miércoles, 22 de julio de 2020

YA EL PUEBLO SACÓ AL PLD DEL PODER. ¿QUÉ HACER AHORA?

 Por: Francis Santana
Las fuerzas, sectores y personas que integramos el campo popular, progresista y revolucionario, nos encontramos frente a un momento delicado y complejo, que debe ser abordado con mucho tacto e inteligencia política.
Las mayorías nacionales que echaron al PLD del poder abrigan esperanzas de que el nuevo gobierno producirá algunos cambios prometidos y otros exigidos durante décadas por el pueblo.
Tenemos que acompañar a ese pueblo a exigir que sean atendidas sus principales demandas de: cárcel para los corruptos y recuperación de los recursos robados, libertad sindical para la clase obrera, respeto y protección de nuestros recursos naturales, equidad de género, seguridad social universal, reforma agraria a profundidad a favor del bienestar de los hombres y mujeres del campo y de la soberanía alimentaria.
El pliego reivindicativo de esas luchas necesariamente tiene que incluir que se garantice la seguridad ciudadana, se enfrente con responsabilidad el narcotráfico y se respeten plenamente los derechos humanos, así como un amplio apoyo a los micro, pequeños y medianos empresarios.
De manera similar hay que levantar las banderas en defensa de elevar la calidad de la educación pública, empleos y salarios descendentes y por una mejoría sustancial de los servicios de agua, energía eléctrica, carreteras y caminos vecinales entre otras demandas sentidas por distintas comunidades urbanas y rurales.
Aunque estamos plenamente seguros de que un gobierno neoliberal como el próximo a instalarse, no llegará al poder en función de defender los intereses de los sectores que históricamente han sido pisoteados y marginados por las clases reaccionarias nativas y por la opresión extranjera; debemos estar suficientemente claros que nuestro pueblo solo puede comprender esto en medio de la lucha y conociendo de verdad al gobierno del PRM, más por sus ejecutorias, que por sus promesas de campaña.
Por eso, acompañar al pueblo en las próximas y seguras luchas en campos, plazas, fábricas y barrios constituye una cuestión determinante
para que las fuerzas del campo popular vayamos desarrollando músculos con las masas movilizadas, construyendo un liderazgo respetable al fragor de la lucha a la vez que vamos disipando ascendentemente las falsas esperanzas del pueblo en un gobierno que en nada representará sus intereses, sino los interés de la oligarquía criolla y del imperialismo de los EEUU.
Simultáneamente a ese imprescindible acompañamiento al pueblo en sus luchas, debemos procurar construir la más amplia y robusta unidad y coordinación de las organizaciones populares en los territorios, sectores y a nivel nacional para darle la capacidad y la contundencia que requiere toda lucha para ser victoriosa.
Además, estas jornadas deben tener un horizonte que trascienda lo meramente reivindicativo y por lo tanto estar guiadas por una política y una clara visión de poder por parte de las fuerzas progresistas y democráticas de la nación.
La lucha no puede ser por simples migajas, ni por algunos puestos en el congreso o en los ayuntamientos, no debe ser tampoco solo por el pan y por la tierra; tiene que conducir a las mayorías hacia la construcción del verdadero poder del pueblo. De lo contrario no pasaríamos de ser miserables remendones del actual sistema de explotación y de muerte.
Y demás está repetir, que sin una sólida unidad del campo popular y revolucionario, (sin situarse en ningún caso a la cola de las clases dominantes) será posible convertirnos en un poderoso y portentoso bloque de fuerzas progresistas y revolucionarias con reales posibilidades de alcanzar y construir el poder político.
Es más que evidente que son extraordinarios nuestros desafíos en la presente coyuntura, aún más en estos momentos de pandemia e incertidumbre; pero tenemos que atrevernos a avanzar con audacia aún en medio de la tempestad, armados del temple y del optimismo que siempre ha caracterizado a todos los revolucionarios verdaderos, de que podemos vencer...y de que venceremos.



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