lunes, 20 de julio de 2020

A MI AMIGO, HERMANO Y COMPAÑERO, VÍCTOR VÍCTOR (VITICO)

Por: José E. Oviedo Landestoy (El Gordo Oviedo)


Cuéntanos, a todos los que aprendimos a quererte por tanto tiempo y que hoy te decimos hasta luego, dónde encontraste la magia inspiradora de la belleza, de la alegría y el compromiso de tus canciones.
Dinos, dónde aprendiste a conjugar, en el trayecto siempre joven de tus siete décadas de vida, la humildad, la coherencia y la honestidad que marcaron tu trato con los demás.
Explícanos el secreto de tu pasión inextinguible, por esa mujer del noveno cielo, que compartió tus penas y tus glorias, te regaló dos hijos y un montón de detalles llenos de cariño, dulces advertencias y cuidados, de esos que agradecemos hasta en el último suspiro.
Revélanos de tus recuerdos los preferidos, haznos cómplices silentes de tus andanzas por los patios y las esquinas del mundo e invítanos a escuchar un son y una bachata para seguir bailando contigo.
Recuérdate, que no se te olvide, los almuerzos especiales de los martes donde el Gordo y Soraya, no faltes a la cita gastronómica de los jueves donde Yumaila y Roberto, posiblemente volvamos a desayunar, los domingos, en Buen Provecho o en Cappuccino, y te aviso que Lucía 203, ya tiene casi listo la puesta en escena de tu próximo concierto.
Prepárate para seguir presente entre nosotros porque como nos dice Benedetti: *“Creemos en la gente y somos militantes de la vida, y no podemos, y no queremos que la canción se haga cenizas”.*
*¡Te queremos mucho, Vitico!*
Santo Domingo, D. N.
19 de julio de 2020



DICE ISABEL ALLENDE CON RESPECTO A LA PANDEMIA


"Desde que murió hija Paula (mi hija), hace 27 años, he perdido el miedo a la muerte.
Primero, porque la vi morir en mis brazos, y me di cuenta de que la muerte es como el nacimiento, es una transición, un umbral, y le perdí el miedo en lo personal. Ahora, si me agarra el virus, pertenezco a la población más vulnerable, la gente mayor, tengo 77 años y sé que si me contagio voy a morir. Entonces la posibilidad de la muerte se presenta muy clara para mí en este momento, la veo con curiosidad y sin ningún temor.
Lo que la pandemia me ha enseñado es a soltar cosas, a darme cuenta de lo poco que necesito. No necesito comprar, no necesito más ropa, no necesito ir a ninguna parte, ni viajar. Me parece que tengo demasiado. Veo a mi alrededor y me digo para qué todo esto. Para qué necesito más de dos platos. Después, darme cuenta de quiénes son los verdaderos amigos y la gente con la que quiero estar.
¿Qué crees que la pandemia nos enseña a todos? Nos está enseñando prioridades y nos está mostrando una realidad. La realidad de la desigualdad. De cómo unas personas pasan la pandemia en un yate en el Caribe, y otra gente está pasando hambre.
También nos ha enseñado que somos una sola familia. Lo que le pasa a un ser humano en Wuhan, le pasa al planeta, nos pasa a todos. No hay esta idea tribal de que estamos separados del grupo y que podemos defender al grupo mientras el resto de la gente se friega. No hay murallas, no hay paredes que puedan separar a la gente.
Los creadores, los artistas, los científicos, todos los jóvenes, muchísimas mujeres, se están planteando una nueva normalidad. No quieren volver a lo que era normal. Se están planteando qué mundo queremos . Esa es la pregunta más importante de este momento. Ese sueño de un mundo diferente: para allá tenemos que ir.
Y reflexiono: Me di cuenta en algún momento de que uno viene al mundo a perderlo todo. Mientras más uno vive, más pierde. Vas perdiendo primero a tus padres, a gente a veces muy querida a tu alrededor, tus mascotas, los lugares y tus propias facultades también. No se puede vivir con temor, porque te hace imaginar lo que todavía no ha pasado y sufres el doble. Hay que relajarse un poco, tratar de gozar lo que tenemos y vivir en el presente".