viernes, 25 de septiembre de 2020

JUAN BOSCH: ¡LA ESPERANZA! (RECORDANDO AQUEL 25 DE SEPTIEMBRE)

 Por: Fidel Soto

EL REGRESO DE BOSCH 1965

Los aciagos y difíciles días de la guerra de Abril eran a veces llenados de esperanzas cuando escuchabamos las alocuciones que desde Puerto Rico, hacía el Presidente Constitucional, Profesor Juan Bosch.

 El olor de la  pólvora combinado con el  constante estruendo de la metralla dejaba de atemorizar, cuando esa voz pausada y firme exclamaba: "Pueblo pequeño, nación débil, han asombrado al mundo. Hasta el propio Charles de Gaulle, el más grande de los héroes vivos apoya tu lucha" . Hablaba el hombre extraordinario que con argucia y fina táctica logró unificar a un sector importante de las Fuerzas Armadas, bajo la leal dirección del  coronel Fernández Domínguez y rescatar los derechos conculcados por el golpe militar perpetrados por los enemigos del pueblo dominicano. Esos discursos, unido a la férrea resistencia de soldados y civiles, constituyeron aliciente y un alto grado de esperanza ante la funesta agresión de los Estados Unidos de Norteamerica.

Transcurridos varios meses y luego de la firma de los acuerdo de paz, llega el 25 de septiembre del 1965, el líder indiscutible del pueblo dominicano (dos años después de ser derrocado). 

Convocado el pueblo a la plaza Ruben Dario. Frente al parque Eugenio María de Hostos y con un fondo de mar azul y un cálido y ardiente sol; se escucha de manera presencial la voz esplendorosa del maestro y profesor incorruptible. Su cara radiante  y blanca, bañada por el sol, se transformaba de un color rojizo contrastando con el plateado de su cabellera, mientras el azul de sus ojos parecian el reflejo del mar que nos servía de fondo.  Era el presidente, el líder que se dirigía a las multitudes que enardecida de  vibrante furor no cesaban de delirar ante la gigantesca figura del hombre extraordinario. 

Después de más de dos horas en la plaza, y de ver el abrazo de Bosch y Caamaño, llegado el momento de finalizar el multitudinario acto, las masas no querían que el líder se retirara y cuando el presidente constitucional  se dirige a la casa de su hermana Angelita, en la calle Polvorín # 7, las masas le siguen en desbordada procesión, no queriendo dejar al hombre extraordinario.Ya en la casa, tiene que salir al balcón y comenzar de nuevo a dirigir sus palabras a un pueblo hambriento que quería escuchar su voz de nuevo, en una jornada insaciable que llenará su conciencia con  las palabras y enseñanzas del maestro.

Abajo y mientras el líder iba a hablar de nuevo, se escuchaba a un conjunto de músico que con acordeón, guira y tambora entonaban  un  hermoso y rítmico merengue a Bosch y Francis Caamaño, cuyas letras expresaban el sentir de ese heroico pueblo: 

"/Aaay, si no viene Juan, no tenemos patria/ Si no viene Juan, no tenemos patria/  / Que viva Francisco, que viva Juan bo/ que viva que viva la constitución/  /Que viva, que viva la revolución /.

Bajo el grandilocuente bullicio, desde el pequeño balcón, vuelve a centellear la irreductible voz de un hombre de conciencia limpia, de indomable espíritu, que insistía en llevar esperanza a su pueblo por el que tenía tanto amor.

Encontrándome en el balcón,con mi padre ( Miguel Soto)  escuchaba de nuevo sus ardientes palabras:"Yo nunca he acusado al general Wessin, de derrocar al gobierno que yo presidí. El general Wessin es un hombre que no tenía capacidad para derrocar al gobierno. Eso fue obra de la Misión Militar Norteamericana".

Ese 25 de septiembre del 1965, fue un día de gloria y júbilo, regresó el hombre extraordinario; aclamado por su pueblo en la Zona Constitucionalista.

Fidel Soto



No hay comentarios.:

Publicar un comentario