Manuel Salazar
Para leer textos escritos nos ha sido preciso aprender las aeiou y el abecedario completo; y luego, al menos en mis tiempos de escuela primaria, maestras y maestros ponían un interés supremo en enseñar lecturas expresiva y comprensiva, es decir, a saber cómo se dice y cuál es el contenido del texto que se lee.
Para leer las coyunturas políticas, en tanto tratan de hechos y procesos sociales que ocurren, vienen, y se proyectan, en unos contextos nacionales e internacionales, las vocales y el abecedario general se dan por sobreentendidos, pero no ayudan a descifrar los fenómenos políticos y sociales.
Aunque hay muchas personas que sin saber leer, o a penas alfabetizadas, por acumulación de experiencias vividas, y comparando con intuición unas con otras, suelen colegir orientaciones apropiadas, aunque no puedan generalizar un pensamiento al respecto.
En cualquier caso, es necesario hacer una lectura de las coyunturas, porque cada una tiene sus peculiaridades, desafíos y tareas.
Para esta lectura, la ciencia política dispone de leyes y categorías de análisis, que vienen siendo los lentes mediante los cuales se pueden ver e interpretar los fenómenos políticos y sociales, y poner en relieve las contradicciones, el aspecto principal de estas, y las líneas que deben orientar la búsqueda de los propósitos que determinan el accionar de un partido o movimiento político.
Si un político no dispone de esas leyes y categorías de análisis, puede que sea un analfabeto político; así tenga título universitario.
Es lo que se dice "hacer política de oído". Como hacen música aquellos músicos empíricos que no pueden leer un pentagrama.
Y asi, la participación política resulta en un desacierto constante.
En 1962, la izquierda no hizo una lectura correcta del momento, y en consecuencia no se actuó bien. Desde luego, es excusable esa limitación, porque en ese entonces la izquierda no tenía la madurez teórico- política para hacer la lectura adecuada.
Así fue en gran medida en 1978, en 1990, y en 1994. Aunque en estas ocasiones la limitación no tiene excusa, porque el movimiento ya era senil.
En 1990 y 1994 el PCT /MIUCA presentó sus candidatos propios. Los otros grupos de izquierda dijeron lo que se dijo en 1962, "las elecciones no son la solución, el camino es la revolución".
Y es cierto. El camino era y es la revolución. Es una verdad general. Pero con la que no se responde a situaciones en las que el pueblo está cuadrado para votar en unas elecciones, y no tenemos la fuerza para imponer otro rumbo.
En 1986, era claro que " el retorno del balaguerismo" no podía ser motivo para pactar con el PRD, e igual era claro que este no era garante de ningún cambio en beneficio al país ni el pueblo.
La coyuntura demandaba un frente electoral de izquierda. Pero este no pudo ser, por elementales " diferencias de programa" que condujo a la participación de izquierda dividida. Aquí no fue que unos anduvieron "detrás de la derecha", sino que unos y otros de izquierda se atuvieron a lo propio y no quisieron unirse entre si.
No me hago el desentendido, y digo autocríticamente que mi partido se comportó como la izquierda en 1962, diciendo que "las elecciones no son la solución, no votar".
En el 2000, 2004, 2008, 2012, fueron coyunturas para que la izquierda participara en unidad, como tal. El PCT lo hizo así, en el 2000 trabajó para una candidatura unitaria de izquierda que se discutió durante meses en una MESA DE IZQUIERDA. La MESA perdió varias patas dos meses antes de las elecciones, y aún asi, el PCT /MIUCA apoyó la candidatura del PTD de aquel entonces.
En el 2004 recorrió el país con la candidatura de Ramón Almanzar, de la Nueva Alternativa; , y en el 2008 el MIUCA/PCT fue la plataforma principal de Guillermo Moreno, del entonces Voluntariado Político Ciudadano.
En el 2012, el PCT/ MIUCA planteó la unidad progresista y de izquierda, y organizó en el hotel Embajador una Cumbre de Candidatos Alternativos, a un costo de 450 mil pesos, que concluyó en un ACUERDO para escoger un candidato único mediante una Encuesta "realizada por una empresa escogida de común acuerdo por los participantes". Cuando ya se concretaba el pago de 2 millones de pesos a la GALLUP para la misma, los candidatos alternativos comenzaron a retirarse del acuerdo. Y la encuesta no se llevó a cabo.
Y no se concretó la candidatura única. Los alternativos fuimos cada uno con candidatura propia.
En las coyunturas de 2016 y 2020, el análisis de coyuntura nos puso en la necesidad de unir fuerzas para derrotar el peligro del continuismo del PLD. Esto era sólo posible en una Convergencia con el PRM. Y así lo hicimos. Lo trabajamos así de manera abierta, y de manera abierta lo concretamos. Nada fue escondido.
El 5 de julio del 2020, concluyó esa táctica. El PLD fue derrotado y en el país hay una nueva ambientación política. Este era el objetivo. No más.
En la coyuntura nueva que se conforma, el regreso del peledeísmo al poder, cualquiera que sea su formato, no es un peligro. Ni del PRM se pueden esperar los cambios políticos y sociales que se esperan desde el 14- 20 de junio de 1959.
La que se conforma, es una coyuntura como la de 1986, más o menos. Ya no se le temía a Balaguer; el PRD no era opción de cambio, porque lo mostró siendo el gobierno. Pero la izquierda no construyó la opción, y Balaguer volvió.
¿Lo recuerdan?
Todo parece indicar que se debe construir una coyuntura que demande el concurso protagónico de la izquierda y el progresismo. La movilización popular es el escenario adecuado para esa construcción.
Aquí la clave es construir escenario y opción. Construirlos, porque del uno y del otro sólo hay atisbos.
La lectura apropiada de la coyuntura, libre de lo emocional, de las actitudes fenomenales, de mesianismos, ni de plantarse en el 2024 como destino preconcebido; es un instrumento importante para esa construcción.
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