjera, aunque en la presente coyuntura los métodos de lucha no violentos son los principales.

Que el imperialismo de los EEUU de Norteamérica es el enemigo principal de nuestra nación y de toda la humanidad en la actualidad.

Abril del  '65 puso en evidencia una vez más, (ya eso había  ocurrido en la Guerra Restauradora de 1863-65) que el pueblo en armas y en estrecha unidad con sectores militares patrióticos son capaces de enfrentar y derrotar a las clases reaccionarias nativas  y de  enfrentar con elevada dignidad toma intromisión foránea.

La guerra civil y posteriormente patriótica de abril de 1965, demostró, que en nuestro país existe una clase social oligárquica de grandes empresarios y terratenientes que junto a la cúpula de la iglesia católica y la alta jerarquía militar son aliados y serviles  incondicionales al dominio que ejerce el imperialismo y sus empresas en nuestro país.

Abril nos enseñó que  el poder de las clases reaccionarias locales puede ser derrotado en la medida que el pueblo en masa tome las calles y las armas.

Eso quedó más que evidenciado cuando en solo cuatro días de combates fueron aplastadas y desmoralizadas las tropas de San Isidro  y de la Policía Nacional; las que se salvaron de una derrota aplastante y definitiva por  invasión de los marines yankis.

En abril de 1965 se puso de manifiesto también,  algo que ya se venía repitiendo en nuestra historia: la participación de un sector militar a favor de la lucha patriótica.

Eso  ya había sucedido en 1844, I863, en el 1916 e incluso durante la dictadura trujillista.

Son inmensas las enseñanzas de abril de 1965: la participación militante de las mujeres, de la juventud, de gente de todas las edades, civiles y militares, intelectuales, trabajadores de la cultura y artistas, de gente del pueblo pobre de los barrios humildes y de clase media, obreros, campesinos y provincianos que vinieron a la capital a pelear por su patria, choferes, trabajadoras sexuales, homosexuales... la de abril fue una guerra del pueblo, de ahí su poder y contundencia.

Abril nos enseña, que para coronar victoriosa la revolución popular y de liberación nacional tenemos que construir la más amplia unidad en la diversidad del campo popular y patriótico. 

Abril demostró que los auténticos liderazgos se construyen al fragor de las grandes luchas, no en las comparecencias en los medios de comunicación, en las campañas electorales o en las redes sociales.

El glorioso  Coronel Caamaño, el más extraordinario líder antiimperialista dominicano del siglo pasado surge de las entrañas de la epopeya de abril, porque junto a su pueblo fue capaz de interpretar los justos  anhelos de democracia e independencia de la patria y de bienestar de las mayorías nacionales.

¡Aprendamos de abril!

Francis Santana