Indudablemente, camarada Manuel, la izquierda, la izquierda revolucionaria deben de cambiar, adaptar el pensamiento y la acción a los nuevos tiempos. Seguir trillando ese camino de divisiones, aislamiento y creyéndose la última Coca Cola del desierto; es un grave error que pone en peligro la salud mental, incentivando las afecciones humanas; la pasta humana, el don de gente, y sobre todo, las relaciones entre compañeros, camaradas.
El comunista, verdadero revolucionario, es una persona, buena gente; agradable, sencilla y como tú dices, una deriva que debe ser apreciada, el don de gente. El dogmatismo y sectarismo, lo desnaturaliza, muchas veces por el limitado arsenal teórico. Se puede apreciar una intoxicación ideológica, por el uso inadecuado, improcedente, de tandas informaciones, a lo loco, al cerebro que ven pajaritos en el aire, y monstruos que no los dejan dormir tranquilos.
Eso tiene que ver con las condiciones de clases de sus dirigentes, militantes y simpatizantes. La ausencia de un proletariado fuerte y con conciencia de clase, provoca que la pequeña burguesía intelectual ocupe su lugar en la conducción del movimiento revolucionario. Capa social no muy confiable para el trabajo contra el capital. A pesar de tener “amplio” dominio de la teoría revolucionaria, su condición de clase pesa más que la cordillera central.
Las debilidades, los vicios y las veleidades de clases dominan el escenario. Destacándose la ausencia del pensamiento crítico al analizar los acontecimientos de fondo; y las formulaciones tácticas, coyunturales, están fuera de sus agendas. Todo esto conlleva a un estadio lamentable donde se pierde el don de gente, pobreza en la pasta humana; proliferando las afecciones humanas.
La lucha contra el sistema capitalista es algo serio que implica pertrecharse teóricamente a luz de una realidad objetiva, y no caer rendido a sus pies; siendo acariciado por las delicias monetaria del capital. La batalla ideológica es más terrible que la guerra con armas de fuego, bacterianas y biológicas. Esos come plomo y que se llenan la boca con la palabra revolución, se lo dejamos al tiempo, para ver si se mantienen como el junco, que ni los vientos tormentosos lo rompen.
A veces, uno se pregunta, camarada Manuel. ¿Dónde están los valiosos dirigentes y militantes revolucionarios de antes? No lo busque, míralo ahí, al frente de nosotros. Con sus caritas carifrescas representando a los partidos conservadores que se alternan el poder; otros, aparentando ser independiente, para meter de contrabando su abandono a la revolución.
Esa pequeña burguesía que protagonizó las más hermosas jornadas de combates y sacrificios contra la dictadura de Trujillo y la Era post trujillismo, fue sesgada en una confrontación con el Estado; desconociendo el papel dinámico de las coyunturas y la ubicación del enemigo principal. Eliminada, una parte, por las balas contrarrevolucionaria e imperialista; y la otra, navegando en un mar tormentoso de lucha de clases, donde algunos se han entregado mansito al capital.
La pequeña burguesía es revolucionaria si se mantiene apegada a la teoría marxista leninista, sin dobleces, con rigurosidad a los principios y a la ética; a los métodos de trabajo, a la disciplina, mística del partido y a la lealtad. En alerta permanente ante cualquier desliz, desviación, para evitar que todo se vaya a pique.
No soy partidario de los golpes de pecho, tampoco de introducir la basura debajo de la alfombra. Los aciertos y los errores hay que analizarlos, objetivamente, desde un punto de vista crítico y autocrítico, que nos permitan avanzar con la cabeza en alto, sin prejuicios, sin mea culpa; observando el presente y el futuro con optimismo.
La forma de hacer política ha cambiado. El avance y desarrollo de la ciencia y la tecnología, lo ha revolucionado todo. El que no maneja estos "aparaticos" se queda atrás, se le fue la guagua. Lo mismo sucede en lo concerniente con la organización, la propaganda, la educación…, y la manera de contactar personas. No es posible vivir en un mundo tecnológico, sin saber "puyar" las teclas que te abre la puerta a un universo cada vez más moderno.
He puesto mucha atención al llamado de acercarse a la juventud, tienes toda la razón. Esos jóvenes han protagonizados, en el mundo, los acontecimientos más importantes en lo que va de siglo. Ahora, cualquier "chamaquito" tiene un doctorado o una licenciatura, un post grado; hablan dos y tres idiomas; por otro lado, la droga y la delincuencia; falta de oportunidades, la mantiene, la otra parte, sumergida en el pantano de la incertidumbre, sin esperanza. No se le puede llegar con citas, de los clásicos, agarradas por los cabellos, sin buenos y convincentes argumentos. Definitivamente, mi estimado amigo y camarada, hay que estar muy bien amueblado, con los pies en la tierra, y acompañado con una característica muy personal, el don de gente.
Seguimos…
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