Por Fortune Modeste Valerio
El primer aspecto positivo en este proceso de unidad es que se ha comprendido que sin la voluntad unitaria, el trabajo político y la fuerza orgánica, es imposible avanzar. La dispersión, confusión; y las deficiencias ideológicas y teóricas, ha hecho mucho daño al movimiento comunista, revolucionario y progresista.
Se han realizado, por décadas, innumerables intentos de unidad, con excelentes protagonistas, y todos han concluido en el más espantoso fracaso. Ha sido un tránsito muy difícil. Múltiples factores han contribuido con mantener a los revolucionarios, y comunistas dominicanos, divididos y aislados de la población; devorándose entre ellos.
¡Qué bueno, se ha comprendido la gravedad del problema! La revolución no es una palabra hueca. «Es el trabajo consciente, constante y valiente de cada uno de nosotros». No cae del cielo; tampoco, se realiza sola y sin dirección. Si no se erradica la falta de voluntad unitaria y la dispersión; y las descalificaciones alegres, seguiremos perdiendo el tiempo, arando en el mar de las lamentaciones.
Los comunistas deben asimilar el proceso en curso para ir dando los pasos en su unificación en un destacamento de vanguardia. Son los más indicados para impulsar un amplio ambiente de unidad entre las fuerzas revolucionarias, progresistas y democráticas. Una forma de aglutinar al pueblo en una alternativa política que compita por el poder.
No hay duda, la unidad avanza de manera indetenible. Y hay que darle forma y contenido. No desperdiciar el momento con pendejadas, infantilismo de izquierda, y, muchos menos, con mediocridades. La humildad, la solidaridad y la camaradería, deben guiar cada encuentro que se realice, vernos las caras, para materializar tan anhelado deseo de unidad y lucha.
Es la única forma de aprovechar el nuevo ambiente creado, con la derrota electoral del PLD y al ascenso al poder del presidente Luis Abinader y el PRM. Sin entrar en polémicas, no deseando introducirlas debajo de la alfombra, innecesarias, existe diferenciación entre ambos gobiernos, se nota a legua, aunque su esencia de clase es la misma. Y a eso hay que sacarle provecho en todos los terrenos, para acumular fuerza, y avanzar.
Se han creado organismos unitarios en varios lugares del país. Se continúan las conversaciones entre comunistas, revolucionarios y progresistas. Se trabaja en materializar un proyecto unificado que pueda insertarse en la vida pública nacional, presentando soluciones a los graves problemas económicos, políticos y sociales; y participar en los debates que garanticen derechos civiles y políticos; profundizar el proceso democrático.
La unidad es empujada de abajo hacia arriba. Los revolucionarios y comunistas sin militancia partidaria, haciendo su trabajo. La base organizada, sin pensarlo dos veces, marchan unidos en las comunidades y en los frentes de masas. Se necesita afinar la puntería para dar en el blanco en el momento apropiado. Para eso se requiere el estímulo de los dirigentes nacionales que aprueben, con sus presencias y orientaciones, los pasos unitarios realizados.
Si se quiere ser
alternativa política, la unidad ayuda en ese sentido. En los actuales momentos
no existe el empuje para impactar positivamente en la sociedad. La dispersión,
cada quien por su lado, los discursos superficiales, las consignas equivocadas,
dan males señales a la población. Hay que recapacitar a tiempo, para ir
avanzando en el complicado camino de la revolución.
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