Por Rafael Chaljub Mejía
El presidente Gustavo Petro ganó limpiamente las elecciones en Colombia, a golpe de pueblo, basado en una confluencia de fuerzas populares que se templaron en grandes jornadas de movilización de calle a todo lo largo y ancho del país y, superaron la campaña de confusión y de violencia de las fuerzas conservadoras, para votar por Petro.
Pero la amenaza de retroceso se mantiene. La reacción colombiana lejos de asimilar la derrota, ha vuelto por la revancha, multiplica su resistencia y, como el camino de la legalidad le fue cerrado en las urnas, ha escogido el de la sedición y el golpismo.
Por ahora, con las características del “golpe blando”, pero por las fuerzas siniestras que lo impulsan y las condiciones mismas del país, ese golpe se tornaría sangriento. En Colombia es imposible pensar siquiera en “golpe blando”.
Pero la amenaza de retroceso se mantiene. La reacción colombiana lejos de asimilar la derrota, ha vuelto por la revancha, multiplica su resistencia y, como el camino de la legalidad le fue cerrado en las urnas, ha escogido el de la sedición y el golpismo.
Por ahora, con las características del “golpe blando”, pero por las fuerzas siniestras que lo impulsan y las condiciones mismas del país, ese golpe se tornaría sangriento. En Colombia es imposible pensar siquiera en “golpe blando”.
Y Petro ha respondido. Circula en los medios de comunicación un contundente pronunciamiento suscrito por cien personalidades de peso internacional, en respaldo al presidente colombiano y en denuncia franca de los propiciadores del “golpe blando”.
En tanto, Petro puso las multitudes de nuevo en movimiento, hizo saber que él y su pueblo están despiertos, dispuestos a defender el poder legítimo y el plan de reformas de la seguridad social, la salud, la educación, la paz, y otros asuntos fundamentales para la calidad de vida de los colombianos.
Dice Petro que no usará la violencia. Muy bien en boca de un presidente responsable y juicioso. Pero, vamos Petro, no te descuides, usas el poder persuasivo del pueblo en la calle, pero recuerda que también juraste hacer cumplir la ley y para ello cuentas con la fuerza física del Estado.
Te recuerdo otra vez este antecedente histórico de mi país. Un presidente sacerdote, el padre Meriño, pasó a cuchillo a muchos conspiradores y cuando lo criticaron, respondió: “Yo tenía en mis manos la espada de la ley, vinieron contra mí y chocaron con ella”.
Fuente: https://eldia.com.do/vamos-petro-no-te-descuides/
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