martes, 30 de junio de 2020

EL 5 DE JULIO: EL QUE GANÓ, GANÓ Y EL PLD SERÁ DERROTADO

Por: Francis Santana


Hay quienes creen que en el país se podría crear una situación de crisis política y de poder, a raíz de los resultados de las próximas elecciones del domingo 5 de julio.
Esa posibilidad no se puede descartar de manera absoluta; pero no es la tendencia principal de la presente coyuntura política.
El próximo domingo serán celebradas elecciones presidenciales, vice-presidenciales y congresuales en las que se enfrentan con mayores posibilidades, dos fuerzas políticas que en lo fundamental representan similares interés de clase, el mismo modelo neoliberal y que frente a los EEUU tienen posiciones comunes en esencia.
Los temores que existen respecto a una posible crisis post-electoral, no es que sean absurdos, no es que carezcan de algunas razones; pero debemos entender que la oligarquía criolla y el imperialismo, saben perfectamente que cualquiera de los dos partidos (el PRM o el PLD) que resultare victorioso, no ponen en riesgo sus intereses ni en lo más mínimo.
Y ninguna de las dos fuerzas políticas antes referidas está en capacidad para crear una situación de crisis de grandes proporciones por no estar de acuerdo con los resultados electorales, ya que las clases dominantes nativas y el imperialismo, que son el soporte real del poder político, económico y militar del país, no se van a embarcar en una aventura de esa magnitud que pueda generar una sutuación de impredecibles consecuencias.
En las elecciones del 5 de julio: el que ganó, ganó y cualquier pataleo con razón o sin ella, en lo que puede concluir no es más que en una componenda y repartidera entre los contendores principales.
Considero que el PLD será derrotado en primera o en segunda vuelta y tendrá que entregar el gobierno y que además, no podrá usar todo el control que tiene de los resortes principales del poder para tratar de imponerse, porque la sociedad mayoritariamente se lo impediría y porque el núcleo duro de las clases dominantes nativas y extranjeras (repito) no pondría en riesgo sus intereses por situarse del lado de una fuerza en irreversible declive.
Aunque en política es muy difícil pronosticar resultados exactos, (porque la política no es la matemática) entiendo que el próximo 16 de agosto el PLD será sacado del Palacio Nacional, que no tendrá mayoría en el Congreso y que a partir de ese momento iniciará la etapa más crítica y difícil de su vida política, acosados y acusados sus principales dirigentes por un pueblo que exigirá en las calles y plazas: cárcel para los corruptos y recuperación de lo robado, entre otras demandas.
Por su parte, a las fuerzas progresistas y revolucionarias les corresponde en la nueva situación política que se creará con la salida del PLD del poder, recomponer sus fuerzas, continuar acompañando al pueblo en las nuevas luchas, construir un poderoso bloque político y social y atreverse a avanzar de manera firme y sostenida hacia el poder.
Un poder para instaurar un gobierno verdaderamente democrático y patriótico en el que participe la más amplia diversidad de lo mejor de la sociedad dominicana y que garantice el respeto a la soberanía nacional e inicie un proceso indetenible y a profundidad de un auténtico progreso y bienestar de las mayorías nacionales, históricamente explotadas, empobrecidas y marginadas.
Un luminoso porvenir se le presenta al campo popular y revolucionario dominicano si es capaz de unirse superando todas sus desviaciones sectarias y vanguardistas.