lunes, 5 de julio de 2021

ULISES Y LA CHUTA EN EL PAREDÓN EN SAN FRANCISCO DE MACORÍS EN EL 1965

Por: Fidel Soto

(Cuando un infeliz plumífero pretende ofender la dignidad de nuestros héroes, surgen hechos que demuestran el valor y la entereza de quiénes están por encima del odio y la mentira. Son bofetadas en la cara de un cobarde llamado José Báez Guerrero)

"EL HIJO DEL GENERAL LEAL"

Ulises Cerón Polanco y Bienvenido Leal Prandy ( La Chuta), cayeron el 12 de enero del 1972, junto a Amaury Germán Aristy y Virgilio Perdomo. Siete años antes en el asalto frustrado de San Francisco de Macorís estuvieron de espaldas, amarrados  frente a un paredón para ser fusilados por los guardias del CEFA, el 25 de junio de 1965.

Días antes llegaron a esa ciudad en un carro que la Chuta pidió prestado a un amigo. En el mismo llevaron varias armas a ser utilizadas en el asalto al Cuartel de la Policía y a la Fortaleza del Ejército. El asalto fue un fracaso. El ejército tomó la delantera y el factor sorpresa no pudo contar del lado de los combatientes. Pese a que reunieron más de 20 hombres y decenas de armas los guardias desataron un fuerte ataque, matando y capturando a varios, entre los que se encontraban  Virgilio Perdomo, Pasito Polanco, Ulises, La Chuta y otros más.

Los guardias iban sacando de la celda, a los presos de dos en dos para fusilarlos. Esto lo contaba Ulises estando en Cuba en el año 67, cuando se entrenaba para la guerrilla del coronel Caamaño. Expresó con lágrimas en los ojos cuando vió el fusilamientos de Pasito Polanco y dos jóvenes macorisanos.

Estas confidencias se la relató Ulises a Villa Tavárez y este último lo cuenta de esta manera: "Eran como las siete de la noche cuando cuatro militares se presentan y nos llaman a Chuta y a mí, y por la forma en que nos condujeron, no tuvimos dudas de que había llegado la hora de nuestro fusilamiento. Efectivamente, nos colocaron de espaldas a una pared mientras nos estrujaban maldiciones, nos decían malditos comunistas, su maldita madre. Ya verán. Nos esposaron las manos por detrás y nos colocaron pañuelos en la cara, mientras cuatro guardias nos apuntaban con sus fusiles, esperando únicamente la orden  de ¡fuego! Pero no temblábamos, no llorábamos, no pedíamos compasión, al contrario  nuestros labios dibujaron sonrisa de coraje, de rabia, de valor, de patriotismo". 

Así, frente a la muerte. Resignados a caer con la frente en alto, los dos héroes solo piensan en su patria y en la firmeza de enfrentar a los enemigos del pueblo, aún a costa de sus propias vidas. Sus últimos pensamientos son para la patria mancillada. Esperan con hidalguía las balas, en su cuerpo.

De pronto. Una voz contundente rompe el silencio de la noche y retumba en el oído de los guardias y el oficial que lo dirige: ¡Coño!  ¿ pero  es verdad que ustedes van a fusilar al hijo de un general ?

Era la voz de la Chuta. El jefe del paredón, mandó alto al pelotón de fusilamiento. Pidió a la Chuta que identificara a ese general, que era su papá. La Chuta, sin inmutarse y con altivez le contestó: "El general Leal, es mi padre. Está de puesto en el Este." El oficial dijo que no conocía a ese general, pero que averiguaría a más tardar mañana, y de no ser así que se prepararan para morir.

Pospusieron el fusilamiento, en lo que el oficial averiguaba, para no cargar con un problema tan grande como el de fusilar al hijo del general Leal. La suerte cayó encima de Ulises y La Chuta, el general Leal nunca iba a aparecer,  puesto que no existía; pero llegó la comisión de la OEA y se detuvieron los fusilamientos que fueron tantos que impactaron en el pueblo de San Francisco de Macorís y de todo el país.

Ulises y La Chuta se salvaron ese día trágico para las fuerzas constitucionalistas que trataban de extender la guerra contra el invasor Yankis y la reconstruida Fuerzas Armadas Dominicana.

Siete años después caerían luchando contra los mismos enemigos del 65.

¡¡¡ Todo el honor para ellos !!!



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