sábado, 11 de julio de 2020

JUAN BOSCH: NI BORRÓN NI FLOTADOR, TAMPOCO TRINCHERA. (1-3) (BORRÓN Y CUENTA NUEVA)

Por: Fidel Soto



El año pasado la periodista Margarita Cordero publicó un libro en el que afirmó lo siguiente:

“... nuestro Gólgota no lo sería un campamento militar infestado de esa lacra lumpen, que después, sabríamos, comenzó a conspirar sumisa bajo la tutela de un grupo de papi y mami, tutumpotes sobrevivientes del naufragio trujillista gracias al flotador que le lanzara un gobierno que a los siete meses de instalado volaría por los aires con la gracilidad inocua de una pompa de jabón”.

Siguiendo ese estilo y una determinada finalidad, en otro párrafo expresaba:

“Mientras en el puente Duarte, decenas de miles de hombres y mujeres escribían con otro alfabeto la historia que les pertenecía solo a ellos, con Bosch sin poder retornar de Puerto Rico, su "trinchera del honor", y con los principales líderes civiles cobijados bajo el ala diplomática de Colombia y México, el pueblo decidió jugarse el todo por el todo”.

Por el amor que profesamos a la verdad histórica y por respeto a la memoria del ex presidente, nos vemos en la necesidad de rebatirle a una destacada periodista (que merece todo nuestro respeto por su historial y por su seriedad y calidad profesional), ya que, en este caso, comete el error de arremeter contra un hombre de firmeza, valor e integridad probada en todo el sentido, desde el exilio, pasando por Cayo Confites y su apresamiento el 25 de septiembre, donde escribió la famosa carta denunciando el golpe con la frase: “Los hombres pueden caer, pero los principios no”; hasta su partida de este mundo dejando una estela de dignidad.

Como muy bien el lector se dará cuenta, en las palabras anteriormente citadas hay elementos que han sido calumnias constantes contra el profesor Juan Bosch.

Esos elementos han sido esgrimidos durante mucho tiempo por los contrarios a la revolución constitucionalista, acusando a Bosch de:

Primero, aplicar un borrón y cuenta nueva. Llamado por ella “el flotador que le lanzara un gobierno” (el de Bosch); y segundo, que Bosch no quiso venir mientras se combatía en el país, y prefirió quedarse en Puerto Rico en su “trinchera del honor”.

En respuesta a esas dos acusaciones, expresamos lo siguiente:

Si algún flotador extendió el presidente Bosch fue él al pueblo dominicano para garantizarle la justicia y las libertades públicas. Hizo honor al compromiso asumido cuando dijo: “Mientras nosotros gobernemos, no perecerá la libertad”, y así fue.

Se negaron los métodos trujillistas de los asesinatos, apresamientos, las deportaciones y las torturas. Bosch no le borró nada a nadie. Ahí están vivos todavía los que pudieron viajar sin impedimentos de entradas ni salidas del país. Están en los libros y los periódicos las reseñas noticiosas de las manifestaciones del 1J4 y de las demás organizaciones de izquierda.

Y en cuanto a la “trinchera del honor”, ha quedado claro que el ex presidente era en los hechos un prisionero del poder norteamericano.

Pero tenemos que detenernos también en analizar sobre “los tutumpotes sobrevivientes del naufragio trujillista” para recordar que dicho término se lo aplicó Bosch a los sectores que organizó el Pentágono en un Frente Oligárquico conformado como gobierno a través del Consejo de Estado, cuya maquinaria fue mantenida intacta, conspirando contra el gobierno constitucional. Si se creó un flotador, el constructor es el Consejo de Estado y la Embajada, no el gobierno presidido por Bosch.

Hay acontecimientos históricos que con el tiempo se aclaran, pero hay personas que quedan entrampadas en falsos argumentos arreglados para ocultar verdades (no es el caso de Margarita Cordero); pero sí el de los manipuladores que no entienden que tarde o temprano el peso de la verdad se impone.



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