Por Manuel Salazar
Alianza electoral progresista con toda la izquierda, más allá de esta y solo sin partidos que han dominado el régimen político.
Debe ser mínima, pero lo suficientemente fuerte y significativa, la condicionante que una la diversidad progresista y de izquierda para construir, y presentar al electorado, una opción electoral de poder que, de entrada, sea así percibida por el pueblo politico; y como tal pueda reducir el peso muerto del clientelismo que es dominante en el sistema y proceso electoral dominicano.
1.- Que excluya de una manera taxativa a los partidos que han dominado el régimen politico, es decir, el actual y los anteriores;
2- Que asuma de manera consciente y militante un programa político y social que exprese el ideal y la voluntad de sacar el país de la trampa económica, social y política en que ha sido mantenido; y moverlo hacia delante, al progreso y la democratización general;
3.- Que incluya a ciudadanos y ciudadanas no organizados en los partidos existentes, condicionada esa participación a que no tengan vínculos con el crimen politico ni feminista; no tengan vínculos con el narcotráfico; no hayan tenido participación en actos de corrupción de recursos públicos ni privados; no asuman políticas ni prácticas discriminatorias de género, racistas ni xenófobas.
Estas condicionantes, son principios democráticos, que proporcionan un marco bastante amplio como para dar cabida a decenas de miles de personas, que es la condición para presentar una oferta electoral convincente.
Es la posibilidad de salir de la amenaza del raquitismo electoral, que se expresa en la media del 1% del electorado conquistada desde 1978.
Quienes hemos participado en, y evaluado con honestidad revolucionaria, los procesos electorales, somos conscientes de la envergadura de la tarea que es entrar electoralmente al imaginario de poder del pueblo.
Hay suficientes experiencias amargas en el país, y mucho más positivas en América Latina y otros confines del mundo, que deberían ser tomadas en cuenta, o mejor dicho, aprendidas; como para que nos propongamos la tarea electoral de incluir el currículum revolucionario y popular en la mayor dimensión posible, pero ir más allá, mucho más allá.
Hay que ir con los revolucionarios, nunca contra ellos; pero también con los demócratas, patriotas y la gente sana y honesta que quieren un buen país sin entrar en signos o calificativos políticos ni ideológicos.
Si queremos que el pueblo político nos vea como opción política de poder.
Lo contrario, sería seguir en el testimonio. Y para esto no hay que hacer el sacrificio de participar en las elecciones.
Esa unidad amplia es posible, y se puede construir con más del orfebre que del predicador de intenciones.
*El autor es secretario general del Partido Comunista del Trabajo (PCT).
Fuente: Bienvenido Scharboy | Facebook
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