martes, 14 de septiembre de 2021

¿DOLARIZAR LA ECONOMÍA DOMINICANA?

Por Manuel Salazar

De hecho la economía dominicana tiene el dólar como referencia fundamental casi para todas las transacciones. Si alguien pone en venta una propiedad, o hace algún préstamo informal a alguna persona, los cotiza en dólares en busca de mantener su valor.

La política monetaria y crediticia oficial procura una determinada cotización del peso/dólar, en busca de garantizar la competitividad del turismo y las exportaciones nacionales. Cuál será la tasa de cotización del dólar es una preocupación de las autoridades monetarias, valga decir del modelo económico vigente en el país.

El dólar es una referencia fundamental en la economía dominicana.

Pero hace cierto tiempo, poco más se 10 años atrás, algunas personas plantearon la perspectiva de convertir el dólar en la moneda de curso legal en el país, en sustitución del peso dominicano; es decir, que sea el dólar y no el peso dominicano la unidad de cuenta y referente de precios, el medio de pagos y depósito de valor en el país .

Algo como lo que hizo Ecuador y El Salvador, por ejemplos.

Ahora el economista Victor Canto plantea una modalidad de dolarización. Al respecto, algunas cuestiones.

1.- Desde el punto de vista político/ cultural, el peso dominicano es expresión de identidad y soberanía nacionales. Es más que una moneda.

2.- El dólar es la moneda de los Estados Unidos de Norteamérica, y, caso de que se la asuma como moneda nacional, o alguna forma que reduzca el peso a la nada, se estaría atando parte de la identidad y soberanía nacionales a esa potencia imperialista; a la que de hecho, ya hay bastante atadura.

3.- Para poder mantener reservas de dólares en la Reserva Federal norteamericana y darle soporte al dólar como la moneda de curso legal, el país tendría que producir muchos dólares.

Para eso tendría que exportar más.

¿Qué y cuánto exportaría? Es una pregunta necesaria, especialmente en un momento en que la exportación de oro, en manos extranjeras, es el principal componente de las exportaciones consideradas nacionales.

El 60% de las exportaciones del país proviene de zonas francas, y estas no son nacionales; y del restante 40%, las más son de oro.

La sobreexplotación de la clase trabajadora sería una necesidad para mantener la competitividad de las exportaciones y el turismo especialmente, y obtener dólares. Más sobreexplotación.

O tendría que hipotecar, o entregar sus recursos naturales a la inversión extranjera. Hasta las montañas quedarían en riesgo.

4.- El país perdería el beneficio del "señoreaje" en la emisión que ahora tiene del peso dominicano.

5.- El país perdería la facultad de maniobrar con la política monetaria para ayudar los demás componentes de la política económica a darle un rumbo específico a la economía nacional.

Por tanto,

1.- Hay que seguir rechazando cualquier modalidad de dolarización;

2.- Hay que apuntar a un cambio de modelo económico, que desarrolle la producción y el mercado nacionales. Esta es una cuestión de soberanía nacional.

3.- Apuntar a que el peso dominicano vuelva a tener a Duarte en el centro. Es decir sea más fuerte.

Manuel Salazar

ABINADER DE RODILLAS...

Por Narciso Isa Conde

El compromiso concertado por el gobierno dominicano con el Comando Sur del Pentágono, de realizar “acciones conjuntas en el campo de la seguridad regional” y asumir “sus programas de entrenamientos”, no tiene otro significado que no sea la participación de nuestras fuerzas armadas en operaciones e invasiones militares de EEUU contra los países de Nuestra América que han emprendido la ruta de la nueva independencia.

Se trata de una decisión bochornosa, indignante e inaceptable, que tiende a convertir el Estado Dominicano y sus fuerzas militares en carne de cañón e instrumento de la agresiva y destructiva decadencia que corroe al imperialismo estadounidense.

La Administración Biden trabaja para lograr mayores aportes y un mejor despliegue de la guerra de cuarta generación, tanto con iniciativas propias como desde su activa plataforma de colombiana (que hace las veces del Israel latino-caribeño) y apelando a la colaboración de otros países de la región regidos por gobiernos dispuestos a acompañar sus terribles aventuras intervencionistas; sin desmontar los planes estructurados por su Comando Sur, ni afectar el papel de su IV Flota.

En esa ruta la República Dominicana, por su ubicación geoestratégica y la docilidad de su clase dominante-gobernante, es muy apreciada por el Pentágono, CIA, FBI y Departamento de Estado, para los planes políticos-militares de EE.UU en el Gran Caribe; sobre todo de cara a Haití, Cuba, Venezuela y Nicaragua, en cada caso teniendo presente sus particularidades.

Esto, claro está, le exige al imperio completar a la mayor brevedad posible -haciendo provecho de la pandemia COVID 19- la recolonización económica y cultural emprendida hace tres décadas, profundizando aceleradamente el endeudamiento externo oneroso, el asalto empresarial a la funciones ejecutivas, las recetas privatizadoras del patrimonio público y natural del país (vía Alianzas Público-Privadas-APP y ventas de activos estatales), la captura de las fuentes de aguas, sistema energético, puertos y aeropuertos, y muy especialmente imponiendo la desnacionalización total de los medios de comunicación, universidades y escuelas.

Pero no solo, sino que sus urgencias críticas lo inducen a pasar a una fase más directa de intervención, colaboración y complicidad militar con los países más proclives a ponerse de rodillas. A eso responde el anuncio -lanzado inmediatamente después de todo lo pactado en Florida- de que su Armada asumirá la remodelación, ampliación y gerencia del estratégico Puerto de Manzanillo; punto clave para sus agresivos planes destinados a recuperar posiciones perdidas, aplastar soberanías y controlar en mayor escala el transporte marítimo transoceánico. Una modalidad de base militar en la frontera Norte con Haití, próximo a Cuba y en el centro del Gran Caribe. (12-09-2021, Santo Domingo.

Narciso Isa Conde