Por Manuel Salazar
Me enteré hoy de la muerte de un amigo, Dioni Cabrera, de Navarrete.
Ya fue sepultado.
Lamento su partida, y no haberlo acompañado al lugar donde estará para siempre.
Me enteré a través del compañero Juan Gómez, dirigente de Fuerza de la Revolución.
Estoy seguro que camaradas como Aquiles Castro, Roberto Sánchez, y compañeros de otras tendencias como Onofre Rojas, Andrés Santana, Bienvenido Mejia, Nicolás Cruz González, Chio Villalona, entre muchos otros, habríamos llegado puntuales a presentarle nuestro respeto.
Dioni no hizo parte de nuestro grupo estudiantil, el FEFLAS; más bien fue un competidor.
Él fue de FELABEL.
Pero un competidor que se ganó nuestro cariño y respeto. Porque siempre plantó su posición con altura y respeto.
Como Jesús Adón, Dioni siempre tuvo una sonrisa en su rostro. Si como decía Tolstoi, "el rostro es el espejo del alma"; esa sonrisa decía cómo era de cristalina la humanidad de Dioni Cabrera.
Tengo fresca su imagen, muy parecida a la de Wilfrido Vargas, con su afro de joven. Pero más tengo presente su militancia y su manera decente y correcta de tratarse con los demás, incluso con quienes fuimos competidores.
Le hago un homenaje al militante, y al ser humano decente. Cuando lo conocí, Dioni Cabrera era un activo militante, y un monumento de la decencia.
Por encima de las diferencias.
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