miércoles, 12 de octubre de 2022

Cada 12 de octubre y siempre, recordamos a Cristóbal Colón

Por Francis Santana 


El día 12 octubre del año 1492, arribó a tierras de nuestro continente, que luego los conquistadores llamarían América, un grupo de navegantes financiados por la corona española, encabezados por un aventurero y marinero genovés llamado Cristóbal Colón.

Tenían como misión buscar una nueva ruta de España hacia Las Indias en el oriente del planeta, para conseguir especias y otros productos, de consumo regular por los habitantes españoles.

Pero Cristóbal Colón, que se había vendido como un experto navegante para conseguir el financiamiento de su empresa, no llegó a Las Indias orientales; donde terminó perdido como una cabra loca y sin horizonte, fue a nuestras tierras, llamándoles indios a sus habitantes.

El 5 de diciembre del año 1493 regresa Colón desde España junto a sus expedicionarios en su segundo viaje y llega a una isla, cuyos aborígenes llamaban Quisqueya, Babeque o Haití
A partir de esa fecha fatídica, la gente de este lugar del planeta empezó a sufrir los estragos de un terrible proceso de colonización, cuando Colón, al mando de un contingente armado de arcabuces, sables, perros, caballos y con La Biblia, impuso un régimen de horca y cuchillo, contra una población indefensa que hasta entonces vivía en paz, disfrutando de una exuberante naturaleza y de su riqueza cultural.

Con la llegada de Cristóbal Colón en nombre de la corona española, empieza un viacrucis sangriento y de espanto, en el que los indígenas (y posteriormente los esclavos africanos) fueron sometidos al más salvaje régimen de explotación.

El propio Colón, en una búsqueda insaciable de oro y otras riquezas, se puso al frente de la barbarie, ordenando asesinatos masivos, torturas, decapitaciones, lanzándoles hombres, mujeres y niños indígenas a los perros para alimentarlos, cercenamiento de narices y orejas a quienes huían de las plantaciones y las minas que establecieron, degollamientos de niños arrancados de los brazos de sus madres, asesinatos de mujeres embarazadas, encarcelamientos y hambrunas indescriptibles.

Y cuando el oro y otros productos que debían enviarle a la corona no alcanzaba la cuota establecida, Colón y el poder colonial la completaban mandando nativos para ser vendidos como esclavos.

Eran tan insoportables los sufrimientos a que Colón y el poder colonial sometían los habitantes originarios en esta isla, que estos llegaron a reunirse en grupos para suicidarse colectivamente para no continuar padeciendo tanta brutalidad y abusos. Es decir, que preferían quitarse ellos mismos la vida, antes que seguir viviendo bajo ese estado de terror.

Fue tan brutal y desgarrador el tratamiento de Colón y la corona española a los nativos, que estos fueron totalmente exterminados.

Por esos hechos y por muchos más, todos los días 12 de octubre debemos recordar a Cristóbal Colón, como el primer genocida que hizo correr ríos de sangre de los primeros habitantes conocidos hasta hoy en nuestra isla.

Nunca olvidemos a Cristóbal Colón; no por las calles que llevan su nombre en casi todos los pueblos del país, sino por sus crímenes abominables.

Recordemos a Cristóbal Colón y también al sanguinario Nicolás de Ovando, no por las estatuas en parques y plazas erigidas en su honor; ni por las mentiras contenidas en los textos escolares, sino por la perversidad que caracterizó sus actos en estas tierras, pero donde también fueron enfrentados y posteriormente derrotados, en la gloriosa Guerra Restauradora de 1863-1865.

Y recordemos a Colón y a sus amos del imperio español, no con la óptica de los entreguistas y lacayos que siempre han vivido rindiéndole pleitesía a los poderes extranjeros y cantándole loas, porque al igual que ellos, han sido y son, cómplices y beneficiarios del saqueo de nuestras riquezas y responsables también de los grandes sufrimientos de nuestro pueblo.

Oportuno es el día 12 de octubre para rendirle tributo de respeto y admiración al ejemplo de grandeza de nuestros aborígenes y de los miles de africanos que supieron levantarse en armas contra la esclavitud y contra toda clase de opresión; al tiempo de sugerirle al movimiento democrático y revolucionario del país, poner en marcha en todo el territorio nacional, un amplio movimiento cultural que saque a flote las grandes verdades de nuestra historia para que figurillas nauseabundas como la de Cristóbal Colón pasen definitivamente al zafacón de la historia.

Francis Santana

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